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Los pacientes con diagnóstico de alguna enfermedad prevenible terminan en una gran tragedia personal y familiar, requiriendo cuidados médicos que las entidades designadas no prestan efectivamente.

viernes, 10 de diciembre de 2010

"El TLC con la Unión Europea quiebra la economía campesina y favorece la estrategia paramilitar"

ENTREVISTA A AURA RODRÍGUEZ Y HÉCTOR LEÓN MONCAYO (*)

Por: Patricia Rivas (La Radio del Sur - Rebelión)



Héctor León Moncayo es investigador del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos (ILSA), co-fundador y vocero de la Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio (RECALCA), y miembro de la ejecutiva de la Alianza Social Continental. Aura Rodríguez es economista, miembro de la Corporación Cactus (Organización de defensa de los derechos humanos) y de la Secretaría Técnica de la Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo. Ambos han visitado España con motivo del seminario internacional Contextos de aplicación de acuerdos económicos y garantías de los derechos humanos. Acuerdo Multipartes entre la Unión Europea y Colombia que se celebró en Oviedo, la capital asturiana, entre el 24 y el 26 de noviembre y contó con la presencia de Piedad Córdoba y destacados defensores de los derechos humanos y plataformas campesinas de Colombia y de activistas europeos.

Aprovechamos la invitación que nos hizo Ecologistas en Acción para preguntarles todo lo que usted siempre necesitó saber y ningún medio masivo de comunicación le contó acerca del Tratado de Libre Comercio que la Unión Europea ha negociado con total opacidad y el presidente de turno de la UE, Rodríguez Zapatero, se apresuró a firmar durante la cumbre de presidentes realizada en mayo en Madrid. En este momento el tratado se encuentra en fase de ratificación, y deberá pasar por los parlamentos nacionales de Colombia y de todos los países miembros de la UE, lo que significa que todavía no está dicha la última palabra y estamos a tiempo de presionar a nuestro Parlamento para que no lo ratifique.

1. ¿Qué implicaciones tiene el tratado de libre comercio entre la UE y Colombia, en materia económica, pero también en los derechos humanos, en el aspecto social, ambiental e incluso sobre la soberanía de Colombia?


H.L.M. Muchas veces hemos discutido sobre estos tratados mirando la situación de derechos humanos, civiles y políticos en los países, y entonces se critica el tratado porque en países como Colombia o Perú se están violando los derechos laborales, los derechos de los pueblos indígenas, afrodescendientes y, en general, de la ciudadanía y, por lo tanto, no deja de ser una burla que, por ejemplo, Europa, que siempre ha contemplado como parte de su ideario la defensa de los derechos humanos, negocie con gobiernos que tienen esa actitud. Y, por ejemplo, se dice: "vamos a colocar una cláusula democrática en el tratado". Pero nosotros decimos: si no han tenido en cuenta la democracia para negociarlo, ¿por qué les vamos a creer que la van a tener en cuenta después? En realidad esas cláusulas democráticas no tienen ninguna fuerza vinculante, no tienen ninguna capacidad sancionatoria. Decir que van a suspender un tratado porque se violan los derechos humanos es prácticamente caer en la ficción. Esa ha sido una primera gran crítica a los tratados de libre comercio que hemos hecho nosotros y otras organizaciones solidarias en Europa.

Pero vamos más allá. Es que el Tratado en sí mismo, la forma como está concebido, su estructura, su texto, está vulnerando los derechos humanos en los aspectos laborales, en los aspectos del medio ambiente, en lo que tiene que ver con soberanía alimentaria y, en general, porque estos tratados le amarran las manos a los Estados y les impiden desarrollar una política pública, ya sea social, ya sea de desarrollo. Pierden por completo toda iniciativa en estas materias.

Entonces, no sólo son perjudiciales -que lo son- para Colombia y Perú, o los países centroamericanos, sino que también son perjudiciales para los países europeos, porque quien gana en estos tratados en realidad es un puñado de grandes empresas multinacionales y corporaciones financieras, no los pueblos, ni de allá, ni de acá.

2. En el caso del TLC con Estados Unidos, ahora congelado, el principal impacto y los principales riesgos sobre la economía de Colombia y sus trabajadores era específicamente el sector agrario, fundamentalmente, por el nivel de subvención que tiene la agricultura en Estados Unidos, y en determinados rubros como el pollo o el maíz, había peligro de que desaparecieran muchos pequeños productores e incluso medianas empresas que se han logrado conformar. En el caso del tratado con la UE, ¿cuáles serían los impactos y en qué sectores golpearían con más fuerza?

A.R. Los tratados de libre comercio, en general, tienen los mismos parámetros, y podemos decir que el de la Unión Europea es todavía más nefasto que el que ya se negoció con Estados Unidos. Tiene efectos negativos no solamente para trabajadores de uno u otro sector, sino que, en general, va en contra de las posibilidades de autodeterminación de políticas económicas que puedan generar, en realidad, una superación de la pobreza o desarrollo en nuestros países. Hay sectores que se van a ver más afectados que otros, pero en general, van a continuar con unas políticas de flexibilización fuertes, por supuesto van a colitar toda la persecución de sindicalistas y las posibilidades de organización sindical en el país.

Uno de los sectores que más afectado puede verse es el sector lechero y no solamente en Colombia, sino también en Europa. En realidad es un modelo que va en detrimento de los derechos en general de la población del mundo, y que gran parte de las medidas que van estableciendo en países como España ya se han aplicado en nuestros países y efectivamente la historia demuestra que lo que han producido es un aumento de la pobreza, una precarización en general de las condiciones de vida de todo el mundo.

Por supuesto el sector agrícola en un país como el nuestro se vería seriamente afectado: los pequeños productores, la producción de alimentos desplazada por monocultivos de gran extensión para agrocombustibles, por ejemplo (el caso de la palma o de la caña aceitera, y de otro tipo de agroindustrias para la exportación, como la floricultura), que vienen desplazando la producción de alimentos y afectaría a algunos sectores en particular. Pero los daños son mucho más estructurales que algunos casos aislados.

H.L.M. Los efectos sobre la agricultura, pero especialmente sobre la economía campesina, a veces se dan directamente, como en el caso de Estados Unidos, porque las exportaciones subsidiadas de Estados Unidos de excedentes agrícolas, arruinan a los campesinos que producen los mismos productos. Y en el caso de la relación con Europa, es verdad que Europa no exporta a nuestros países muchos productos, pero hay algunos que tendrían el mismo efecto. Pero hay un impacto indirecto sobre la destinación de la tierra, de los suelos, porque este tipo de tratados, que están basados en el juego del mercado, lo que hacen es obligar a los países a especializarse en determinados renglones. Entonces la tierra, aunque no haya el mismo producto que venga de afuera y compita con el de aquí, la tierra se vuelve más rentable si la destino a un producto de exportación. Las grandes empresas, que muchas veces son también de inversión extranjera, van a encontrar que no tiene sentido producir alimentos, que es mejor destinar la tierra a producir agrocombustible. De esa manera, se va quebrando la economía campesina. Y hay una cosa que es clara en Colombia: la disputa por la propiedad y la utilización del suelo ha sido uno de los factores que tradicionalmente ha motivado el conflicto armado interno, pero además, toda una estrategia paramilitar que ha estado encaminada a desplazar a la población campesina. Entonces, nosotros creemos que estos tratados, aunque en sí ellos no lo digan, producen un modelo de desarrollo que favorece a estos sectores que han sido violentos en Colombia.

3. Según la versión oficial, en Colombia hay desplazamiento y violencia porque hay narcotráfico, mientras que las organizaciones sociales defienden que el desplazamiento y la violencia se dan con más fuerza precisamente donde se concentra la inversión extranjera y donde el Gobierno colombiano está haciendo la apuesta por "desarrollar" el país. ¿Cuál sería el punto de vista que ustedes defenderían desde su conocimiento de la realidad social de Colombia y de su trabajo con desplazados, con mujeres, con las víctimas de esta estrategia de desarrollo?

A.R. Lo que es claro es que el territorio colombiano y especialmente esas zonas de intereses estratégicos para las grandes inversiones internacionales y también de las élites colombianas son esos territorios donde existe una gran violación de derechos humanos, donde existe el conflicto armado con muchísima más fuerza. Si uno hiciera un mapa de Colombia donde están los territorios estratégicos, los más ricos en recursos naturales, donde existen reservas minerales, agua, etcétera, y los cruzas con aquellos en donde hay grandes niveles de desplazamiento y, en general, masacres, violaciones de los derechos humanos de todo tipo, encuentras que coinciden esas zonas. No es un argumento gratuito, sino que la realidad comprueba que es así: si tienes los dos mapas y los juntas son, claramente, las mismas zonas, donde hay intereses estratégicos económicas y las zonas de conflicto y de vulneración masiva de derechos humanos.

De hecho, no solamente lo decimos las organizaciones de defensa de los derechos humanos. Naciones Unidas reconoce en el último examen de derechos sociales, económicos y culturales que le hizo a Colombia este año en el mes de mayo que son esas zonas estratégicas y también estos tratados de libre comercio que vulneran estructuralmente los derechos económicos, sociales y culturales y, en particular, esos territorios donde también viven pueblos indígenas o se concentran mayoritariamente afrodescendientes, y hay campesinos y campesinas, es donde se da mayor afectación por parte de estos megaproyectos. Incluso, hay alertas de Naciones Unidas frente a los tratados en particular que se han firmado, ante el impacto negativo que estos grandes proyectos están provocando. ONGs como Amnistía Internacional han dicho claramente que en el caso colombiano, aquellos pueblos que tienen una mayor vulneración, por ejemplo, en el tema de desplazamiento forzoso, son justamente aquellos que habitan donde existen intereses económicos estratégicos.

4. ¿Cómo se podría caracterizar el comportamiento del capital europeo que se ha afincado en Colombia en los últimos años, al calor de esas políticas desregulatorias, de bajos impuestos y de apertura de mercados para -en teoría- promover el desarrollo del país?

H.L.M. Esto es interesante, porque seguramente el ciudadano europeo todavía tiene esa imagen de América Latina como el patio trasero del imperialismo de los Estados Unidos. Y, la verdad, ya eso no es tan cierto para toda Latinoamérica. Desde los años 80, que empieza toda la política neoliberal, que llevó, entre otras cosas, a la desregulación y a la privatización de las empresas estatales, aparecieron muchas inversiones de empresas de origen europeo. En particular, también con sede en el Estado español, aunque no estamos seguros del origen real del capital, y llegaron específicamente a sectores de lo que llamamos servicios públicos básicos: energía eléctrica, agua, gas hidrocarburos, el sector financiero, el de las comunicaciones, la telefonía, el sector de los medios masivos de comunicación (en la radio, en la televisión, en la prensa escrita). Han tomado posesión de sectores claves, estratégicos, en el sector comercial, y en un país donde se ha ido desregulando y flexibilizando el mercado laboral, obviamente estas empresas cuentan con esas ventajas: el salario es bastante bajo y fuera de eso, hay pocos compromisos en materia de prestaciones sociales.

Claro, su comportamiento en términos laborales corresponde al comportamiento de todas las empresas que hay allá. Pero además, hay un problema general, que no tiene que ver con el hecho de que sean europeas o de Estados Unidos, que es el ánimo de lucro. En realidad, darle los servicios básicos a la gestión de quien está sólo interesado en la ganancia privada va en contra de la idea del interés público, del bienestar de la población, y ese es uno de los problemas más graves que tenemos. En verdad, si uno hace el análisis de los últimos 30 años, en términos del flujo de las inversiones hacia América Latina y, en particular, hacia Colombia, es superior el de empresas de origen europeo, que el de empresas de Estados Unidos.

