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BELDADES Y MENTIRAS DE GADAFI

Rodeado de sus beldades, vocifera, desafía, miente. Y la voz telúrica en la tribuna es el canto del cisne.

COLOMBIA: UN PAÍS MINADO POR EL DESPOJO MINERO

En un país en donde nunca estamos sentados a la mesa ni para lo nuestro, no hay otra opción: Terminamos haciendo parte del menú.

REMESAS Y POBREZA EN COLOMBIA: UNA RELACIÓN EVIDENTE

Según previsiones actuales, se recuperarán niveles anteriores de remesas desde el extranjero sólo a partir de 2012 o 2013.

COLOMBIA AFRONTA EL CRECIMIENTO DEL PARAMILITARISMO

La estructura del paramilitarismo se redujo en algunas regiones del país, pero en otras permaneció intacta o hasta creció. .

ENFERMEDADES 'LEVES' QUE MATAN EN COLOMBIA

Los pacientes con diagnóstico de alguna enfermedad prevenible terminan en una gran tragedia personal y familiar, requiriendo cuidados médicos que las entidades designadas no prestan efectivamente.

martes, 28 de octubre de 2008

Dos botines de guerra del gobierno colombiano

El ex congresista Óscar Tulio Lizcano y su custodio, alias Isaza, alcanzaron la libertad el domingo anterior. El presidente Uribe, y su ministro de defensa, montaron un espectáculo alrededor de la liberación, y aprovecharon el ruido mediático para tratar de silenciar la movilización indígena y la grave crisis que atraviesa el gobierno.



El ex congresista habla con su familia. El dolor en medio del espectáculo. (Foto: C. Ortega).


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No deja de causar desconsuelo que lo que hace ocho años empezó como tragedia, que durante ese largo lapso se mantuvo como tal, como una punzante tragedia, ahora termine como farsa, en el sentido literal de montaje desarreglado, chabacano y grotesco.

Es claro que la fuga del ex congresista Óscar Tulio Lizcano y de su captor, el guerrillero conocido como Isaza, que ha conducido a la liberación, es motivo de satisfacción.

Pero una cosa es protestar la injusticia y solidarizarse con el desespero padecidos por el ex congresista, admirar su valor para emprender una travesía tan ardua y reconocer el apoyo del ex guerrillero, y otra bien distinta es concordar con los modos, o, mejor, con la falta de maneras, mediante las que el gobierno del presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez ha difundido el hecho, en una práctica reiterada y estratégica de estrépitos publicitarios.

Frente a los medios, por ellos y para ellos, el gobierno hizo de la liberación un sainete en tres actos (que los hay). Acto I: El ministro de defensa, Juan Manuel Santos, y el demediado ex congresista. El primer botín. Acto II: El presidente Uribe y el atortolado guerrillero. El segundo botín. Acto III: Una “pesca milagrosa” mediática, en la que los medios se agarran de lo que sea, como fin último de los dos actos anteriores y de toda la representación, que todavía sigue y seguirá vigente por varios días, lo que más se pueda, para ayudar a acallar las desgracias que por estos días se le han estado viniendo encima y juntas al gobierno.

“El gobierno nacional ha sabido aprovechar muy bien el hecho coyuntural y coincidente de la liberación del ex congresista Lizcano”, expresa Carlos Lozano, periodista y mediador por el Acuerdo Humanitario en Colombia, en diálogo con YVKE Mundial.

“Así, ha tratado de dejar en un segundo plano el tema de la Minga, de la movilización indígena, que venía estremeciendo al país, no sólo por la gran marcha, que vincula a miles y miles de indígenas de todas las comunidades, sino también por la forma en la que el gobierno la había enfrentado, mediante la represión y el autoritarismo”.

El ministro de defensa, Juan Manuel Santos, exhibe al ex congresista, Óscar Tulio Lizcano. (Foto: C.Ortega)


POSTALITA PARA ENMARCAR

El cuadro humano del ministro de defensa sirviendo de apoyo a Óscar Tulio para mal caminar, el cuadro humanísimo de varios oficiales diligentes ayudándolo a sentarse y acomodándole el micrófono, el cuadro enternecedor de tantos militares con el rostro compungido, en realidad ocultaba a toda costa la esencia del inhumano acto, llevado a cabo con toda la parafernalia mediática por unos actores deshumanizados.

Llamó la atención también la conmiseración pública del ministro Juan Manuel, para llevarse a Óscar Tulio con presteza de la Tercera Brigada a la clínica, mano en brazo, muchas cámaras de por medio, y no la sincera y honesta que debió tener en privado para ahorrarle al ex congresista la inoportuna exposición. Como dijo José Eladio Pérez, otro ex congresista ex secuestrado, en Noticias Caracol, “tiene que haber compasión. Óscar Tulio, en este momento, debería estar en una clínica, teniendo todo tipo de atenciones, y evitar este show que se está haciendo”.

Quién va a creerse el cuento de que Lizcano quería salir así, en un rumor tonto que se ha soltado, cuando el propio ex congresista empezó sus palabras pidiendo disculpa por la incoherencia en que iba a decirlas, pues luego de ocho años hablando solo y a lo sumo pensando en voz alta, no es para menos. Además, hay que tener en cuenta que Lizcano no es el loro mojado de Luis Eladio, que al ser liberado por la gestión del presidente venezolano Hugo Chávez, insistía en contar en media hora todo lo que le había pasado en media vida.

