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BELDADES Y MENTIRAS DE GADAFI

Rodeado de sus beldades, vocifera, desafía, miente. Y la voz telúrica en la tribuna es el canto del cisne.

COLOMBIA: UN PAÍS MINADO POR EL DESPOJO MINERO

En un país en donde nunca estamos sentados a la mesa ni para lo nuestro, no hay otra opción: Terminamos haciendo parte del menú.

REMESAS Y POBREZA EN COLOMBIA: UNA RELACIÓN EVIDENTE

Según previsiones actuales, se recuperarán niveles anteriores de remesas desde el extranjero sólo a partir de 2012 o 2013.

COLOMBIA AFRONTA EL CRECIMIENTO DEL PARAMILITARISMO

La estructura del paramilitarismo se redujo en algunas regiones del país, pero en otras permaneció intacta o hasta creció. .

ENFERMEDADES 'LEVES' QUE MATAN EN COLOMBIA

Los pacientes con diagnóstico de alguna enfermedad prevenible terminan en una gran tragedia personal y familiar, requiriendo cuidados médicos que las entidades designadas no prestan efectivamente.

lunes, 22 de febrero de 2010

La Fiscalía colombiana incluye la lectura de rebelion.org entre las acusaciones contra universitario encarcelado

Por: Patricia Rivas


Nicolás Castro es un estudiante universitario que se encuentra detenido desde el 2 de diciembre pasado, por los comentarios que habría realizado en Internet sobre Jerónimo Uribe, hijo del presidente colombiano. La Fiscalía lo acusa de instigamiento para delinquir porque lo señala como el creador de un grupo virtual cuya consigna era "Me comprometo a matara a Jerónimo Uribe, hijo de Álvaro Uribe". Desde su celda de la cárcel de La Picota, concedió una entrevista a la revista Semana sobre un proceso que podría costarle varios años de prisión, en la que puede leerse lo siguiente:

"Semana.com: No es ningún delito hacer cualquier consulta en Internet pero ¿qué lo motivaba a consultar páginas proclives a organizaciones armadas?

N.C.: La fiscalía no ha precisado nada, siempre se queda en declaraciones muy generales. Dicen que visité rebelion.org, una revista virtual que según ellos apoya a grupos terroristas, pero para mí es una plataforma donde se manifiestan opiniones. Es una revista y punto. Y lo mismo con cualquier otra consulta que haya hecho, lo hacía por investigar. Las Farc aún están vigente, es un grupo que está generando víctimas, conocer el trasfondo de esos grupos y entender qué los motiva a actuar de esa manera es una inquietud apenas comprensible para un universitario. Hice esas consultas para tratar de comprender qué es lo que pasa en el país".


Es decir, que la Fiscalía colombiana utiliza en su argumentación contra el estudiante Nicolás Castro, el hecho de que éste haya visitado el sitio de rebelion.org, porque considera que este sitio "apoya a grupos terroristas".

No es la primera vez que se intenta criminalizar a Rebelión. Desde su nacimiento, hace 14 años, la derecha española y colombiana han utilizado sus medios de propaganda para acusar a Rebelión de lo que les ha venido en gana. Desde Bogotá, "El Tiempo" del clan Santos afirmó en 1996 que Rebelión era del ELN, y poco después, alardeando del mismo "rigor" periodístico, el diario conservador español "El Mundo" publicó que Rebelión era de las FARC.

No importó la incongruencia ni la gratuidad de las acusaciones. Ambos señalamientos levantaron sendas olas de ataques y amenazas contra los miembros de Rebelión, algunas de ellas firmadas nada menos que por el general Harold Bedoya, por ese entonces todavía comandante del Ejército colombiano y uno de los personajes más siniestros en la historia de la guerra sucia de ese país.

Con ser graves estos precedentes, consideramos que la escalada en la política de criminalización de rebelion.org es sumamente preocupante y debe llamar a la reflexión de todos aquellos ciudadanos que dentro y fuera de las fronteras de Colombia, defendemos el sagrado derecho a difundir informaciones sin censura y a opinar libremente, en ejercicio de nuestra libertad de conciencia y con estricto apego a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y es que, de acuerdo con las declaraciones del estudiante Nicolás Castro, la Fiscalía colombiana en sus argumentaciones, está asociando a Rebelión con el apoyo "a grupos terroristas".

Si relacionamos este hecho con el reciente llamado del presidente Uribe (1) a perseguir a los refugiados colombianos en el extranjero y a "acabar" con lo que él califica como "auxiliadores del terrorismo", no es difícil concluir que nos encontramos ante una nueva arremetida del Gobierno narco-paramilitar de Colombia contra todos los espacios que no se pliegan a su censura y que denuncian el terror de Estado: las miles de ejecuciones extrajudiciales cometidas por la Fueza Pública (Ejército y Policía), las masacres de campesinos, de indígenas, los asesinatos de sindicalistas y defensores de derechos humanos, las escuchas ilegales a políticos, periodistas y defensores de derechos humanos, el cierre de medios molestos por sus denuncias, la connivencia con los grupos narco-paramilitares, la impunidad.