5. ¿Y es mejor la Repsol o la Exxon? ¿Qué prefieren ustedes?

H.L.M. (Risas) Eso sería como escoger entre el Sida y el cáncer.

A.R. Es claro que no quisiéramos ninguna. Hay todo tipo de empresas de origen europeo y norteamericano, que han ido en contravía de los intereses de los colombianos y colombianas. Casos hay por montones y de esas dos no tendríamos cómo escoger: ninguna para nosotros representa una oportunidad real de lo que el país necesitaría.

H.L.M. Claro que, siendo justos, las grandes empresas colombianas también violan los derechos laborales y los derechos humanos. Para nosotros el punto fundamental es que todas las empresas y, sobre todo, las que están en servicios públicos, deben ser reguladas y controladas por el Estado. En realidad, el capitalismo sólo tiene un funcionamiento medianamente al servicio de la población en la medida en que sea regulado. Este capitalismo neoliberal salvaje nunca va a servir, y las empresas, no importa qué origen tengan, todas se comportan igual. Y lo que exigen en todos estos tratados son más y más garantías. Nosotros decimos que debe haber una intervención de los estados, hay que ponerles un límite a las grandes empresas multinacionales.

A.R. Por supuesto, si el único objetivo es el lucro y tener ganancias interminables, el bienestar de la gente nunca aparece.

6. Lo decía también porque uno se puede imaginar desde España que Telefónica, Repsol, aquí nos explotan como trabajadores y nos sobrefacturan como usuarios de sus servicios, pero en Colombia además estamos hablando de asesinato y persecución de dirigentes sindicales, utilización de paramilitares en algunos de los casos que ustedes mencionaban de estas empresas que se han posicionado en Colombia. Y es un tema poco conocido en España y que conviene no olvidar: nuestras empresas se están comportando, muchas veces, como los peores ejemplos del imperialismo en Colombia.

H.L.M. Hay algunos libros ya que se han publicado acerca del comportamiento de las empresas multinacionales de origen europeo en Colombia. Digamos que todas las empresas buscan estos tratados y logran firmarlos con muchos países, pero en aquellos países donde ha habido una resistencia social, como en Colombia, no han dudado en recurrir a la violencia. Y, seguramente, si no hubiera ciertos controles en Europa, también recurrirían a la violencia. En verdad, no tienen escrúpulos. Nosotros estamos haciendo un llamado a mirar este problema tanto en América Latina como en Europa también, porque, efectivamente, el proceso de desregulación, de recorte de las condiciones básicas de los trabajadores, aquí también avanza. Ustedes pueden ver en Latinoamérica el espejo de lo que les puede ocurrir en Europa. Si no hay control de las grandes empresas, todos vamos a sufrir.

7. La otra gran vertiente de este tratado de libre comercio, que siempre se argumenta desde el Gobierno colombiano, es que como contrapartida a todas las concesiones que se van a hacer en materia de soberanía y de riqueza del país, van a venir ayudas, en forma de un fondo de financiación de la Unión Europea para la llamada "ayuda al desarrollo". Desde su conocimiento del terreno, ¿cuál es el papel de las ONGs de origen europeo y hasta qué punto esa ayuda fomenta el desarrollo o qué efectos deja en el territorio colombiano?

A.R. El tema de cooperación es muy importante, porque, de hecho, en el último tiempo, la cooperación europea ha estado mucho más enfocada hacia iniciativas del Gobierno Nacional y de gobiernos locales, que también han ido en contra de la misma población colombiana y del disfrute en general de los derechos sociales, económicos y culturales, así como otro tipo de derechos civiles y políticos. Por ejemplo, iniciativas como Familias en Acción, Familias Guardabosques, han tenido un gran apoyo de la cooperación internacional, mucho más interestatal, que hemos alertado nosotros en otros momentos que hay que tener mucho cuidado, porque fondos que son públicos en Europa han contribuido al aumento de la corrupción en sectores específicos y a la financiación de la guerra en el país.

Por otro lado, hay organizaciones españolas que han apoyado firmemente la defensa y promoción de los derechos humanos, tanto de los derechos civiles y políticos, como de los derechos económicos, sociales y culturales, y para nosotros eso es muy importante. El apoyo de la sociedad civil española a las organizaciones sociales y de derechos humanos es vital, mucho más en un país como el nuestro, y creo que ha sido un respaldo no solamente económico, sino también un respaldo político en muchos momentos, frente a políticas europeas que van contra nosotros. Incluso, en la interlocución con sus propios gobiernos, han posibilitado un diálogo mucho más fluido entre las organizaciones sociales y de derechos humanos y sus propios estados.

Pero han reducido cada vez más la cooperación y la han centralizado hacia políticas gubernamentales. De hecho, si uno le hace un recorrido a planes como "Familias en Acción", que tiene un gran componente de cooperación internacional, y lo liga a escenarios de corrupción en las elecciones y a otro tipo de hechos mucho más fuertes, vemos la necesidad de llamar a una alerta alrededor de esto.

8. Aquí llegaron imágenes en la última campaña electoral, del ahora presidente Santos utilizando los autobuses de "Familias en Acción", directamente para trasladar votantes y amenazando con que si él no salía elegido, ese programa se iba a acabar. Por cierto, ¿qué tienen de malo los guardabosques?

A.R. Nosotros hemos ubicado varias cosas. Uno, la llamada política antidroga se centra en atacar directamente a campesinos productores en zonas del país donde no tienen otra posibilidad económica de sobrevivir, donde el problema fundamental del negocio tan grande que es el narcotráfico se traslada fundamentalmente a campesinos de las regiones, y ese no es el eslabón fundamental de toda esta gran cadena del narcotráfico en el mundo. Programas como el de "Familias Guardabosques" han, por un lado, desviado la atención de este problema estructural, pero también genera al interior de las propias familias la imposibilidad de tejer nuevas redes sociales y organizarse. También se provoca una gran dependencia de estas familias y se llega a perseguir incluso a las familias que no quieren hacer parte de estos programas, como si fueran terroristas o colaboradores de las guerrillas, según dicen ellos, y que, en general, son campesinos que no tienen otras posibilidades concretas. Esto no genera posibilidades específicas reales de superación de la pobreza en la gente.

H.L.M Hay que tener en cuenta que la política de guerra que desarrolló Uribe durante 8 años estaba ante todo encaminada a polarizar el país, a colocar en situación de sospecha a todo el que reivindicara algún derecho, a todos los que estaban buscando una salida negociada del conflicto, a los que estuvieran buscando la paz. La idea era colocar a todos ellos bajo un manto de sospecha. Y, por otro lado, colocar a quienes habían hecho parte de los grupos paramilitares en una condición de delincuentes políticos, negando su relación con el Estado, y presentándolos como "luchadores contra el comunismo". En realidad, lo que hizo la estrategia paramilitar es limpiar los territorios para dejar las tierras al servicio de estas grandes inversiones. En el caso de los campesinos, fueron sometidos a una intensa presión.

Después de toda esta campaña paramilitar, que nos ha costado mucha sangre y mucho dolor, las familias que quedan en el campo son objeto de una suerte de soborno, porque se les ofrecen unos programas que son completamente asistenciales, pero eso implica para ellos involucrarlos dentro de lo que sería el componente cívico de la guerra. Al principio el Gobierno habló de la "red de informantes" o de los "soldados campesinos", que eran dos programas para comprometerlos en las tareas de inteligencia, o en tareas de milicia civil de apoyo al Ejército. Fueron muy criticados, incluso internacionalmente, y entonces se mantuvieron principalmente dentro de programas como "Familias en Acción" o, sobre todo, en "Familias Guardabosques", en el que los presionan mucho para que sirvan de colchón de seguridad para las operaciones militares. Todo supuestamente contra el narcotráfico, pero la lucha contra el narcotráfico es en realidad en defensa de algunas zonas donde hay cultivos al servicio de ciertos grupos, y persiguen otras zonas donde son los grupos de la insurgencia armada los que protegen a los campesinos cultivadores de coca. En verdad todo ha sido manipulado para utilizarlo en beneficio de una política.

Y el nuevo Gobierno recoge esto y lo mantiene, lo utilizó para su elección, pero mantiene esa relación que podríamos llamar neopopulismo neoliberal, que es esa utilización de la población al servicio de su política. Y este Gobierno va a continuar con eso, incluso lo estamos viendo exhibir un discurso de derechos humanos, de democracia, tratando de fortalecer su posición internacional sobre la base de la retórica, pero en la realidad sigue siendo igual.

9. Eso nos lleva a la siguiente pregunta. ¿Hasta qué punto las rupturas y hasta dónde las continuidades con la época de 8 años del presidente Uribe que, como ustedes muy bien han explicado, lo que hizo fue extender la guerra a todos los sectores de la población y paramilitarizar amplias capas de la población civil colombiana? ¿Qué se puede esperar de Santos y qué les dicen los primeros datos que empiezan a tener en la mano en términos de desplazamiento, de ejecuciones extrajudiciales, de asesinatos, de persecución, de hostigamiento a la actividad de las organizaciones sociales que están intentando resistir?

H.L.M. Santos en realidad trabaja sobre los resultados ya conseguidos por Uribe. Santos fue su ministro de Hacienda; buena parte de las cosas que se hicieron durante el Gobierno de Uribe fueron hechas o ideadas por Santos. Cosas terribles, como los llamados "falsos positivos", como toda la utilización del aparato de inteligencia, todo esto forma parte de un mismo proyecto político. Pero ha habido una confusión. Se dice que hay un cambio, porque Santos no está haciendo las mismas tareas, cuando es obvio que él no tiene que hacer las mismas porque cuenta con las que ya se hicieron. Él tiene más focalizada su atención en las cuestiones económicas, en el proyecto neoliberal que es el de consolidar el modelo de desarrollo colombiano al servicio de las grandes empresas multinacionales, etc. Santos aparentemente tiene un discurso que no polariza, es distinto, llama a la unidad, pero él ya cuenta con un hecho: en Colombia ya hay una estructura de violación de los derechos humanos, que es estatal, social y, por lo tanto, no va a desaparecer. Él puede manifestar un discurso, pero el aparato sigue funcionando. En el momento en que haya una u otra resistencia, el aparato funciona. De hecho, en estos primeros cien días, ya hemos venido registrando un aumento de homicidios, aumento de masacres, amenazas, etc. Esto continúa y lo único que podría hacerlo disminuir sería la paz de los sepulcros. Es decir, si nadie protesta, lógicamente no pasa nada. Pero arrasan con poblaciones enteras.

A.R. Y también es claro que en un país como el nuestro hay varias cosas que a veces se nos olvidan cuando hay cambio de Gobierno. Lo primero es que existe una sistematicidad en la violación de derechos humanos en el país, que no cambia de un día para otro. El nivel de impunidad en el país sigue siendo alrededor del 97%; existe un involucramiento del Estado, por acción o por omisión, en crímenes de lesa humanidad y de violación de derechos humanos; un respaldo a grupos paramilitares que no ha cambiado. También continúa un conflicto armado interno armado muy fuerte. No estamos en ninguna etapa de post-conflicto, como se ha querido vender. Y existe una estructura estatal que permite, favorece y que, en muchos casos, ha estado involucrada en la violación de derechos humanos en el país. En las cifras lo que podemos ver es que hay una continuidad estructural en lo que en materia de violación de derechos humanos y profundización de políticas neoliberales hay en el país. Y eso es lo que se viene. Con otra cara hacia el público, más amable, pero no menos destructiva y violadora de derechos humanos.