Pero el ex congresista Lizcano empezó hablando bien, muy bien, contando pormenores de su tragedia. Aunque sí terminó diciendo simplezas, como las de agradecer su liberación al presidente Uribe, al ministro de defensa, y al general no sé qué. Y hay que decir simplezas, mientras él mismo vuelve en sí y se da cuenta de que en verdad son mentiras.
Ni Uribe, ni Santos, ni Montoya, ni ningún general, le salvaron la vida más de lo que se la salvó él mismo, o su captor, el llamado Isaza. Que el presidente bien pudo, “con una lágrima tardía, darle el pésame a los suyos”, como el propio ex congresista lo temía en un mensaje de supervivencia. Hasta para un falso positivo habría servido.

El espectáculo de circo pobre es específico en las palabras de Carlos Lozano: “Todo esto es flor de un día. Pronto volveremos a lo de siempre. Los indígenas, sin duda, se mantendrán firmes en la exigencia de sus derechos, en medio de la parapolítica, la yidispolítica, los escándalos de la corrupción, y los señalamientos vergonzosos que hace el gobierno para tratar de justificar lo que no puede justificar”.

El presidente Álvaro Uribe e Isaza, el guerrillero converso. (Foto: M.A. Lozano).


A SALVO DE UNA OPERACIÓN EXITOSA

Al comienzo se habló de una operación exitosa. Un malentendido, tal vez por el apresuramiento, y, de seguro, por la necesidad imperiosa de algo así precisamente el domingo y precisamente en Cali, cuando Uribe estaba allí, tratando de desfacer los entuertos que su propio gobierno ha producido, precisamente por tanta operación exitosa en los anales.
Óscar Tulio lo que ha estado es muy de buenas y lo que lo salvó fue la campana. Pues ha quedado claro en el aire la idea de que estaba en ciernes el operativo de rescate. En el que de la misma manera que le había podido ir bien, le habría podido ir muy mal.

Muy de buenas, porque, como sostuvo José Obdulio Gaviria, el pequeño ideólogo del sanedrín de Palacio, a raíz de un fallido intento de rescate de Fernando Araujo, el ex ministro de Relaciones Exteriores, “los actos de autoridad pueden ser violentos o no. Quitarle Araujo (o cualquier secuestrado) a las fieras requería gran despliegue de fuerzas.” Pues, “¿quién, distinto a un pro FARC, hubiese recomendado hacer un operativo de persuasión, como si se tratara de neutralizar a un iracundo, a un celoso, o a un borracho?”.

Y este caso, lo sabemos bien, echando mano de un dicho bien arraigado entre los paisas de Medellín y alrededores, muy de la “Casa de Nari”, lo mismo piensan el burro y el que lo está enjalmando.

Un riesgo que mantiene en la incertidumbre a las familias de quienes aún permanecen en manos de la guerrilla, cuya espera continúa y que por estos días de regocijo nadie menciona. Un acuerdo humanitario en veremos, que el gobierno del presidente Uribe ha despejado de la agenda del país.

El ex congresista Lizcano durante su cautiverio, en una prueba de vida enviada a su familia. (Foto: C. Ortega).


Y LAS FARC, ¿QUÉ?

No resulta fácil establecer todavía por qué a Isaza se le ocurrió desertar de las FARC. Y mucho menos, por qué tomó la decisión de llevarse consigo al “Cucho”, el prisionero enfermo, aunque no tanto como para impedirle llevar a cabo y con éxito una penosa travesía de tres días y tres noches, por entre montañas, ríos, mosquitos, militares y perseguidores.
Tal vez lo hizo movido por la recompensa ofrecida, aunque a la hora de ser interpelado al respecto por el propio presidente el ex guerrillero dijo que no pero sí, que sí pero no. De pronto, porque se acordó de que la casita de su madre en Riosucio había sido conseguida gracias a un subsidio gestionado por el mismo Lizcano, cuando era parte pudiente en el convalidado engranaje por el cual los pobres pueden conseguir casa propia en Colombia. O, quizás, Isaza lo hizo debido al “cerco humanitario” tendido por el ejército a la columna Aurelio Rodríguez, que, vaya coincidencia, se cerró el miércoles pasado, casi a la misma hora en que Lizcano y su captor emprendían la huída. A lo mejor, por todas las causas anteriores juntas, y por otras más, que no sabemos. O por ninguna de las anteriores.

En todo caso, lo que sí va quedando claro es que las FARC han perdido el control de las personas que están en su poder. Como que el Secretariado ni sabe dónde están, ni cómo están, ni quién los tiene. Quién sabe qué tanto control tenga sobre ellas.
“Yo creo que las FARC deben reflexionar sobre este hecho, examinar a profundidad qué es lo que está pasando”, señala Carlos Lozano. “Y sobre esa base, o bien deben dejar en libertad a todas las personas que tienen en su poder, o por lo menos hacer una propuesta muy realista y concreta, que permita avanzar en el camino de un rápido acuerdo humanitario, y ponerle fin a la tragedia de todas las personas que están en injusto cautiverio”.

Las palmaditas de "Uribito", el ministro de agricultura, en el hombro de Isaza. (Foto: C. Ortega).