Cuando se están cumpliendo diez años de la masacre de El Salado (2) y cinco de la de San José de Apartadó (3), dos episodios que muestran el grado de sevicia y la criminalidad con la que Ejército y paramilitares torturan y asesinan a hombres, mujeres y niños inocentes en Colombia, consideramos que bien haría la Fiscalía colombiana en investigar los hechos y depurar responsabilidades, llegando hasta los últimos escalones responsables de estas matanzas y garantizando a las víctimas sus derechos a Verdad, Justicia y Reparación, en lugar de criminalizarlas, como hace con Rebelión y como hace con los periodistas que, en Colombia, no se dejan censurar.

Notas:

(1).- Ver las amenazas contra refugiados colombianos en el exterior y documentalistas argentinos considerados como "auxiladores del terrorismo" en: EL FINANCIERO y EL UNIVERSAL

(2).- El Salado es un caserío ubicado en los Montes de María, departamento de Bolívar, en el que el 18 y 19 de febrero de 2000 fueron torturadas y asesinadas 66 personas, entre hombres mujeres y niños, en lo que se considera la peor matanza cometida hasta la fecha por los paramilitares en Colombia, y que contó con la cobertura del Ejército. Ver: VERDAD ABIERTA y COLECTIVO DE ABOGADOS

(3).- El 21 de febrero de 2005, 8 personas pertenecientes a dos familias de campesinos fueron asesinadas (entre ellas tres niños: de 11, 6 y 1 año de edad) por paramilitares y elementos del Ejército en San José de Apartadó (Antioquia), comunidad de paz que rechaza la presencia de todos los actores armados de la guerra y que ha visto cómo más de cien de sus miembros morían asesinados en los últimos años. Ver cronología de las agresiones contra la comunidad de paz en: COMUNIDAD DE PAZ DE SAN JOSÉ
y documental sobre la masacre de 2005 en: YOUTUBE vínculo 1, vínculo 2 y vínculo 3.

Artículo en: Rebelion.org

Obdulio y su obsesión obliterante

Por: Carolina Sanín

EN VEZ DE CERRAR LA REVISTA CAMBIO tras censurarla, la Casa Editorial El Tiempo ha prometido transformarla en lo contrario de lo que fue: en una publicación ‘light’.


Como suele hacer la mafia con sus víctimas, borrará la identidad del cadáver y, con ello, la evidencia de la ejecución; o, como suelen hacer los regimenes totalitarios, hará desaparecer el elemento incómodo sin darlo por muerto ni darle sepultura. Así, la Casa será coherente con la motivación mafiosa de su autocensura, a saber, la satisfacción del deseo del consigliere José Obdulio Gaviria, primado de Palacio.

Para borrar la identidad de la revista Cambio, la CEET también ha mutilado su cuerpo. Desde el pasado 4 de febrero y hasta el día en que escribo, 12 de febrero, en el sitio digital de la revista no se ha podido leer la edición del 14 de agosto de 2008. Aparece la portada (en esa ocasión fue el retrato de José Obdulio), pero la revista está vacía. Su contenido se borró, y hay un espacio en blanco en lugar del número que le corresponde. Todas las demás ediciones, desde enero del 2007 hasta hoy, están numeradas y pueden consultarse sin problema.


La edición 789, ahora edición N.N., contenía en vida un artículo titulado “El país según José Obdulio”, que reseñaba las tesis de Gaviria con respecto a la situación política colombiana. Estas tesis, como ponía en evidencia Cambio, constituían otros actos de borramiento: negaban la existencia del conflicto armado en Colombia y la existencia del desplazamiento interno causado por la violencia. Aunque ahora se han esfumado, el lector puede seguir su rastro en las columnas del mismo José Obdulio, que sí están, todas y enteras, en el archivo digital de El Tiempo: con su espantoso estilo, con sus comillas excesivas (como las de alguien que sabe que miente), con su prosa energúmena erizada de interjecciones y de signos de exclamación, con su abuso de la retórica elemental de me pregunto y me respondo, con sus autocitas, con su plural mayestático, con un genial “¡qué bah!” (por “¡qué va!”), y con esas palabras (bigornia, gorobeto) que el autor rebusca en los diccionarios para parecer campechano e instruido a la vez.

De sus columnas salta a la vista que José Obdulio tiene el impulso irreprimible de borrar. Está obsesionado por borrar a los opositores de Uribe y exhorta continuamente a hacerlo. En su cruzada por borrar distinciones, dice que los defensores de los derechos humanos son comunistas y que los antiuribistas son terroristas; afirma que las ideas de Lenin constituyeron “la base teórica” del genocidio nazi, sugiere que Jaime Garzón y Álvaro Uribe estaban del mismo lado, se equipara con Fray Luis de León, y canta que las Farc son “el dios (¿?) Minotauro que pide cada año siete doncellas núbiles y siete mozos esbeltos”.

Toda obsesión es un síntoma. ¿Cuál será el contenido psíquico específico que quiere borrar José Obdulio con su compulsión obliterante? ¿Qué evidencia sobre sí mismo querrá negarse cuando niega tantas realidades evidentes? ¿Qué objeto de deseo o de temor (que son expresiones de lo mismo, como lo supo Freud) subyace a su monomanía macartista y a sus fantasías exuberantes? ¿O será simplemente que desea ardientemente escribir y, como no logra hacerlo bien, se dedica ardorosamente a borrar?


Artículo en:   El Espectador (21-02-2009)

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