10. Cuando se analiza el impacto en la economía de un TLC con Estados Unidos o con la UE, se ve que en realidad las exportaciones que hace Colombia a estas dos regiones sonde materias primas o de productos con muy poco valor agregado, es decir, que no permiten acompañar una estrategia de desarrollo nacional industrial o agrícola, sino que más bien van desmantelando lo poquito que había en favor de grandes multinacionales que explotan y arrasan por donde pasan. Como economistas, ¿dónde creen que está la lógica de este llamado modelo de desarrollo que nunca deja desarrollo detrás de sí?

H.L.M. En América Latina ha habido desde los años 50 o 60 tentativas de integración, pero en las condiciones del capitalismo sólo puede funcionar una integración con una intervención del Estado. El ejemplo de la Unión Europea puede traerse a cuento, aunque haya críticas aquí sobre el proceso mismo, pero la UE llegó en un momento dado a un 67% de todas sus transacciones exteriores hechas internamente en la Unión. En América Latina esos procesos han fracasado. Tal vez en Centroamérica tiene un 20%, en Mercosur llegó al 18%, en la Comunidad Andina no pasó del 12%. Es decir, son procesos de integración muy deficiente, porque se necesitaría cambiar el modelo de desarrollo. Y los países, como se propuso inicialmente en el Pacto Andino, deberían concertar sus políticas para hacer sus economías complementarias. Si algo se ha dado de eso, ha sido por algunas de las cosas que se hicieron en los años 70, pero también por una vía espontánea.

Por ejemplo, el crecimiento de las exportaciones hacia Venezuela y un poco hacia Ecuador, son una muestra de eso. Pero eso empezó a frenarse, porque las élites colombianas son absolutamente dependientes: les parece mucho mejor colgarse a la cadena de explotación de las grandes multinacionales y no intentar nada por su cuenta. Cuando se empezó a discutir por ejemplo el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio para las Américas), que proponía Estados Unidos, la respuesta de los tecnócratas y de los políticos colombianos era: "es que hay que asociarse con el gran mercado de los Estados Unidos, porque los mercados de Venezuela, Ecuador, Latinoamérica, son despreciables". Cuando, por razones políticas tan rápidamente y tan irresponsablemente se rompieron relaciones con Venezuela y con Ecuador, vieron claramente el desplome de las exportaciones y los impactos que tuvo. En materia de exportaciones, el volumen de Colombia es de unos 32 mil millones de dólares, y a Venezuela se exportaban unos seis o siete mil millones anuales. Ahora, claro está que la cantidad de lo que se exporta a Estados Unidos es por el alto precio de las materias primas, y Colombia está exportando carbón, petróleo, ferro-níquel, algunas otras materias primas, y eso suma mucho más. Pero en términos de la importancia para la economía, había muchos productos agrícolas y muchos productos manufacturados diversos que se exportaban hacia Venezuela y Ecuador. Y ellos sacrifican esos mercados, que tiene mayor significado económico, desde el punto de vista del valor agregado y del aparato productivo, para meternos en el modelo de los tratados de libre comercio, que es un modelo primario exportador, como el del siglo XIX, y nosotros no queremos un país así.

11. Cuando se estaba negociando el TLC con Estados Unidos, vimos que en determinados departamentos se produjeron consultas populares, movilizaciones, los indígenas promovieron marchas y tienen clarísima su postura contra el TLC. En el caso de este tratado en particular, ¿cuál es el nivel de información y de movilización que tiene la población colombiana?

A.R. Hay un nivel significativo de organizaciones que seguimos oponiéndonos al tratado. También es que la historia con la Unión Europea marca algunos matices, que distorsionaron en un comienzo las negociaciones. Incluso, como presentó la Unión Europea el proceso de las negociaciones era aparentemente diferente a un TLC: se hablaba de un Acuerdo de Asociación con tres pilares, que generó entre algunos sectores que no están muy cercanos a este tema la visión de que la Unión Europea es distinta, tiene políticas comerciales diferentes, estamos hablando de acuerdos de asociación, no de TLC, tienen tres componentes: diálogo político, cooperación y comercio... era algo que se veía como importante. Los que siempre le han hecho seguimiento a este tipo de acuerdos se mantuvieron en decir que, efectivamente, era igual que un TLC, sólo que estos dos componentes generaban una distorsión en el común de la gente y en las organizaciones. A medida que ha pasado el tiempo y que con claridad se ve que la Unión Europea desde siempre lo que ha querido es un TLC tan nefasto como el de Estados Unidos, hay una mayor claridad en el tema y, por supuesto, sigue habiendo movilizaciones y protestas, pero no es en la magnitud que se ha tenido contra el de Estados Unidos.

De hecho, parte de nuestro trabajo tiene que seguir siendo informar a todas las organizaciones y en general a los colombianos y colombianas frente a estas negociaciones, a este Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, porque ha de haber un nivel todavía mucho más alto de movilización y de información, que pueda generar presión y una oposición mucho más fuerte frente a este tratado y, en general, frente a todos los tratados de libre comercio. Hay iniciativas muy fuertes, como RECALCA, que aglutina a más de 70 organizaciones del país, y movimientos como el indígena, o el sector sindical a través de las tres centrales sindicales, también han dejado clara su posición en contra de los TLC. La Plataforma de la que hacemos parte que es la Plataforma de Derechos Humanos Democracia y Desarrollo, que agrupa a más de 150 organizaciones, también ha dejado claro que está en contra de este tratado. Sin embargo, el trabajo todavía sigue siendo mucho, y tanto en Colombia como en la Unión Europea hay que seguir conociendo mucho más a fondo el resultado de las negociaciones. Tenemos mucho que hacer allá y tendrán mucho que hacer acá también.

H.L.M. Claro está que es difícil. Uno de los factores que marcha en contra de todo esto es el gran poder de los medios masivos de comunicación. Nosotros en la Red de Acción Frente al Libre Comercio (RECALCA) analizábamos que haber logrado que estos tratados se convirtieran en Colombia en un tema de debate público ya era un logro. Porque al principio, como se hacen estos tratados, y aquí en Europa también, es de manera secreta. Y casi nadie se entera. Cuando aparece la noticia es: "Firmaron un tratado". Y todo el mundo dice: "¡Ah! firmaron un Tratado". Pero nosotros logramos que se lo tomaran en serio y los obligamos al debate. Y en el caso del tratado con la Unión Europea también hemos logrado que se abra el debate, pero está restingido a ciertos sectores. A los sectores sociales organizados, por supuesto, pero hay que tener en cuenta que el campesinado ha sufrido mucho y las organizaciones campesinas están muy debilitadas. De las organizaciones indígenas también ha habido participación; en organizaciones gremiales, académicas, el movimiento basados en ONGs. Algunos sectores medios de la población... pero de todas maneras competimos con la enorme capacidad de los medios masivos, que desequilibran por completo.

Uno trata de llegar a la población con una información, pero al día siguiente se la pueden voltear al revés. Es muy difícil, verdaderamente, y nosotros tenemos que estar todos los días insistiendo para que no nos saquen el tema de la agenda pública y para aclarar las distorsiones que producen permanentemente los medios. Por ejemplo, ellos dicen, como si fuera un dogma: "es que vamos a conquistar un mercado de 500 millones de personas en Europa, y esa es la estrategia de desarrollo para el país". Y claro, nadie se pregunta ¿con qué los vamos a conquistar? ¿Con carbón? ¿Cuánto les vamos a vender? ¿Bananos? ¿Flores? ¿Cuánto representa para Colombia? Nadie se hace esas preguntas, sino que dicen "eso es muy bueno para Colombia", y nosotros tenemos que empezar a hacer pensar a todo el mundo: "Fíjese bien, eso no es tan cierto. Hay además muchas limitaciones para llegar a Europa, no es cualquiera que se echa al hombro una caja y se monta en un avión y llega a Europa a vender, eso no es así tampoco". Entonces, los medios cumplen un papel terrible.

A.R. Además de los medios, yo diría que también todo el proceso de persecución y de criminalización en general de la protesta, de la oposición, que va a continuar con este Gobierno, es un factor en contra de la discusión. La gente en las ciudades puede que tenga un poquito más de condiciones, pero en el campo es todavía mucho más nefasto, porque pueden ser perseguidos y acusados de "terroristas" por poner sobre la agenda pública más local o estar públicamente en contra de ese tipo de políticas económicas.

H.L.M. Ahora, cuando regresemos a Colombia, como ya sucedió otras veces, nos van a acusar de estar contra la patria, de ser apátridas, porque acá hemos dicho estas cosas.

12. Acaba de salir el ejemplo de la exportación de flores: las flores colombianas son reconocidas internacionalmente por su calidad y por lo baratas que salen. ¿Qué hay detrás de una industria como la de las flores y, en general, cuáles son las repercusiones sobre la mujer de ese modelo económico que se está imponiendo en Colombia?

A.R. La floricultura es un muy buen ejemplo para explicar cómo este tipo de modelos de libre comercio están basados en profundizar un modelo de discriminación económica, social, política, cultural contra las mujeres. Éste es un sector que en la última década ha tenido preferencias arancelarias con la Unión Europea y también con Estados Unidos que se ve como uno de los que más van a ganar en el caso de entrar a regir el TLC con la Unión Europea. Sin embargo, lo que es claro en el sector, que tiene una mano de obra femenina del 70%, es, por un lado, una precarización de las condiciones de trabajo muy fuerte. Cada vez son menos los contratos laborales, cada vez son más usadas las cooperativas de trabajo asociado, que son unas figuras de la economía solidaria que son mal usadas, son tergiversadas completamente para hacer intermediación laboral y legal, en contra de los intereses de las mujeres mayoritariamente en este sector.

Estas cooperativas hacen que ya no firmes un contrato de trabajo, sino un acta de asociación a esa supuesta cooperativa, por la que renuncias a una relación laboral obrero-patronal y en el caso de vulneración de tus derechos, no tienes a quién exigírselos. Son instrumentos que hacen que las mujeres ganen aproximadamente 25% menos de lo que ganaría una trabajadora si se utilizara el salario mínimo como estándar, sabiendo que el salario mínimo solamente cubre alrededor del 20% de la canasta básica en el país.

Otro de los fenómenos que se da en el sector y que se reproduce con el libre comercio en general, es que seguimos siendo utilizadas como mano de obra en actividades alrededor del trabajo reproductivo y del trabajo del cuidado en general. Se utiliza trabajo femenino en las agroindustrias en general, porque en teoría tenemos más cuidado y somos más fácilmente explotadas, porque pensando en el cuidado de nuestros hijos -y cada vez son más las mujeres cabezas de familia- aceptamos extenuantes jornadas de trabajo. En el caso de la floricultura, en época de temporada, las mujeres pueden llegar a trabajar 16, 18 horas diarias, abandonando incluso el cuidado de sus hijos y su autocuidado.

Otra tendencia ya observada desde la última reforma laboral, y que se va a agudizar más con los tratados es cómo las mujeres sacrificamos una serie de condiciones personales, como la cultura, la recreación para el bienestar de otros y otras. O la necesidad de conseguir dos o tres trabajos simultáneamente para poder suplir los ingresos que por la flexibilización laboral se pierden.