ISAZA, EL HOMBRE

Con todo y los tartamudeos, y las lisonjas comprensibles, estuvo mucho más claro Lizcano en lo que estaba diciendo, que el pobre Isaza, amedrentado y aturdido. Y no era para menos, rodeado y acorralado como estaba por un Uribe ávido, un Juan Manuel triunfador, y tantos generales y coroneles y oficiales sonrientes, que no parecían pertenecer al mismo estamento de las orgías de sangre con los jóvenes de Soacha, en el departamento de Cundinamarca, de las que supimos hace apenas unas semanas.

En el acto con Isaza estaba la plana mayor del gobierno. Hasta “uribito”, el ministro de agricultura colombiano, que hasta hace poco aseguraba públicamente que en materia económica se estaban haciendo las cosas muy bien, y que aún debe creerlo en privado, con sus gafitas tan bien puestas, salió presuroso a darle un abrazo de compañero y unas palmaditas en el hombro al ex guerrillero. Ojalá que en realidad Isaza pueda irse algún día a Francia y no tenga que marcharse para el campo a cultivar cualquier cosa con préstamos agrarios, porque entonces sí que le sabrán bien amargos estos golpecitos en la espalda, y de fijo que Isaza volverá a las FARC.

La mano de Juan Lozano, un Santos camuflado, político en todo el sentido de la palabra, tanto por politiquería como por ser lo que se llama un familiar político, con la mano en su propio corazón, en una pose apacible apenas imitada por el propio presidente Uribe, con la mano adormecida sobre su corazón grande.

Todos los yuppies uribistas desfilaron ante Isaza, como embajadores presentando cartas credenciales. Y no era para menos, estaban frente a un “maloso” que se había vuelto angelical, o por lo menos lo aparentaba, algo de lo que todos ellos saben tanto de tanto hacerlo, de tanta bondad fingir y tan de seguido.

Hasta la fría madrugada del domingo 26 de octubre de 2008, Isaza fue malo. Desde las 4:37 a.m., de ese mismo día, alias “Isaza” se hace Isaza el bueno. Pasó de villano a héroe, con la venia del Mesías, en una afirmación muy de su estilo, en cuyo carriel se junta de todo. Como diría el Conde de Lautremont a propósito del surrealismo: la intersección de un paraguas y una máquina de escribir, sobre una mesa de disecciones.

“A pesar de la crisis mundial en la que estamos”, dice Uribe, “para esto tiene que haber, para darle unos pesitos a Isaza, para que se vaya con su compañera para Francia”.

Isaza, el convidado de piedra, ahora con el reto de poder fugarse para Francia. (Foto: C. Ortega).


“LA RECOMPENSA QUE SE NOS OCURRE”

El lunes 27 de octubre del mismo año, el ministro de Interior y Justicia del país, Fabio Valencia Cossio, el hermano del fiscal de Antioquia que actualmente es investigado por la fiscalía, por delitos que van de la corrupción al vínculo con paramilitares, cerró con broche de oro el tema, al aprovechar la situación para invitar a otros guerrilleros a la desmovilización: “Miren ustedes la diferencia entre estar sufriendo en la selva, pasando dificultades, e irse a comer dulces con la novia a Francia”. Sin más palabras.

Y el ministro Juan Manuel Santos, afirma que “la recompensa que se nos ha ocurrido sería del orden de mil millones de pesos, por la importancia, magnitud del hecho y su significado”.

Llama la atención que en el país de la seguridad democrática, donde todos estos hechos están fríamente calculados, no exista un monto estipulado para esta clase de recompensas. Y que estemos sujetos a consultas telefónicas de afán del presidente al fiscal y al procurador. Y que al ministro o a ambos se les ocurra la cifra de mil millones porque quizás les parece redonda.
Mejor dicho, una política de recompensas sin soporte escrito, ni debate, ni siquiera apariencias de protocolo, como tantas cosas en este gobierno, en manos de personajes veleidosos como Uribe o Santos, que lo mismo prometen millones que nada de nada.

Ojalá que a Isaza terminen dándole siquiera un millón de pesos, o algo, para que por lo menos pueda comprarle a la novia los dulcecitos de los que habla el ministro Cossio, así no sea en las pastelerías Lenôtre o Pierre Herme, en París, Francia, sino en un carrito de dulces de Soacha, Cundinamarca.

La fragorosa voz de la movilización indígena, cuyo clamor apenas si llega a los medios masivos. (Foto: C. Ortega).

jueves, 23 de octubre de 2008

ENTRE ASESINATOS Y ATROPELLOS AVANZA MINGA INDÍGENA EN COLOMBIA

Por:  Juan Alberto Sánchez Marín.



Alrededor de diez mil indígenas iniciaron el recorrido este martes. Se espera que treinta mil se congreguen en Cali.


La masiva movilización congregará unos 30 mil indígenas que, desde la semana pasada, han sido víctimas de asesinatos y abusos por parte de la Fuerza Pública. La marcha busca atención frente a los acuerdos burlados por el gobierno y detener el asesinato de los líderes indígenas. La protesta, que se ha extendido a 16 de los 32 departamentos, ha sido criminalizada por el gobierno. Marlitt Pusecc, Consejera del Consejo Regional Indígena del Cauca, habló con YVKE, y alertó sobre el riesgo de un genocidio. 