Otro de los posibles efectos sobre las mujeres es que podemos desarrollar actividades productivas de pequeña escala, microempresas ligadas a la producción de alimentos o pequeños núcleos agrícolas, que son justamente estos sectores que se ven más perjudicados en este tipo de liberalización comercial. O simplemente seguimos trabajando como maquiladoras en sectores como el textil, y eso se ve como una cosa normal: "el mercado funciona así". Pero es claro que cuando se habla de pobreza en el mundo y por supuesto también en Colombia, mayoritariamente somos las mujeres quienes hemos llevado la peor carga de este sistema tan nefasto.

13. ¿No se podría condicionar el acuerdo comercial con la Unión Europea, además de a la cláusula democrática, a otro tipo de cláusulas que obligaran a respetar los mínimos establecidos por la legislación laboral?

H.L.M. Hay propuestas unas cláusulas democráticas, pero no tienen ningún efecto vinculante. Sería muy difícil pensar que por el incumplimiento de alguna de las cláusulas se suspendiera el tratado. No vemos tampoco voluntad política de la Unión Europea que en otros casos de otros tratados no ha hecho nada, a pesar de violaciones evidentes. Esas cláusulas generalmente son muy vagas expresan la conformidad de las partes con los niveles mínimos de protección laboral que exige la OIT, en materia de igualdad salarial, de no discriminación, etc. Pero, sobre todo, insisten en que no sean usados los desmejoramientos laborales para competir en el mercado externo, a modo de dumping. Si eso no es usado directamente para competir, no es considerado una sanción. En general, da a entender que se ponen de acuerdo en los niveles de legislación laboral que ya existen en los países. Por ejemplo en Colombia, en cualquier sector, incluido el de las flores, que está flexibilizado, pues ahí no están rebajando nada. Y en el caso de las normas de la OIT, ellos han podido eludirlas con la figura de las Cooperativas de Trabajo Asociado. Hay miles de trucos jurídicos para eludirlas, y por eso creemos poco en las cláusulas.

A.R. Además, tú no puedes reducir las luchas de los movimientos sociales en el mundo que finalmente, después de mucha sangre, han conseguido que se traduzcan algunas en los tratados de derechos humanos a simplemente unas notas en los acuerdos comerciales. Primero, porque el comercio no está para regular los derechos humanos. Para eso se ha inventado tratados internacionales de derechos humanos, luego eso no lo resuelve ni la cláusula democrática ni unas líneas más o menos dentro de un tratado comercial. Existe una legislación internacional de derechos humanos para proteger a la población del mundo en general, luego un acuerdo comercial no puede sustituir toda esa historia de la humanidad con dos o tres renglones, que, además no llevan aparejada ninguna sanción. Si quisieran respetar los derechos humanos no tendrían por qué desarrollar un comercio que pasa por encima de las muertes de los sindicalistas, por encima de la flexibilización laboral, por encima del medio ambiente y lo degrada. Para eso el mundo entero ha hecho toda una serie de reclamaciones recogidas en los tratados internacionales.

14. ¿Un mensaje para cerrar?

H.L.M. Lo primero que debería decirse es que nosotros estamos peleando contra un modelo económico en el mundo. Hace poco nos decía una congresista aquí en España que "en Europa no tenemos cabeza para pensar en esas cosas, porque estamos en una crisis". Nosotros le respondimos que, justamente, ese modelo de los tratados de libre comercio, que es el modelo de la superioridad del mercado sobre cualquier interés público, es el que, entre todos, tenemos que empezar a derrumbar o evitar que se imponga. No creemos que firmar un tratado con países como Colombia ayude a sortear la crisis en Europa. En realidad, las grandes empresas multinacionales con origen europeo, y específicamente español, sí están obteniendo ganancias altísimas de su operación en países como Colombia. Por ejemplo, el sector financiero: el 70% de las ganancias del sector financiero que está invertido allá proviene de las ganancias en el extranjero. Pero no quiere decir que esas ganancias se vayan a invertir en Europa, porque probablemente les va a servir como capital para invertir en otra parte. O, sencillamente, para repartírselo en los sobresueldos que pueden tener los ejecutivos de las grandes compañías. Es decir, que si no se presiona a las grandes empresas, lo que ganan allá no va a contribuir al bienestar de acá o a solucionar la crisis. Por el contrario, todos estos acuerdos lo que consagran es la libertad absoluta para las multinacionales, y eso no nos conviene a los ciudadanos.

Y por eso tenemos algunas propuestas inmediatas.

A.R. Hay varias cosas. Primero, que todos tenemos un nivel de responsabilidad y, yo diría, de poder frente a lo que está pasando. Lo peor que podemos hacer es creer que no tenemos nada que hacer, que ya está todo dado y que la lucha está perdida. El ALCA se presentaba como una realidad hace unos años y no fue. Hay posibilidades de revertir las cosas. Estamos haciendo un llamado a los europeos y latinoamericanos que viven en Europa a que hagan cartas directamente a sus eurodiputados y que soliciten la no ratificación de los tratados de libre comercio, ni con Colombia y Perú ni con Centroamérica, que pidan que efectivamente estos acuerdos sean mixtos y que haya una discusión en cada Parlamento Nacional. De hecho, existen argumentos claros dentro de estos tratados que los convierten en acuerdos mixtos, que hacen que tengan que pasar por los parlamentos de cada uno de los países europeos para ser firmados.

Otra cosa urgente es que también tenemos la posibilidad de decidir qué consumimos, cómo lo consumimos, de quién queremos comprar o no, que son decisiones cotidianas, que parecen muy pequeñas y simples, pero que en realidad pueden generar efectos en este sistema perverso de que las empresas multinacionales sigan ganando a costa de nosotros.

H.L.M. Y que no se vaya a creer que nosotros estamos planteando que no haya relaciones entre Europa y América Latina. Eso es importante dejarlo claro, porque a veces nos acusan de eso. Nosotros queremos otro tipo de relaciones, que nacen de la solidaridad entre los pueblos, y podemos acordar relaciones económicas, comerciales, etc, pero no bajo este modelo.


Escuche apartes de esta entrevista en el programa "En Órbita", conducido por Hernán Cano y emitido por la Radio del Sur el 2 de diciembre de 2010, en: http://laradiodelsur.com/?cat=36


NOTA:

En el siguiente manifiesto se condensan los argumentos de los movimientos sociales contra el TLC promovido por la UE:

No a la ratificación de los Acuerdos negociados por la Unión Europea con Centroamérica, Colombia y Perú.

Manifiesto de Organizaciones, Redes y Movimientos Sociales de América Central, Región Andina y la Unión Europea.

En la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno entre la Unión Europea y América Latina y El Caribe, celebrada en Madrid el 18 de mayo de 2010 se anunciaron la culminación de las negociaciones de un Acuerdo de Asociación entre la UE y América Central y de un Acuerdo Comercial Multipartes entre la UE y Colombia y Perú.

Las organizaciones, redes y movimientos sociales de las tres regiones que tuvieron también la oportunidad de encontrarse en Madrid en el marco de la Cumbre Alternativa de los Pueblos para debatir sobre el alcance y posibles impactos de los Acuerdos negociados, acordaron coordinar acciones de información, sensibilización, incidencia y movilización sobre los peligros que entrañan los Acuerdos negociados. Como parte de este proceso, hacen público el siguiente Manifiesto:

La crisis económica mundial ha cuestionado el paradigma del "libre comercio" en que se sustentan los acuerdos negociados. La lógica predominantemente "librecambista" de los Acuerdos negociados entre la UE y Centroamérica y la UE y Colombia y Perú, corresponde a un modelo en crisis que va a limitar fuertemente la autonomía de los Estados parte para promover y definir políticas regionales y nacionales de desarrollo en beneficio de las mayorías. El cierre de estos acuerdos se da en un contexto de crisis múltiple: económica, climática, energética y alimentaria que afecta fuertemente a los países del Sur y especialmente a los países centroamericanos y andinos, derivado de la vulnerabilidad ambiental que los caracteriza.

1. De Acuerdos de Asociación a Acuerdos de Libre Comercio.

Los Acuerdos negociados privilegian ante todo los intereses comerciales de la UE, tanto en el acceso a mercados, como en el alcance de los temas de servicios, inversiones, compras gubernamentales, propiedad intelectual entre otros. A cambio los países centroamericanos, así como Colombia y Perú han logrado "algunas ventajas" en acceso a mercados, que no hacen otra cosa que consolidar el acceso que ya tenían estos países en el marco del Sistema General de Preferencias (SGP), reafirmando el carácter de países exportadores de materias primas y por ende, su vulnerabilidad frente a los mercados internacionales.

2. Acuerdos abismalmente Asimétricos.

Las asimetrías en los niveles de desarrollo, bienestar y calidad de vida entre la UE y América Central, Colombia y Perú son abismales. La reducción de estas asimetrías entre las regiones, y al interior de estas, era un propósito prioritario de las negociaciones, no obstante los Acuerdos negociados no incorporan mecanismos realmente efectivos que contribuyan a reducirlas, por el contrario, las exacerban.

Los resultados de la negociación del sector lácteo, es un ejemplo de esta inequidad. Ya que el ingreso de los lácteos subsidiados europeos van generar un desplazamiento de los mercados internos centroamericanos y andinos, afectando a los productores locales y comprometiendo la soberanía alimentaría de estas regiones, tomando en cuenta que la leche es un alimento esencial de la canasta básica familiar.

3. Los Acuerdos negociados lejos de favorecer, afectan los procesos de integración regional en curso.

Fortalecer los procesos subregionales de integración, el andino y el centroamericano, fue uno de los objetivos fundamentales enunciados por la UE con estos Acuerdos y presentado como una diferencia significativa frente a los Tratados de Libre Comercio negociados con los Estados Unidos. No obstante, la evolución de la negociación demostró su incoherencia al respecto. En lo que se refiere al proceso de integración andino, el haber aceptado continuar la negociación con tan solo dos miembros Perú y Colombia, ha contribuido a agudizar las tensiones ya existentes entre los países miembros de la Comunidad Andina. De la misma manera, la aceptación de Panamá, como parte del Acuerdo, sin haber cumplido previamente con el ingreso al Sistema de Integración Económico Centroamericano - SIECA y tras haber anunciado su retiro del Parlamento Centroamericano - PARLACEN, afecta la institucionalidad centroamericana.

El Gobierno ecuatoriano ha anunciado la disponibilidad de negociar un Acuerdo de Comercio para el Desarrollo con la UE, sin embargo la poca flexibilidad que ha demostrado la UE en las negociaciones precedentes hace poco probable pensar que una negociación bajo estas características pueda llevarse a cabo. Sin embrago, y ante este escenario las organizaciones demandamos que este proceso sea consultado y consensuado con la población, respete la Constitución de Ecuador y se enmarque en los principio de igualdad y equidad para el Buen Vivir. Las organizaciones, redes y movimientos sociales nos mantendremos vigilantes al rumbo que tomen estas conversaciones.

4. Liberalizar el acceso a recursos naturales y sectores estratégicos limita las posibilidades de desarrollo y coarta la soberanía de los Estados.

Los recursos naturales, la biodiversidad, los conocimientos ancestrales, los servicios públicos, las fuentes de agua, los recursos minerales y energéticos tanto de Centroamérica como de la región andina, han sido objetivo codiciado de las empresas transnacionales de Europa y Estados Unidos. Los Acuerdos negociados favorecen los intereses de las multinacionales Europeas en estas áreas. Poner sectores estratégicos para el desarrollo de las regiones al servicio de los afanes de lucro de empresas europeas, afecta las posibilidades hacia futuro de la integración económica regional, la soberanía de los Estados y viene a reafirmar el paradigma en crisis del libre comercio, haciendo caso omiso de sus efectos.