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En Colombia, como en el resto de América Latina, los indígenas no sólo han sido excluidos, expropiados y vejados. Ellos, sobre todo, han hecho parte del olvido. Un olvido conveniente y estratégico. Una desmemoria absoluta y malintencionada, que permite que los indígenas no existan para el resto de la sociedad.


Aunque estaban acá primero, no lo recordamos. Aunque a lo largo de 516 años casi los extinguimos, la historia ayer y los medios hoy lo explican y validan como algo natural, una forzosa medida frente a los salvajes. Aunque los convertimos a una fe infame con un cielo sin puertas, no nos percatamos del infierno en el que los dejamos. A pesar de que acá y ahora son y siguen estando, desterrados en sus resguardos, no los vemos, no los oímos, no nos importan.


En otras partes de la región, muchos pueblos originarios han venido elevando su voz y haciéndose sentir. En Bolivia, un indígena rige los destinos del país, claro está, en medio de la oposición más férrea. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador,  la CONAIE, es un ejemplo de resistencia, y con sus movilizaciones masivas ha puesto y depuesto presidentes.

En un país en el que las voces disidentes, distintas o minoritarias son negadas a sangre y fuego, los desgraciados indígenas colombianos han sido víctimas del asesinato selectivo de sus líderes, de las masacres y de la violencia de los actores armados de un conflicto consuetudinario, que campea por sus territorios.


Los indígenas fueron desalojados de su tradicional sitio de encuentro en La María, Piéndamó, Cauca. Varias familias resultaron desplazadas. (Foto: ONIC). 


“NO MÁS”

Después de mucho silencio y de aguantar tanta miseria, los indígenas en Colombia están diciendo “no más”. No más incumplimiento por parte del gobierno a los acuerdos logrados, no más violación de sus territorios por parte de las multinacionales y del propio gobierno, no más asesinatos, atropellos ni sindicaciones. Basta de Plan Colombia, Plan Patriota, o más planes apátridas.

 “Son muchas cosas, muchos incumplimientos y problemas, los que han llevado al movimiento indígena a decir “no más” y a levantarnos nuevamente”, afirma Marlitt Pusecc, consejera del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRI), en entrevista concedida a YVKE.

“Y por querer defender nuestros derechos, hemos sido atropellados por la fuerza pública y por el propio presidente, cuando en un consejo comunitario manifiesta que los indígenas somos terroristas. A partir de esa sindicación, han sido asesinados muchos líderes”.


Los ataúdes en la marcha simbolizan los cientos de líderes asesinados. (Foto: C. Ortega).


PRONTURARIO DE ASESINATOS

Más de 1200 indígenas han sido asesinados durante los 6 años del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, cuya relación exacta, con nombres y fechas, esperan poder leerle al presidente el próximo lunes, o cuando se digne recibirlos, si lo hace.

17 de esos crímenes fueron cometidos durante el último mes. Hace apenas 20 días, fue asesinado un exconsejero del CRI. Según indagaciones hechas por los propios indígenas, ocho de esos crímenes han sido cometidos por la fuerza pública, cuatro por los paramilitares, uno por la guerrilla, los otros por autores desconocidos. Las llamadas fuerzas oscuras, que son tan claras.

Sólo durante este mismo gobierno, se estiman en 55 mil los indígenas desplazados, 400 mil sin acceso a tierras y 18 pueblos enteros en peligro de extinción.

 


Indígenas provenientes de otras regiones también se dirigen hacia Cali. (Foto: C. Ortega).

LA MINGA INDÍGENA NACIONAL

La Minga Indígena Nacional no pretende otra cosa que avanzar hacia el país posible y necesario. Se trata de un mecanismo,  “para establecer un camino sólido, desde los pueblos, para construir y desarrollar una agenda de unidad, desde la diversidad y el respeto”.

La Minga es un grito desesperado para la defensa de la vida y los derechos territoriales, políticos, ambientales y alimentarios de las comunidades indígenas.

Unos diez mil indígenas y campesinos, partieron desde el sitio La María, en el municipio Piendamó, en el departamento del Cauca, al sur occidente del país, hacia Cali, una de las ciudades más importantes de Colombia, capital del vecino departamento del Valle del Cauca. En el camino han seguido sumándose miles de indígenas, en una audiencia que crece más y más, y que espera reunir finalmente más de treinta mil indígenas.

 “La marcha que estamos realizando la hacemos también para dar a conocer el atropello de que somos víctimas por defender nuestros derechos. ”, señaló Marlitt Pusecc a YVKE. “Queremos llamar la atención de la opinión pública sobre el trato que nos están dando, como terroristas, y denunciar que va a haber un genocidio acá en Colombia contra nosotros los indígenas”.

Los días 14, 15 y 18 de este mes, la fuerza pública arremetió de una manera desmedida y brutal contra los indígenas congregados en La María. Como parte de la movilización, los indígenas bloquearon la vía Panamericana, que conduce de la ciudad de Popayán, capital del Cauca, a Cali. Lo que era una marcha pacífica, se volvió una batalla campal, cuando la policía intentó desalojar la vía por la fuerza.