5. Los Acuerdos negociados con la UE pueden agudizar los conflictos existentes en Colombia, Perú y la región centroamericana.

Los modelos extractivistas que se vienen aplicando tanto en Centroamérica, como en la región andina, generan el rechazo de la población y la movilización social en defensa del territorio y de los recursos naturales, principalmente, de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Los Acuerdos negociados con la UE tienden a fortalecer este modelo con lo cual van a contribuir a exacerbar los conflictos socio ambientales existentes.

6. Los Acuerdos negociados no privilegian la defensa y protección de los derechos humanos sobre el libre comercio.

Estos Acuerdos, además de contener medidas que afectarán los derechos económicos, sociales y culturales de los pueblos centroamericanos, peruano y colombiano, no incluyen mecanismos efectivos que condicionen las preferencias comerciales al adecuado cumplimiento de los derechos humanos, y para ello incluyan mecanismos efectivos de sanción comercial frente a violaciones.

Adicionalmente, vale la pena subrayar como la culminación de las negociaciones estuvo por encima de cualquier otra consideración referida al buen gobierno o los derechos humanos: ni la crisis democrática de Honduras tras el golpe de Estado o las graves violaciones a la libertad sindical en países como Colombia, Guatemala o Panamá ocurridas durante la negociación lograron alterar el curso de las mismas. Estas situaciones evidenciaron la incoherencia de la Unión Europea, que priorizó el avance y culminación de los Acuerdos, y evidenció la ausencia de mecanismos efectivos de protección.

7. Los Acuerdos Negociados limitan las posibilidades de participación de la sociedad civil en la implementación de los Acuerdos.

A lo largo de las negociaciones las propuestas y recomendaciones de diversas organizaciones y movimientos sociales de las tres regiones fueron desconocidas. Tampoco el acuerdo contempla una participación vinculante, amplia y diversa de organizaciones y movimientos sociales. Los Foros previstos son un mecanismo de participación insuficiente, que no garantizan la transparencia ni la democracia en el Acuerdo.

8. Los Acuerdos negociados desconocen los Estudios de impacto socio ambiental.

Los Estudios de Impacto Socio Ambiental -encomendados por la Comisión Europea y publicados antes de la finalizar las negociaciones- pese a sus limitaciones, hacían referencia a impactos en algunas áreas sensibles. A pesar de contar con esta advertencia, las partes desconocieron de plano estos resultados a la hora de definir los textos de los Acuerdos, mostrando que no se buscó corregir estos posibles impactos en la negociación.

Frente a lo antes expuesto, considerando que la crisis económica se mantiene, que los Acuerdos negociados privilegian los intereses comerciales de la UE, comprometen recursos estratégicos de los Estados, debilitan los procesos de integración regional y no constituyen un avance en materia de protección a los derechos humanos ni superación de las inequidades sociales existentes, las organizaciones abajo firmantes, provenientes de las tres regiones y comprometidas en estas negociaciones, demandamos a todos los Parlamentos involucrados en la Ratificación de estos Acuerdos, que aborden la discusión de estos Acuerdos tomando en cuenta:

- Las evidencias y lecciones de las crisis globales respecto al fallido modelo neoliberal bajo el cual se inscriben estos Acuerdos y que privilegien los Tratados y Convenios Internacionales de Derechos Humanos y Medio Ambiente sobre los intereses comerciales,

- El objetivo prioritario de reducir las asimetrías existentes entre las partes, las cuales no fueron tenidas en cuenta dando como resultado Acuerdos Inequitativos e Injustos.

- Que su propósito inicial de contribuir al fortalecimiento de los procesos de integración regional, reconociendo que el resultado de los Acuerdos se orientan en la dirección contraria.

En consideración a los antes expuesto, exhortamos a todos y todas los parlamentarios y parlamentarias concernidos a emitir un voto negativo a la aprobación, que abra una ventana de oportunidad para reabrir la discusión sobre las relaciones de la UE con América Central y la región Andina, sobre nuevas bases, en condiciones de igualdad y una agenda renovada que incorpore a las organizaciones de la sociedad civil.

NO a la ratificación de los Acuerdos negociados

Promovamos verdaderas condiciones de justicia y equidad entre nuestras regiones.

Octubre de 2010


ARTÍCULO TAMBIÉN DISPONIBLE EN:

Rebelión (España)
La Radio del Sur (Venezuela)

viernes, 19 de noviembre de 2010

Los olivares sangrientos de Yair Klein

Por: Juan Alberto Sánchez Marín



Ni el tribunal de Estrasburgo, ni el gobierno ruso tienen la culpa de que el mercenario Yair Klein, conformador y entrenador de grupos paramilitares, asesino de campesinos y dirigentes sindicales y comunitarios, esté ahora libre y camino a sus olivares en Israel.

Tiene la culpa el ex vicepresidente Pacho Santos, por lenguaraz y bocón, de seguro a sabiendas de que así despertaba la sensiblería europea y apartaba a su colega de las cárceles colombianas. (1)

Y la tiene el inepto ex canciller colombiano Jaime Bermúdez, que viaje tras viaje a Moscú fue convenciendo a su par ruso, Serguéi Lavrov, de lo contrario de lo que siempre afirmó que pretendía: No extraditarlo.

También le cabe aquí culpa al ex viceministro de Interior y Justicia Guillermo Reyes, que viajo a lo mismo, y mucha más al ex ministro de la misma cartera, Fabio Valencia Cossio, por dejarlo ir a lo mismo. El primero, por lo menos, aprovechó para ver la Eurocopa.


Y ahora, un chiste textualmente malo (de malosos): La Cancillería colombiana sostiene que estudia varias vías judiciales alternativas que permitan la extradición de Klein.

Parece que nuestra ilustre ministra Holguín ignora que "Israel tiene una legislación muy clara en cuanto a no extraditar nacionales" (2), como dijo alguna vez el propio ex fiscal Alfonso Valdivieso, cuando fue embajador en Tel Aviv.

O será que está buscando recurrir a instancias internacionales, esas mismas que a Israel le importan un bledo y que siempre se pasa por la faja, con la impunidad absoluta que le permite contar con sionistas incrustados en las más altas esferas del poder político y económico mundial.

Don Yair, de otra parte, tiene mucho que decir y a muchos poderosos en Colombia a quienes referirse (léase: untar). No le alcanzarían los ridículos diez años y ocho meses a los que fue condenado por el Tribunal Superior de Manizales.

Claro, se dirá, más vale esta condena que nada. Pero es que esto no es nada para un terrorista consumado (no inventado), que ha cometido y propiciado crímenes de lesa humanidad.

Y mucho ha de saber el retirado teniente coronel de los vínculos secretos y oscuros que hermanan a las dos repúblicas aliadas incondicionales de los Estados Unidos: Colombia e Israel. "Colombia es el país de América Latina con mayor relación con Israel a nivel político, con un intercambio militar muy fuerte". Estas no son afirmaciones de algún palestino al que le demolieron la casa en la franja de Gaza ni de ningún integrante del gobierno bolivariano de Venezuela. Son palabras del propio Marcos Peckel, el presidente del Centro Israelita de Bogotá (3).

Israel suministra armamento a Colombia y asesora en toda clase de asuntos militares, como la eficaz violación de los Derechos Humanos; el entrenamientos grupos paramilitares en Colombia y de algunos de esos paramilitares colombianos en Israel; ex militares israelíes asesoran en inteligencia al Alto Mando de las Fuerzas Armadas colombianas (4), en fin.

Recordemos el testimonio de Alfredo Baquero, alias ‘Vladimir’, acusado formalmente de ser el autor de las masacres de Honduras y La Negra, en Urabá, y Mejor Esquina, en Córdoba: “Ellos nos enseñaron la táctica inglesa y alemana, que consistía en que al enemigo había que exterminarlo de raíz. Nos dijeron que un guerrillero o un auxiliador de la guerrilla, ubicado en un sitio clave, nos podía hacer mucho daño. Entonces salimos como locos a perseguir a los colaboradores y al brazo armado de las Farc. Y les dimos muy duro. Al que detectábamos le dábamos. Fue apasionante ser alumno de Yair Klein” (5).

El olor de las almendras amargas siempre le recordaba al doctor Juvenal Urbino el destino de los amores contrariados. Las almendras amargas, tan nocivas y letales, cuya ingesta de apenas unas 20 puede matar a un adulto y sólo 10 a un niño. Las olivas de Klein nos recordarán por siempre la historia contrariada de este país. Pero, seguramente, ninguna dosis de sus aceitunas sangrientas matarán a nadie. Lo han hecho de antemano.


(1) Revista Semana. Edición del 19 de noviembre de 2010. http://www.semana.com/noticias-nacion/volo/147264.aspx

(2) El Tiempo. Edición del 3 de febrero de 2008. (http://www.eltiempo.com/)

(3) Afirmación citada en el artículo: "Israel y Colombia, una relación preocupante", de Arnau Carné. http://www.peaceobservatory.org/es/1056319512/israel-y-colombia-una-relacion-preocupante

(4) Revista Semana. Edición del 4 de agosto de 2007. (www.semana.com)

(5) Artículo en la página Web del Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo” (http://www.colectivodeabogados.org/)


Página disponible en:

Agencia Latinoamericana de Información - ALAI
QUESTION Digital (Venezuela)
Sur y Sur (Venezuela)
Diario Universal (España)

Marcos Ana: "Miguel Hernández murió de franquismo en una cárcel de España"

Por: Patricia Rivas

EL GOBIERNO TIENE PENDIENTE ANULAR LA CONDENA A MUERTE DEL POETA.


MARCOS ANA Y EL GRUPO DE ACTORES DE LA EMOCIONANTE REPRESENTACIÓN DE "SINO SANGRIENTO" EN VICÁLVARO (MADRID)


Repleto hasta la última localidad, el teatro del Centro Cultural de Valdebernardo, distrito de Vicálvaro, fue escenario el pasado 14 de noviembre de la representación de "Sino Sangriento", el "Homenaje a voz ahogada al poeta Miguel Hernández", que los presos políticos del penal de Burgos montaron en la clandestinidad con ocasión del 50 aniversario de su nacimiento, en 1960. Las sobresalientes interpretaciones del grupo de teatro Atrefu, que ha tenido la iniciativa y el coraje de montar esta obra medio siglo después, recuperándola para los escenarios, no dejaron indiferente a nadie. Son muy jóvenes, pero conviene ir tomando nota de sus nombres porque vienen a refrescar el panorama teatral español: Sara Solís, Raquel Casas, Irene Cabezas, Elena Verdú, Mariano Castellano, Rosa María Calvo, Susana González y Roberto Álvarez Nistal, quien además funge como director de este talentoso grupo de actores formado en Fuenlabrada.

Para las asociaciones de vecinos de Vicálvaro, la representación de "Sino Sangriento" suponía el colofón de una serie de actos de homenaje al poeta de Orihuela, que se han venido desarrollando en forma de páginas dedicadas en el periódico del distrito, premios del Festival de Cuento y Poesía, grafittis, etc.


La representación contó además con el aliciente de la participación del poeta Marcos Ana, amigo personal de Miguel Hernández y Rafael Alberti, quien dirigió "Sino Sangriento" en el penal de Burgos, en su representación original, y ha supervisado el montaje del grupo teatral Atrefu.

Fernando Macarro Castillo se rebautizó en la cárcel como Marcos Ana, tomando el nombre de su padre, fusilado durante la guerra, y el de su madre, quien fue encontrada sin vida en una de las zanjas que rodeaban la prisión de Burgos, a la que cayó mientras trataba de ver a su hijo, que acababa de recibir su segunda condena a muerte.