“En el momento contamos con 120 heridos, la mayoría con arma de fuego, y dos compañeros muertos, también con arma de fuego. Seis compañeros perdieron la vista. Y ocho familias, indígenas y campesinas, fueron desalojadas por la fuerza pública. Quemaron sus viviendas y lo que tenían, y quedaron en total desamparo”, dice Marlitt.

Víctor Meléndez, delegado de la Defensoría del Pueblo en el Cauca, calificó de “desproporcionada” la actitud de la fuerza pública.

 

Los militares no aceptan la resistencia pacífica de los indígenas y han abierto fuego contra los manifestantes. (Foto: ONIC).

LA PALABRA ACORRALADA

A esta represión abierta, y al hermetismo y las tergiversaciones de los poderes mediáticos,  se agrega el modo torpe con el que se trató de silenciar los exiguos medios de comunicación del movimiento indígena.

“Cuando hubo más abuso de la autoridad, y estábamos pidiendo solidaridad, nos quitaron la energía en La María y en los sectores desde donde tratábamos de difundir lo que estaba pasando”, afirma Marlitt Pusecc. “Nuestras páginas en Internet se cayeron. Los correos electrónicos y los celulares fueron bloqueados. Nos querían dejar incomunicados”.

La situación motivó un comunicado de la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, en el que expresaba su preocupación por estos hechos, y solicitó a las autoridades “que se aclare lo sucedido con los medios comunitarios del Cauca”.

 

Median muchas balas entre la dotación militar y la indígena. (Foto: ONIC).


EL FONDO DE LA RESISTENCIA

Un punto fundamental del reclamo de los indígenas tiene que ver con el incumplimiento por parte del gobierno de acuerdos adquiridos previamente.

“Han habido masacres cometidas por la fuerza pública, llevadas a instancias nacionales e internacionales, que obligan al gobierno a cumplir con indemnizaciones a las familias y a las comunidades, y el gobierno no ha cumplido”, expresó Marlitt Pusecc.

No se trata, en esencia, como lo explica la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) en un documento reciente, “de negociar nada nuevo, sino de que se dé cumplimiento a lo convenido”.

Frente a masacres cometidas por el propio estado, entre 1991 y 2005, se celebraron 13 Acuerdos, en los que el Estado Colombiano se comprometió a reparar, individual y colectivamente, a las víctimas y al pueblo Nasa del Norte del Cauca.

El Presidente Ernesto Samper pidió perdón público por la masacre de El Nilo. Una resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instancia a la que los indígenas tuvieron que recurrir al no lograr justicia en el país y ante el asesinato de abogados, jueces y testigos, recomienda al Estado, desde el año 2000, cumplir con los compromisos relativos a la reparación integral.

El propio gobierno actual se comprometió, en 2005, a través del último acuerdo, a dar cumplimiento a todas las obligaciones pendientes en un plazo máximo de dos años.

Pero la larga lista de masacres continúa sin enmienda. Masacres como, por ejemplo, la de la Hacienda El Nilo, con 20 indígenas masacrados, en 1991; la del río Naya (límites entre los departamentos de Cauca y Valle), con más de un centenar de muertos, la mayor parte indígenas, en 2001; la de Gualanday (municipio de Corinto), con 13 indígenas asesinados, en 2001, o la de San Pedro (municipio de Santander de Quilichao), con 7 indígenas asesinados, también en 2001.

El gobierno del presidente Uribe no sólo no ha cumplido con los acuerdos, sino que ha promulgado leyes en contravía de los mismos, y se ha valido de toda clase de artilugios para desautorizar cualquier reclamo de las comunidades indígenas.

Otro punto de la agenda tiene que ver con el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. “Sabemos que en este momento el TLC está en manos del Congreso de los Estados Unidos, por lo que proponemos mecanismos de interlocución frente al Congreso de ese país”, sostienen los indígenas.

La denominada “Legislación de Despojo” es otro tema de la agenda. La misma Corte Constitucional declaró inexequible la Ley Forestal. Los indígenas exigen que el Estatuto Rural, el código de Minas, los Planes de Aguas, y todas las leyes que han debido ser sometidas a consulta previa, sean derogadas. Un verdadero desafío para el presidente Uribe, y, como lo señala el columnista Alfredo Molano, “el mayor alzamiento que haya cuestionado sus políticas —de seguridad democrática, tierras y aguas— y sus planes electorales”.

Ante la amenaza que les significa el propio estado, los indígenas plantean la necesaria intervención y la presencia de una comisión internacional, que pueda asumir funciones concretas, para que se dé respuesta real a su gravísima situación, y solicitan la coordinación del Relator Especial para los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas.

 

La mujer indígena es resistencia en esta Minga nacional. (Foto: E. Domínguez).

ATENTADOS CONTRA LA DIGNIDAD

“Y le pedimos al presidente el resarcimiento del buen nombre del movimiento indígena. Que no nos nombren como terroristas, ni nos vinculen con los grupos guerrilleros. Queremos dejar esto muy en claro, porque no es así. Y hoy las vidas de quienes representamos a las comunidades están amenazadas, nos sentimos en peligro. Somos un movimiento donde velamos por los derechos de quienes representamos. Que nos traten con la dignidad y el respeto que nos merecemos”, terminó indicando la Consejera del CRI, Marlitt Pusecc.