Antes de comenzar la representación, Marcos Ana dirigió unas palabras al abarrotado auditorio que, por su lucidez y su vibrante actualidad, merece la pena transcribir.

"Soy feliz de estar esta tarde con vosotros y agradezco el reconocimiento que hacéis de mi vida y mi obra. Quisiera recordar a esos héroes oscuros, anónimos, que han sufrido lo que yo. Yo soy un privilegiado, pese a haber pasado 23 años en la cárcel, dos penas de muerte y haber sufrido todas las violencias de la dictadura.

Deseo rendir homenaje a los hombres y mujeres sin nombre que lucharon por la democracia en España. La representación que vais a ver fue escrita por un grupo de presos en el penal de Burgos, en 1960. Lo hicimos protegidos por la seguridad de la noche, una seguridad un tanto incierta, en un escenario construido con mantas y sábanas, a voz ahogada, ante el temor de ser sorprendidos en cualquier momento por los carceleros. Era sobrecogedor ver a cientos de presos sentados en el suelo, mientras oíamos los pasos de los guardianes y los alertas de los centinelas. En un papel dminuto, enrollado en un tubo de pasta de dientes saqué el texto de este homenaje.

Miguel Hernández fue uno de los grandes representantes de la Generación del 36. No le dejaron siempre estar en primera línea como poeta. Luis Aragon decía que libros como La Capital de la Gloria, España en el Corazón o España, aparta de mí ese cáliz, habían alcanzado la gloria de la poesía épica española.

Miguel Hernández escribió a pie de guerra. A la luz de una vela en una tronera, en el rincón del patio de una prisión. No es justo que no se señale, con la estatura que tuvo.

Murió asesinado. Murió de franquismo en una cárcel de España. Lo dejaron morir de tisis.

Hoy se quiere presentar a Miguel Hernández como un hombre de la "poesía pura". Tratan de despojarle de su compromiso político y de su militancia comunista. Tratan de presentarle como un poeta en las nubes. En la exposición que sobre su persona realiza la Biblioteca Nacional puede verse su carnet del V Regimiento, del Partido Comunista de España.

La deuda del Gobierno con Miguel Hernández: anular su condena a muerte

Hace unos meses me llamó la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Me dijo que iban a ir a Alicante a ofrecer a la nuera de Miguel Hernández y a su nieta una reivindicación moral, un escrito firmado por el Ministerio de Justicia.Yo acompañé a esa delegación, y quise decirle a nuestro Gobierno que todavía tiene cuentas pendientes: la anulación de la condena a muerte de Miguel Hernández y de todas las condenas contra los represaliados por la dictadura.

Tenemos presentada una querella al Tribunal Supremo para que se revise la causa de Miguel Hernández y se anule su condena a muerte. Esta obra que hicimos los presos políticos es una aportación. Tras el escenario había una banda de música. Elaboramos flautas con los palos de las escobas, y con ellas íbamos tocando "La Cucaracha", "La Marsellesa" o "La Internacional" en sucesivos momentos de la obra. Nuestras familias eran un puente entre nuestras cárceles y el mundo.

En mi libro he tratado de sorprender la realidad por el costado más humano, para que llegue al corazón de la gente.

Cuando llevaba 22 años encarcelado, me di cuenta de que me costaba recordar las cosas más sencillas de la vida. Antes volvía a la vida a través del sueño, pero llegó un momento en que la cárcel se impuso como la protaginista de mi vida y de mis noches.

Miguel Ángel Asturias me decía: cuando me pongo a escribir siempre tengo un diccionario de sinónimos. Cuando me sale una palabra demasiado sencilla la cambio por otra más inédita, para enriquecer la literatura. Yo he hecho justamente lo contrario.

Salí en libertad en 1961, pero no tenía tiempo de escribir. No podía sentirme libre mientras quedara un solo hermano mío encarcelado.

Me visitaban muchos nietos de abuelos fusilados, reunidos en la asociación "Memoria y Libertad". Me impresionó que la juventud de hoy no supiera lo que ha pasado en España. Escribí este libro para contribuir a la memoria histórica, para que lo que hemos vivido nosotros no sea posible nunca más.

Lo que está más viva es la memoria de los vencedores, que está en los engranajes del Estado, que está en el Tribunal Supremo, que depende más del pasado que del presente. Hay jueces que formaban parte del Tribunal de Orden Público. Eso no quiere decir que nos lleve un espíritu de venganza. No se puede establecer un juicio salomónico. Lo que pasó en la zona republicana en los primeros meses fue producto de la tensión desatada por el pronunciamiento fascista y no formaba parte de la política del gobierno republicano. El otro bando se pasó 40 años matando: era el ideario del régimen franquista, arrancar de raíz cualquier asomo de idea diferente.

La venganza no es un ideal político. Lo único que queremos es que se reconozca a los hombres y mujeres que lucharon por la democracia en nuestro país.

Es capital que tomemos contacto con la juventud. Los veteranos hemos luchado mucho, tenemos cicatrices. Es necesario diferenciar entre las ideas y los instrumentos. Los instrumentos son los hombres, y son necesariamente imperfectos. La bondad de las ideas está ahí. Por eso sigo siendo comunista.

A veces los veteranos no somos capaces de encontrar el lenguaje para llegar a la juventud. Un día recibo una carta de una muchacha de Málaga, que ha aprobado el bachillerato y cuyos padres le han regalado mi libro. Me escribe diciéndome que a ella le inculcan que debe esforzarse por lograr su meta personal, pero que ella ha visto que nosotros luchábamos por un futuro para todos, y ella también quiere luchar por algo que vaya más allá de sí misma. Muchos jóvenes están esperando un mensaje que los ponga en línea y que les permita luchar por algo que vaya más allá de ellos mismos.

Al futuro no podemos ir solos

No he escrito el libro pensando sólo en los camaradas, sino en aquella gente que todavía no nos comprende.

Quería hacer la segunda presentación del libro en Burgos. Quedé sorprendido cuando el alcalde del PP, Aparicio, dijo que el homenaje a Marcos Ana lo hacia el Ayuntamiento. Me di cuenta de la amplitud que puede tener un mensaje. Hay matices en el pensamiento de la gente. Me regalaron 7 rosas rojas (los años en que estuve condenado a muerte, los más difíciles) y 14 rosas blancas, por los años que pasé preso en Burgos, ya sin que mi vida estuviese amenazada de muerte.

Tenemos que ser muy amplios. Al futuro no podemos ir solos.

Una vez en Cuba me encontré con el Che. Era un hombre austero. Me habían preparado una pequeña recepción en Santiago de Cuba. Algo modesto, pero era un momento muy difícil en el que la gente estaba pasando por muchas privaciones. El Che llegó y reprendió a los compañeros. Digo esto como ejemplo de que los comunistas tenemos que ser austeros y sencillos, sobre todo cuando estamos en el poder.

Los jóvenes están agrupados a su manera, porque no se fian de los partidos. La política es un circo. Requieren una ética distinta para hacer política. Están activos en los movimientos alternativos.

Hace falta tiempo para ser joven: soy un chaval de 90 años.

La solidaridad no sólo es una palabra hermosa. Antiguamente, los pueblos vivían lejos los unos de los otros. Pero hoy son muy cortos, terriblemente cortos, los caminos que unen lo que sucede en Afganistán con nuestras casas. Nadie puede sentirse seguro en su pequeña libertad si considera lejana la esclavitud de los demás.

Hay que dignificar la política, y por eso hay que exigir mucho a nuestros representantes,

Soy un chaval de 90 años. Sigo viviendo en una vorágine.

Yo salí libre a los 42 años. Llegué tarde a mi juventud. Pero, como dijo Pablo Picasso: "Hace falta tiempo, mucho tiempo, para ser joven".


ENLACES RECOMENDADOS:

- Marcos Ana

- "Sino Sangriento", video resumen de la representación en el Ateneo Republicano de Fuenlabrada por el grupo Atrefu.

ARTÍCULO DISPONIBLE EN:

Rebelión (España)

lunes, 11 de octubre de 2010

El destripador burocrático

EL ATAQUE DEL PROCURADOR COLOMBIANO A LA SENADORA PIEDAD CÓRDOBA


Por: Juan Alberto Sánchez Marín


El procurador colombiano Alejandro Ordóñez

Los destripadores, en el desespero que suscitan en las sociedades que habitan, terminan parados en una conjugación de realidad y ficción que no es ni lo uno ni lo otro, sino una ambigüedad demencial, pero con un trasfondo indiscutible: horripilan a congéneres y coetáneos.

En Colombia, ese manto oscuro y reciente de nuestra historia que se conoce como La Violencia, está plagado de relatos estremecedores acerca de destripadores rurales, que arrojaban bebes al aire para ensartarlos con sus machetes, o ideaban cortes fatales como el “corbata” y el “franela”, de cuyas trabazones con la lengua nadie quiere acordarse.

Pero hay otra clase de peligrosos destripadores, que no necesariamente recurren al cuchillo o al estilete. Son aquellos que, parapetados en armazones burocráticos, lanzan traperas puñaladas judiciales, morales o administrativas, contra quienes no comulgan con sus ideas.

Son personajes que, plantados entre el escritorio y muchos folios, fruncido el ceño, ladino el hablar, agrio el corazón, buscan ocasionar tanto pánico como sus símiles de adarga y navajas en mano.

Van y vienen por las callejuelas de una moral llena de contraluces. Pelechan en un país plagado de socavones legales y travesías jurídicas. Son desalmados poderosos, acostumbrados a los esguinces éticos y a toda clase de trapisondas.


Son, en ocasiones, los propios cabecillas que incitan a las matazones. Escondidos en la palabrería, mueven al antojo el hilo de furibundos peones, que acometen toda clase de barbaridades en el nombre del Señor.

Otras veces son quienes ponen en marcha los engranajes siniestros contra quienes ellos juzgan que no corresponden al redil de sus ensueños. Recurren a todo tipo de triquiñuelas. Desde el lanzamiento de anatemas e imprecaciones sueltas, hasta las represalias más feroces.

Alejandro Ordóñez es uno de estos aciagos personajes. ¿Adalid moral? Qué va. ¿hidalgo fenomenal? No, definitivamente. ¿Cruzado tardío? Ni siquiera. ¿Fundamentalista de atar? Acaso.

Lo que sí: Un destripador raso, en el que lo más afín a la ética serán asuntos héticos, en un hígado lleno de bilis, que no ejerce las funciones de desintoxicación y limpieza, y, al contrario, deja intactas las porquerías nacionales que la Procuraduría General de la Nación por mandato debería eliminar.

Apenas, para menguar los estropicios más evidentes, recurre la Procuraduría a mediáticas alharacas, adelantándosele por las pantallas a otras instituciones, chupándose la savia de otros investigadores y evidenciando lo evidente.

Ahí tenemos las reprensiones a Pretelt por Teodolindo, a don Berna Moreno por lóbrego y a quienes hicieron parte de la estructura criminal del DAS por lo mismo: las interceptaciones ilegales (“chuzadas”), que unas tras otras fueron las fuentes informativas de Uribe, deformadoras del juicio y formadoras perfectas, una vez, del ansiado “estado de opinión”.

Es que si es contra sus enemigos, Ordóñez no tiene par, es originalísimo, pues sólo a él se le ocurren tamañas interpretaciones de la Ley y semejante manera sui generis de repartir las cargas condenatorias.