La Organización Nacional Indígena de Colombia y la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca han presentado una acción de tutela contra el presidente Álvaro Uribe Vélez, el Ministro del Interior Fabio Valencia Cossio, y el General Freddy Padilla de León, como comandante del Ejército, por la violación de los derechos fundamentales a la vida, la integridad personal, la protección de la honra y la dignidad de los pueblos indígenas que participan en la Minga.

El manejo autoritario de esta crisis y el trato déspota hacia unos interlocutores a los que se subestima o considera indignos, se ejemplifica en los continuos palos de ciego dados por el ministro de defensa, Juan Manuel Santos, adalid de la oligarquía colombiana, y personaje muy estimado y querido para los Estados Unidos.

En la misma tónica en la que el ministro sale apresurado a calificar de atentados de las Farc los “falsos positivos” del estamento militar que él mismo orienta, Juan Manuel Santos sembró en el aire la duda de que estas marchas eran financiadas con recursos internacionales.

A esto, señala Marlitt Pusecc, que “claro que nosotros hemos pedido y estamos pidiendo solidaridad. Necesitamos que nos colaboren con recursos, víveres, agua, medicamentos, que es lo que esencialmente necesitamos. Son 6 días y una cantidad grande de personas marchando. Así que, aunque la responsabilidad de la marcha está en las propias comunidades, pedimos la solidaridad de instituciones y de ONG´s, del país o de afuera”.

Y en verdad que no puede ser de otra manera. No se trata de las marchas uribistas, en las que, al igual que en las campañas presidenciales, van y vienen, y a montones, los dineros lícitos y más bien ilícitos de los grupos económicos, de la oligarquía, del paramilitarismo, y, mejor dicho, del uribismo.

Estamos hablando de marchas indígenas, mejor dicho, de marchas de pobres. Pobres entre los más pobres. En una condena irremediable para el campo, los campesinos y con ellos los indígenas, a la que el propio Juan Manuel Santos contribuyó desde su posición como ministro de Hacienda, durante el gobierno de Andrés Pastrana, y durante 9 años como delegado en Londres ante la Organización Internacional del Café (OIC), poniendo en marcha las políticas neoliberales que ahora escandalizan a sus mismos responsables.

El ministro Santos, en otro ex abrupto, sin que le temblara un músculo de la cara, le exigió a los indígenas disculpas ante los policías heridos en los enfrentamientos. Bien lo respondió el diario colombiano “El Espectador”, en su editorial del domingo anterior, al sostener que “iguales razones, pensarán, tienen ellos (los indígenas) para exigir disculpas de parte de quienes los confrontan violentamente y estigmatizan”.

 

La marcha sigue su avance, con organización y disciplina, por un carril de la vía Panamericana, que comunica a Popayán (capital del departamento del Cauca) con Cali (capital del Valle del Cauca), una de las ciudades más importantes del país. (Foto: C. Ortega).

Y LA MINGA SIGUE

La marcha continúa ahora, en medio de los abusos de la Fuerza Pública, cuyos coroneles pregonan la orden de no abrir fuego, aunque los videos caseros de los celulares evidencien otra cosa. Los indígenas siguen adelante, avanzando masivamente por el Sur Occidente, hacia el propio corazón de Colombia, aunque la mayor parte de los medios masivos vuelvan sus titulares hacia “la realidad del país”, donde ellos irremediablemente no figuran. O se los reseñe apenas para afirmar que se están matando ellos mismos, como en el caso de Elver Ilitro, citando la incuestionable Agencia Nacional de Noticias Policiales (Annp). Una agencia independiente, de policías inocentes.

En la Minga, los indígenas le apuestan cada paso a este lema:  ¡El estado de conmoción no apagará la voz del pueblo y el clamor de la madre tierra! Y uno no puede dejar de pensar: Ojalá no tengan que apostarle también la vida que les queda.

Las Crónicas de Indias sólo tuvieron la mirada de los conquistadores. ¿Hasta cuándo la conquista y la colonización que aún se hace de los territorios indígenas seguirá teniendo apenas la perspectiva de Uribe y sus congéneres?


El futuro aquí y ahora, ¿o cuándo y dónde? (Foto: ONIC).


YVKE Mundial (Prensa Web).





jueves, 2 de octubre de 2008

La Mentira de Moisés Naim va de Washington a Caracas, pasando por Madrid

UN EJEMPLO DE CÓMO FUNCIONA LA SIP


Por: Patricia Rivas de Bufalá


“Caracas, la ciudad con el índice más alto de violencia criminal”, era la letanía que repitieron diligente e irresponsablemente los medios privados este miércoles. ¿De dónde sale el dato? La agencia española EFE lo puso a circular, traduciendo un artículo de la revista “Foreign Policy” con manipulaciones y mentiras de bulto.




Artículo de "Foreign Policy", que muestra a Caracas como "la capital mundial del asesinato". La fotografía no tiene desperdicio.


Es sabido que cuando se busca impactar con una información, lo más eficaz son los números. Por eso los periodistas somos proclives a construir “ránkings”. Eso es lo que hizo la revista bimensual “Foreign Policy” (Política Exterior), en su entrega de septiembre, en un artículo sin firma con el sugerente título: “La lista: capitales mundiales del asesinato”.