Le gusta al Procurador el 18: Lo mismo para Piedad, a partir de pruebas subjetivas, invalidadas o contratadas y argumentaciones nebulosas, que, por ejemplo, para el citado Moreno o para María del Pilar Hurtado, la ex directora del DAS, a quienes conducen todos los rastros, incluido el testimonio de los propios ex funcionarios que estuvieron a cargo de los ilícitos.

Pero si es cosa de amigos o del jefe, llueve siempre Ordóñez sobre mojado. Las inhabilidades ahora repartidas suenan, otra vez, a mandado. Chivos expiatorios en el empedrado que cada vez trepa más cerca del cielo nefasto en que se movió el pasado astro rey de la Casa de Nariño.

Hace unas semanas, dijo el Procurador, textualmente: “A la Procuraduría la están despresando” (1), refiriéndose al proyecto de reforma a la Justicia, y, en particular, a la iniciativa en torno a la posibilidad de eliminar la participación de la Procuraduría dentro de los procesos penales.

Una ironía. Un chasco trillado. Del regador regado (2) al despresador despresado. La Procuraduría luce mal hace rato. Como gallina de feria, bañada en el azafrán de Ordóñez, la entidad luce patas arriba y al aire lo poco que le queda de su naturaleza. ¿Quién serio le come cuento a esta Naná silvestre, hija del arroyo, que ya da tantos asomos de la viruela?

“La función constitucional que tiene la Procuraduría es la de ser garante de las garantías, incluso en el proceso penal” (3). Puro cuento.

El Procurador, que se ha ganado el mote de “Absolvedor”, se volvió fiador de paramilitares, de sus propiciadores y secuaces, insertos en el Congreso. Claro, no sólo en el Congreso: Que también han rondado Presidencia, Fuerzas Militares, ministerios, institutos, los organismos adscritos, los no descritos, etc.

Pero una desgracia mayor para las mujeres que en este país, a estas alturas, luchan por derechos elementales. O para los defensores de los Derechos Humanos. O para las minorías. O para el colombiano que tenga una causa progresista. O para alguien a quien se le ocurra que la paz en Colombia no sólo es deseable, sino que hay que buscarla y hacerla.

Es inaudito que una institución como la Procuraduría General de la Nación, con tan nobles propósitos constitucionales y en el papel, se haya vuelto una rémora, un lastre, un burdo espantajo para la vida del país.

Más inaudito que el Procurador vaya de traspiés en traspiés, condenando a unos por las idénticas razones que absuelve a otros, o que vaya en contravía de la propia Constitución, y que siga indemne, como si nada.

Al menos tiene una condena en ciernes por parte de la Corte Suprema de Justicia, que lo investiga por declarar inocentes disciplinariamente al entonces ministro de Protección Social, Diego Palacio, y al entonces embajador de Colombia en Italia, Sabas Pretelt, ambos sindicados de ofrecer dadivas para apoyar la reelección presidencial de Álvaro Uribe Vélez (4).



La factura a Piedad



La persecución política a la senadora Piedad Córdoba se prueba en la sanción de la Procuraduría, que la destituye e inhabilita por 18 años (5).

Sale Ordóñez a la palestra y lanza estocadas administrativas contra Córdoba, y le pide a la Corte Suprema que la investigue por delitos de lesa humanidad. Ardides, argucias.

En el viejo armero, en vez de lancetas y guadañas, han de lucir otra clase de armas blancas, que hacen verla negra a todos aquellos a quienes el Procurador no aguanta:

Los computadores de Reyes, con sus rehechos correos en Word; el catecismo de Uribe, con proverbios traídos por los pelos del latín de Marianito (que no del Mariano) e instrucciones con giros en el italiano de Calabria (restos de don Salvatore); dicterios del deslustrado José Obdulio, que con lemas disimula su odio por la Ilustración o lo que se le parezca.

En un país definido por el unanimismo uribista y el santurronismo santista, Ordóñez viene como anillo al dedo en ese matrimonio atroz de los dos grupúsculos en el poder o merodeándolo, que se quieren más de lo que reconocen y a la vez se detestan más de lo que ellos mismos quisieran creer.

Puede que Cristo viva en su iglesia, como dicen ellos, los del Opus y los Legionarios de Cristo (y los católicos, apostólicos y romanos, y, seguramente, muchos cristianos). Ellos lo sabrán, cada uno a su modo. Pero algo sí es indudable, aún sin los menores restos de fe: el rollizo cuerpo de Ordóñez ocupa la Procuraduría y el espíritu montaraz de Uribe mora en Ordóñez. Así, pues, qué esperanzas.

Por eso no sólo se trata de la senadora Piedad, que se merece toda la solidaridad del país y del mundo, como en efecto se ha visto en las muestras de apoyo que ha recibido de la ceca a la meca. (Bien resumió Fidel Castro el carácter de la senadora: "La congresista colombiana es una persona inteligente y valiente, expositora brillante y de pensamiento bien articulado" (6). Un peligro).

Es una cuestión de salud pública. No se puede dejar de desmontar el armazón tremendo de falsificaciones y montajes que se armó de manera sistemática durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, que sigue ileso y en plena operación durante el gobierno actual, y que tiene demasiados motivos para no dejarse sacar así como así.

Montajes que actúan por arriba y por abajo, con segadores en las altas esferas de la política y las instituciones, y con verdugos en las calles y los campos. Ensambladuras que nos dejaron, por ejemplo, con las ejecuciones extra judiciales (con descaro llamadas “falsos positivos”) a boca de jarro.

El Procurador se ilumina ante los medios y oferta una falsa ecuanimidad. Si la senadora tiene alguna reposición, pues se la mirará. A Piedad le queda recurrir ante el Consejo de Estado de Colombia y ante las instancias internacionales. Porque, ¿cuánto puede proceder el recurso de reposición ante el mismo funcionario que la emitió, es decir, el mismo Ordóñez?

Y para poner las cartas sobre la mesa, que Ordóñez publique la lista de países a los que ningún senador debe viajar (Venezuela, Ecuador, Cuba… ¿Cuál otro?). Y el listado de los senadores que no pueden viajar a ninguna parte (Robledo, Cepeda… ¿Quién más?).

Y el de lo temas a los que nunca deben referirse (La paz, las fosas comunes, la tierra... Excluyendo el papel de San Ezequiel Moreno Díaz como defensor de los Derechos de Cristo Rey o la iniquidad de las libertades modernas, ¿qué otros temas serán lícitos para que los congresistas no metan las narices donde no deben?)

Y debe publicar un diccionario de términos y un manual de comportamiento y modales para que los congresistas no medien (si es que llegaren a mediar) con palabras ni hagan uso del gesto o la mueca, ni miren ni sonrían a las partes, ni admitan cariños (o actitudes que lo parezcan), ni aporten ideas para que la mediación se dé algún día, ni se permitan decir algo significativo e importante para nadie, ni que digan nada sobre la dolorosa realidad de un país que se mantiene echándole muertos y leña al fuego.

Y que diga de una vez por todas cuántos vicktores tomnyuks, o como se llamen (7), tiene guardados por ahí, bajo la manga o como separadores en sus misales.

Claro que Piedad sigue y seguirá adelante. Con más fuerza. Y que seguirán los Colombianos y Colombianas por la Paz impulsando el intercambio humanitario con las FARC, como paso clave para el diálogo y la salida pacífica para la guerra larvada que padece el país de cabo a rabo.

E indiscutible que el Procurador Ordóñez seguirá haciendo de las suyas, erizándole los pelos a congéneres y coetáneos.

No es leyenda ni producto de la ficción o de alguna mítica conjugación. Agazapado tras las claras fuerzas oscuras de la derecha de siempre, el país entero sabe quién es él, qué hace, cómo actúa, qué tergiversa, qué exime y a quiénes y qué condena y por qué, qué caras de inteligencia pone y cuáles de burlón, a qué hora le sale a los caminos de la paz y a qué santos inicuos les reza. Por suerte.



(1) Ver: http://elespectador.com.co/noticias/judicial/articulo-222449-procuraduria-estan-despresando-alejandro-ordonez

(2) “L’arroseur arrosé” (“El regador regado”), 1895, película de Louis Lumière. Uno de los primeros gags de la historia del cine. Ver: http://www.youtube.com/watch?v=8mO6KaxII4Y&feature=player_embedded

(3) Ver: http://elespectador.com.co/articulo-221976-procurador-pide-no-recortar-funciones-al-ministerio-publico-penal

(4) “En procura del Procurador”. Por: Juan Alberto Sánchez Marín, en Juanalberto SM. Ver: http://juanalbertosm.blogspot.com/2010/09/en-procura-del-procurador.html

(5) Texto del fallo de la Procuraduría. Ver: http://www.procuraduria.gov.co/descargas/270910fallopgn.pdf

(6) “Piedad Córdoba y su lucha por la paz”. Por: Fidel Castro Ruz, en Cubadebate. Ver: http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2010/09/30/piedad-cordoba-y-su-lucha-por-la-paz/

(7) Viktor Tomnyuk, un sospechoso embutido extranjero, ucraniano, que la propia senadora Piedad Córdoba denunció ante el ministro de Interior y Justicia de entonces. Ver: http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articuloimpreso-210498-el-testimonio-ucraniano



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viernes, 24 de septiembre de 2010

EL 26-S EN VENEZUELA O EL RETO DE VER DÓNDE SE ESTÁ PARADO

Por: Juan Alberto Sánchez Marín

Terrorismo mediático, periodismo pornográfico, información falsa, encuestas tendenciosas, rumores mortíferos, miedos propagados a gritos: Estrategias menores venidas a más en esta lucha sin cuartel, que buscan llenar de abrojos el camino de la revolución en marcha y quieren sembrar de nubarrones el firmamento del país.



Venezuela afronta otra contienda electoral en la que se escogerá una nueva Asamblea Nacional y los representantes ante el Parlamento Latinoamericano. Hay en juego 165 escaños para diputados y 12 para el Parlatino.

Los candidatos partidarios de la causa revolucionaria, que encabeza el presidente Hugo Chávez, están organizados en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). La oposición se sienta en torno a la Mesa de Unidad Democrática (MUD), una mezcolanza de doce partidos que se reconoce por la ausencia de unidad y la escasez de juicios democráticos. Al costado, algunos candidatos independientes, aliados o no de unos o de otros.

No tiene sentido entrar a considerar ahora los logros habidos por el proceso revolucionario venezolano. Se habla de ellos por estos días. Sí puede afirmarse que son inversamente proporcionales a la medida en que han sido desconocidos, rebajados y vilipendiados por la oposición.


Breve cuadro de costumbres de la oposición

El acervo discursivo de los líderes opositores, los giros textuales de los candidatos de esa Mesa de Unidad y la estructura mediática en pleno, otra vez, esquivan el plano propositivo y optan por las tácticas manidas de la detracción.

Brillan por su ausencia las propuestas, pero refulge la difamación. Nada nuevo. Las carencias en la capacidad para asumir la realidad del país, diseccionar los contextos, comprender los fenómenos, efectuar la prospección y plantear opciones caracterizan a la oposición venezolana. Una circunstancia que sale a flote en los desafíos que plantean siempre los comicios.

A la oposición venezolana no le ha faltado recursos. Estados Unidos, a través de agencias como la USAID y de organismos no gubernamentales, ha financiado en elecciones anteriores y financia ahora una buena parte de sus campañas. Y ha promovido y costeado la realización de actos de sabotaje y otras acciones desestabilizadoras, con miras al derrocamiento de Hugo Chávez. (1)

A la oposición venezolana no le ha faltado asesores. Con el poderío económico propio o el recibido de los Estados Unidos, paga a personajes como J. J. Rendón, un venezolano tristemente célebre, que anda por el continente vendiendo sus servicios de intrigante y desprestidigitador.