Caracas fue la elegida para encabezar ese dramático ránking, por delante de Ciudad del Cabo, Nueva Orleáns y Moscú.

¿Quieren saber qué decía el artículo? La agencia de noticias española EFE se encargó de traducirlo y difundirlo aceleradamente, para asegurarse de que la “información” llegaba a todo el público hispanohablante.

Así es como lo reseñó EFE este miércoles:

"Caracas, la ciudad con índice más alto de violencia criminal, según revista.

Washington, 1 oct (EFE).- Caracas encabeza la lista de las cinco ciudades con los índices más altos de "violencia brutal y homicida", según un artículo que publicó hoy la revista Foreign Policy.

La capital de Venezuela, con 3,2 millones de habitantes tiene una tasa de 130 homicidios por cada 100.000 residentes, según las estadísticas oficiales, señaló la revista.

Le siguen, según el artículo, Ciudad del Cabo en Sudáfrica, con una tasa de homicidios de 62 por cada 100.000 habitantes; Nueva Orleans en EE.UU. con tasas que van de 67 a 95 por cada 100.000; Moscú con una tasa de homicidios de 9,6 por cada 100.000 habitantes, y Port Moresby en Papua Nueva Guinea con una tasa de 54 por cada 100.000 habitantes.

"La capital del país de (el presidente Hugo) Chávez se ha tornado en años recientes mucho más peligrosa que cualquier ciudad suramericana, superando aún a la otrora notoria Bogotá", indicó.

"Para peor las estadísticas oficiales de homicidio en la ciudad son muy inadecuadas porque omiten los crímenes vinculados con prisiones al igual que las muertes que el Estado nunca llega a 'categorizar' apropiadamente", según Foreign Policy.

Las cifras oficiales caraqueñas tampoco cuentan a quienes mueren "cuando se resisten al arresto", lo cual según la revista "indica que los policías de Caracas, ya famosos por su brutalidad contra los estudiantes en protestas, acomodan las cifras".

"Muchos acusan a 'El Presidente', cuyo Gobierno no ha encarado las crecientes tasas de crimen violento en el país", continuó Foreign Policy.

"De hecho, desde que Chávez llegó al Gobierno en 1998 la tasa oficial de homicidios en Venezuela ha subido un 67 por ciento, debido principalmente a la violencia de las pandillas y el tráfico de drogas", concluyó. EFE”


No hubo que esperar muchas horas para que los principales medios privados de comunicación se hicieran eco de la “noticia” difundida por la Agencia EFE, con el aparente tono “neutro” del periodismo de agencia y llena de datos aparentemente científicos.

Apenas pocas horas después, la "información de EFE" era reproducida en los principales diarios de la SIP en Venezuela, "El Nacional" y "El Universal" (ver imágenes).



Así replicó la "información" el diario "El Nacional" este miércoles.




Así lo reflejó la edición digital de "El Universal".


La primera cosa que a uno le enseñan en las facultades de periodismo o comunicación social, tiene que ver con que la información siempre debe verificarse, para evitar difundir rumores o inexactitudes, es decir, desinformar al público. Lo que encontramos en este caso es que las mentiras de Moisés Naím fueron reproducidas sin ningún tipo de contraste con la realidad, bajo el mecanismo de la cita: “Foreign Policy publica que…”, que es lo mismo que escribir: “Se dice que…”, “se rumorea que…”.

Algunos medios de comunicación funcionan más como propagadores de chismes y rumores, que como herramientas al servicio del público, para brindar información veraz y oportuna.

La primera mentira de “Foreign Policy” consiste en equiparar homicidios (que incluyen muertes accidentales y suicidios) con asesinatos (“murder” en inglés). La segunda mentira es el dato: 130 homicidios por cada 100.000 habitantes, y añade entre paréntesis que es un “dato oficial”. ¿Oficial? ¿Proporcionado por qué organismo gubernamental venezolano? Les invito a que busquen el rastro de ese dato.

La tasa de homicidios más alta que uno encuentra rastreando en Internet, es la construida por la alcaldía de Chacao en su “Plan 180”, donde se afirma que “la tasa real de homicidios en Venezuela es de 68 por cada 100 mil habitantes”. Una cifra que, de ser real, sería altísima, nadie lo duda, pero que es apenas la mitad de la cifra asignada por “Foreign Policy” a la capital venezolana.

¿De dónde sale la cifra de “Foreign Policy” sobre Caracas? ¿Y nadie se ha preguntado qué entiende esta publicación por “Caracas”, asignándole una población de 3 millones 200 mil habitantes? Las últimas proyecciones superan con mucho esa cifra, además de una población flotante que todos los días se desplaza a trabajar a Caracas desde las ciudades aledañas, que supera 1 millón de personas.

Si “Foreign Policy” quería llamar la atención sobre la violencia armada y la inseguridad en la ciudad de Caracas, no necesitaba recurrir a una mentira construida sobre datos falsos. Hay suficientes ejemplos en la realidad, y nadie en el Gobierno venezolano niega la importancia de este problema. Pero la verdad es menos contundente que afirmar que “Caracas es la capital mundial del asesinato”, lo cual no es cierto, ni en términos absolutos, ni en términos relativos.

“Foreign Policy” es una publicación que se distribuye desde Washington en 12 idiomas, en 180 países del mundo, subvencionada por la Fundación Carnegie Endowment for Democracy, una de las tapaderas que utiliza el Departamento de Estado para intervenir en los países latinoamericanos, con el pretexto de promover “la democracia y los derechos humanos”. “Foreign Policy” depende para su sostenimiento de los fondos que le asignan también entidades como Exxon Mobil, la Fundación Ford, la General Motors o la Fundación Rockefeller, por mencionar solamente algunos “viejos conocidos” agentes imperiales en nuestro continente.

El director de “Foreign Policy” es Moisés Naim, venezolano vinculado al lobby sionista, que fue Ministro de Comercio e Industria bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez y -ya que hablamos de asesinatos en Caracas- uno de los responsables del “paquetazo” neoliberal que desató la rebelión del pueblo venezolano y la masacre de febrero de 1989. Últimamente ataca a Venezuela desde la columna que le brinda el diario español “El País”, como el experto francotirador comunicacional que es.


Moisés Naim, director de "Foreign Policy" y ex ministro del gobierno de Carlos Andrés Pérez, "padre de la criatura"


Recapitulando, entonces, tenemos una información falsa, fabricada y financiada por Washington, que es reproducida por la Agencia EFE y replicada a su vez en los principales diarios venezolanos, con el único objetivo de desacreditar al presidente venezolano (reparen en que el artículo de “Foreign Policy” habla de Venezuela como “el país de Chávez”).

Se trata de un procedimiento de intoxicación e intervención política que ya hemos padecido en América Latina anteriormente, curiosamente con el mismo protagonista estelar: la Sociedad Interamericana de Prensa, un cartel de empresarios de mil cuatrocientos medios impresos y agencias, creada por dos agentes de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense en 1943, en la Cuba de Fulgencio Batista.

La SIP ha apoyado todas las dictaduras militares y las intervenciones estadounidenses en América Latina. Su “modus operandi” ha sido magistralmente descrito por el periodista argentino José Steinsleger, en el artículo “SIP: mordaza de libre presión”, que resume de esta forma la intervención de la SIP en el Chile de Salvador Allende.

“Según investigaciones del Senado de Estados Unidos, el llamado Comité de los 40 autorizó a la CIA a una operación secreta de propaganda el 14 de septiembre de 1970. Menos de una semana después, la SIP emitió en Washington un comunicado que denunciaba las amenazas a la "libertad de prensa" en Chile "... por los comunistas y sus aliados marxistas". ¿Vocero criollo? El inefable diario El Mercurio, dirigido por Agustín Edwards (...). Según el informe del Senado, los agentes de la CIA entre el personal del periódico El Mercurio "... le permitieron a la oficina generar más de un editorial diario, de acuerdo con los lineamientos fijados por la agencia". (...) Con base en el informe del Senado, el articulista Walter Pincus, del Washington Post, aseguró que Efe recibía un subsidio de la CIA para sus operaciones en América Latina: 18 periodistas chilenos bajo control directo de la CIA, en puestos administrativos importantes en los medios informativos”.

La SIP es coherente en su papel y sigue cumpliendo el cometido para el que fue creada, que no es defender la libertad de expresión, sino servir de correa de transmisión a las “informaciones” y la visión del mundo que los grandes poderes del mundo desean imponer.

Claro, siempre hay alumnos más aventajados. Vean la forma en que el periódico digital argentino Infobae recogió la “noticia” fabricada por Moisés Naim.



El diario digital argentino "Infobae" se llevó la palma en manipulación.
Las fotos también pueden mentir, he aquí la prueba.


La fotografía con la que "Infobae" ilustra la "información" muestra a un joven encapuchado empuñando un arma, con varios carteles a favor de la reforma constitucional promovida por el presidente Chávez el año pasado. Resulta que esta imagen corresponde al asedio y brutal agresión que estudiantes opositores realizaron contra estudiantes bolivarianos en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela el 7 de noviembre pasado.

Infobae asume y replica la información de “Foreign Policy”, que señala al Gobierno venezolano por la alta tasa de violencia criminal, y elige para ilustrarlo una foto de un elemento que promueve la violencia política contra ese mismo gobierno, auspiciado por la SIP y por el Departamento de Estado.

Al menos Moisés Naím, el director de "Foreign Policy", ilustró su infundio con una imagen del propio presidente Chávez disparando un fusil, con lo que reforzó su mensaje de que los caraqueños están muriendo a manos del gobierno venezolano.

La tomadura de pelo y la infamia tienen un límite, que es la verdad. De todos modos, ya verán como la SIP se supera a sí misma en su próxima reunión anual en Madrid, que comienza mañana en el lujoso hotel Meliá Castilla bajo los auspicios de Juan Carlos de Borbón.

Somos muchos los comunicadores que pensamos que no hay peor ataque a la prensa que matar la credibilidad y violar deliberadamente los principios éticos de la profesión periodística, además de explotarla y maltratarla laboralmente, como hacen ellos.



Recife, capital del estado de Pernambuco, en el oriente de Brasil, es con frecuencia señalada como la ciudad más violenta del mundo, con una tasa de homicidios que supera los 90 por cada 100.000 habitantes.



Cali, la capital del departamento del Valle del Cauca, en Colombia, tiene una tasa de homicidios de 68 por cada 100.000 habitantes.



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