Ha recibido la asesoría de los cubanos de Miami, un albergue de terroristas, un nido de fascistas resentidos y frustrados, cuyas inútiles recomendaciones la oposición venezolana sigue para bien del gobierno de Hugo Chávez: Lo que no les funcionó nunca en La Habana, tampoco les ha funcionado durante más de una década en Caracas.

A la oposición venezolana no le ha faltado ganas. Al contrario, ha ido cantándolas por el mundo, adentro y afuera de Venezuela. Lo ha intentado todo. Desde golpe de estado, hasta paro petrolero. Desde guarimbas, hasta cacerolazos. Desde marchas, hasta retiros espirituales. Desde montajes judiciales, hasta asesinatos. Desde coaliciones con los cardenales de Dios, hasta alianzas con esbirros del diablo.

Los opositores han ido clamando solidaridad por el mundo. Lo han hecho remedando escenarios típicos de las lacrimógenas telenovelas venezolanas, tan esparcidas con tanta saña por el mundo por RCTV, un canal de televisión al que no le fue renovada la concesión para operar la frecuencia estatal. Una espina que los poderosos del país no le perdonan a Chávez.

Cómo hacerlo, si en el unísono universo mediático esa fue una voz que se les fue sin pensarlo, aunque sabiendo bien cómo y por qué. RCTV no fue una onda que se apagó: cambiaron los hablantes. Dejaron de oírse los gritos plañideros de la desheredada que recobró su fortuna liándose con el galán pudiente, para oírse los cantos del pueblo descamisado construyendo su propio horizonte. Algo inaceptable.

Algunos pocos líderes de la oposición han manifestado que reconocerán los resultados de las elecciones. Amanecerá y veremos. De seguro que los resultados serán reconocidos si les son favorables. Y es muy probable que no serán admitidos si no están en concordancia con sus pronósticos ilusorios. Una ecuación de lo más de simple. Un vicio lo más de arraigado.

La oposición venezolana se ufana de que alcanzará la mayoría calificada en estas elecciones. En cifras, 110 votos, las dos terceras partes de la votación. Guarismo que, claro está, también necesita el gobierno para continuar avante y sin mayores tropiezos con el proceso. He ahí el desafío.


Un lobo feroz para los demonios

Lo que ocurre en Venezuela, claro está, le importa a los propios venezolanos. Muchísimo. Y le importa, y cuánto, a todos los habitantes de la región. Y a los de más allá, allende la mar, los desiertos y hasta la lengua.

No se juega apenas el equilibrio de unas fuerzas, izquierda y derecha, al decir de los analistas, sino algo más: La posibilidad de edificar el futuro por fuera de los círculos de poder egoístas del capitalismo.

El Socialismo del Siglo XXI, tan prolijo en detractores, tiene un carácter simbólico y, en otro nivel, además emblemático. Se trata de un proceso que, más allá de lo ideológico, representa una expectativa para los pobres de la tierra, en un mundo en el que las fuerzas económicas mundiales se concentran en aumentar cada vez más la brecha entre los que todo lo tienen y los que no poseen nada.

Un modelo fatal, que se origina en los centros de poder, donde se lleva a alturas desquiciadas, y se reproduce en la periferia de manera progresiva y sistemática.

El mecanismo es sencillo: El poderío corporativo y empresarial coopta al Estado y lo convierte en un instrumento: fuerte con los débiles, aplasta con su aparato represivo cualquier resistencia de los de abajo contra el "orden" capitalista; servil con los poderosos que lo manejan a distancia, desde las empresas nacionales y las agencias imperiales.

Estados nocivos que proporcionan una pátina de legitimidad democrática a las cacicadas impuestas desde esas instancias: privatizaciones desaforadas, megaproyectos de desarrollo que desplazan y acaban con la vida de comunidades enteras, pueblos originarios exterminados por el tramposo engranaje neoliberal, planes de "ajuste" estructural que condenan a la marginación a dos tercios de la sociedad.

El consumo embelesa a todos, la educación los estandariza y dispone para la absorción, los medios los embaucan, el sueño de la libertad los hace a la vez cautivos del engranaje y el inconforme, gracias al 11-S, es anulado bajo el estigma de terrorista.

El pecado de Venezuela, como lo ha sido el de Cuba a lo largo de tantos años, como el de cualquier lugar que le muestre al mundo que otra clase de sociedad, que otras formas de producción, de convivencia y de relaciones son posibles, carece de nombre.

No se trata de corrientes filosóficas o de convicciones, ni siquiera de principios. Es, simplemente, paranoia. El mayor riesgo que ofrece el proceso que se adelanta en Venezuela es el altísimo grado de cielos que abre para cualquiera que alguna vez alce los ojos hacia arriba y mire.

Una experiencia que puede no ser útil como modelo para ningún país. Pero que constituye un paradigma excepcional a la hora de darle cuerpo a la esperanza de que otro mundo es posible. No es el eslogan. Es un nuevo mundo. Más vasto que el pisado una vez por Colón, porque lo comprende a cabalidad, y muchas veces más habitado que todo el orbe de aquellos tiempos, porque suma más de mil millones de personas.

Más los cien millones en la indigencia absoluta. Más cerca de dos mil millones medio pobres. Más quién sabe cuántos otros cientos que son paupérrimos y ni siquiera lo malician.

Son los pobres de la Tierra toda. El planeta que tan azul se ve desde el cielo, tan dorado y lleno de oportunidades desde las alturas de Forbes, tan negro desde el verde mismo de los cinco continentes.
Venezuela es espejo para mirarnos. Y el efecto espejo permite vernos en los harapos y la desnudez. Y ver la inopia social que nos rodea, hace y deshace pensamientos. Sólo saberla es subversivo. El que piensa pierde: hay que suprimirlo porque en realidad gana. La reflexión y la conciencia son buenas consejeras para el que las asume. No pueden serlo para el que somete.

Las variantes se hacen entonces limitadas: la ignorancia es transmitida y el oscurantismo dirigido. Los ejemplos de ruptura de los patrones son malmirados, arrinconados, embestidos, borrados del mapa. A los líderes de tales experiencias les espera otro tanto: si el sistema imperante no puede penarlos con el anonimato, les signa con el desprestigio. Si no, elemental, los mata.

La democracia, que por principio no le sirve a los ricos, ni a sus corporaciones, ni a sus gobiernos, se vuelve de papel, para que sea cómoda. En Estados Unidos, en Chile, en Perú, en Colombia, en donde sea. Si es cierta, o si pretende serlo, no aprovecha. Hay que acomodarla, alterarla, poner la maquinaria al servicio de los intereses particulares, los de los buenos.

Por eso Venezuela es tan peligrosa y por lo mismo hay tanto en juego en estas elecciones legislativas. Me equivoqué cuando afirmé que son otras elecciones. Nunca son unos sufragios más. Siempre son: “Las elecciones”. Cada justa es única. La elección que se pierde, o que no se gana por lo necesario, que es lo mismo, es una puerta abierta a la oligarquía y por lo tanto un socavón para la construcción en marcha.

Los líderes de la oposición, los pudientes, quienes a pesar de 11 años de revolución siguen siendo los dueños de buena parte del país, cómo no, están al tanto. Quieren recuperar lo poco perdido o no perder nada de lo mucho que tienen. Les asusta que muchos tengan algo y que el estado empiece a pagar una deuda social que ellos mismos condujeron a términos malditos. Y hay que entenderlos. La voracidad capitalista es algo que carece de límites, en Venezuela o la Cochinchina.


La barbarie al medio

Por desgracia, ese afán inhumano y sin tregua del capital es algo que buena parte de los pueblos no tienen en cuenta. Por gracia de la manipulación mediática, de la considerable capacidad de desinformación de los medios de comunicación masivos, de su alarmante potencial para generar criterios a su beneficio o para intervenir a su antojo sobre la opinión pública.

Y porque siguen estando en manos de los de siempre, son los mismos y haciendo lo mismo. Los propios medios que engañan a voz en cuello cuando sostienen que el gobierno venezolano tiene el monopolio de los medios, o que lo aumenta, o que los constriñe.

Igual que afuera unas pocas y cada vez más poderosas agencias informativas controlan lo que ve y lee el mundo, adentro de Venezuela, en la televisión, la radio, la prensa y la Internet, la pelea en la generación de mensajes y en los porcentajes de flujos informativos es de tigre con burro amarrado. Este último, desde luego, es el gobierno.

Los yerros del gobierno, que los hay, tienen eco a lo largo y ancho de la región, del continente, y circulan de inmediato, lo mismo en Bogotá que en Madrid. El tropezón resuena, el balbuceo se amplifica. Los aciertos, de la dimensión que sean, no se mencionan. Se esquivan. Los corresponsales en Caracas saben cómo hacer su trabajo y por algo están allí. La noticia se fabrica, la cizaña se edulcora y esparce.

Algunas experiencias mediáticas importantes, estatales, sociales, comunitarias, procuran hacerle frente al ambiente adverso. No sólo son palabras solas en medio del torbellino, sino que son saboteadas, boicoteadas, excluidas.

Terrorismo mediático, periodismo pornográfico, información falsa, encuestas tendenciosas, rumores mortíferos, miedos a gritos: Estrategias menores venidas a más en esta lucha sin cuartel, que buscan llenar de abrojos el camino de la revolución en marcha y quieren sembrar de nubarrones el firmamento del país.

Nicolás Gómez Dávila, un escritor y filósofo colombiano, que creía que los horrores políticos devienen de errores teológicos, no sin cierto sarcasmo de la vida aquí traído a colación (Colacho, le decían los amigos), tiene este infalible escolio: “El tonto halla desierto todo lugar noble en que se introduzca” (2).

Hace buena falta discernir con claridad el sitio en el que los venezolanos están parados (y el momento que cruzan).

La disyuntiva es evidente: O lo vemos noble con los ojos propios, o le creemos que no lo es al ojo mediatizado que así nos lo indica con abrumadora y sospechosa insistencia.

Ninguna dádiva mana de arriba, ni de los poderosos ni por la gracia de los dioses. Ni viene aviso alguno ni indicación admisible.

Un voto, unos votos, que marcan la diferencia y siguen haciendo el camino, provienen de lo que los propios pueblos determinan.

De los habitantes de los cerros de Caracas, pero también de los de las calles polvorientas de San Juan de los Morros o de los de los vientos fríos de San Rafael de Mucuchíes; de los de las planicies llaneras, de los de los pastizales de Portuguesa o Barinas, pero también de los de las costas de Zulia, Lara o Falcón; de los de las zonas selváticas de Amazonas o La Guayana, pero también de los cualquier otro rincón del país.

La emancipación que ahora se conquista en la República Bolivariana de Venezuela es esperanza que paso a paso avanza más allá, adonde quiera que la libertad esté en riesgo. Ahora bien, no más una cuestión: ¿En qué lugar de la tierra no lo está? ¿En cuál esquina de qué gran urbe o qué pequeña ciudad, aunque no abra la boca, no hay ya mismo un esclavo clamándola?


NOTAS:

(1) “Injerencia de USAID en las Elecciones en Venezuela”, por Eva Golinger, en Centro de Alerta para la Defensa de los Pueblos. Ver: http://centrodealerta.org/noticias/injerencia_de_usaid_en_las_.html

(2) “Escolios a un texto implícito” (Tomo II). Nicolás Gómez Dávila. Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura, PROCULTURA. Bogotá, 1986.


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