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BELDADES Y MENTIRAS DE GADAFI

Rodeado de sus beldades, vocifera, desafía, miente. Y la voz telúrica en la tribuna es el canto del cisne.

COLOMBIA: UN PAÍS MINADO POR EL DESPOJO MINERO

En un país en donde nunca estamos sentados a la mesa ni para lo nuestro, no hay otra opción: Terminamos haciendo parte del menú.

REMESAS Y POBREZA EN COLOMBIA: UNA RELACIÓN EVIDENTE

Según previsiones actuales, se recuperarán niveles anteriores de remesas desde el extranjero sólo a partir de 2012 o 2013.

COLOMBIA AFRONTA EL CRECIMIENTO DEL PARAMILITARISMO

La estructura del paramilitarismo se redujo en algunas regiones del país, pero en otras permaneció intacta o hasta creció. .

ENFERMEDADES 'LEVES' QUE MATAN EN COLOMBIA

Los pacientes con diagnóstico de alguna enfermedad prevenible terminan en una gran tragedia personal y familiar, requiriendo cuidados médicos que las entidades designadas no prestan efectivamente.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Colombia: Entre la estafa de las pirámides y el atraco de la banca

Más de dos millones de colombianos con la plata en veremos.


Ahorradores, inversionistas o apostadores, todos afrontan una estafa millonaria con fuerte impacto en la economía del país.



Por: Juan Alberto Sánchez Marín


El presidente Álvaro Uribe ha hecho una vehemente defensa del sistema financiero, que, según cuentas alegres, alcanza el 57% de la población, mientras se buscan mecanismos para la inclusión del 43% restante. Lo que el presidente colombiano no ha tenido en cuenta es que la pobreza tiene una cobertura del 45% y la indigencia del 17%, según cifras de la CEPAL. Un país entero con una perspectiva social sombría, en el que se apuesta lo que se tiene y lo que no se tiene a burbujas económicas y políticas, legales e ilegales.

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“Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia”, exclama Arturo Cova, el personaje central de La Vorágine, al inicio de la novela de José Eustasio Rivera, en 1924. Cuarenta y tres años después, en “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, Apolinar Moscote le completa la frase: «Y lo único eficaz es la violencia.»

Es la historia infeliz de Colombia, desde antes de José Eustasio y hasta ahora. La idiosincrasia apostadora de un pueblo, que tanto tiene que ver con la violencia, como causa, también como consecuencia, y como ambas cosas al tiempo. Una violencia que no sólo se mide en sangre, en abaleados o acuchillados, sino en unas injusticias sociales tremendas, en unos abismos económicos inconmensurables y en una exclusión acendrada.

Ahora, cuando es noticia que tantos colombianos se lo hayan jugado todo, llaman la atención las apuestas aún más baratas de Uribe y su gabinete frente a la inesperada situación. El gobierno anda por estos días jugándose el coco para decir tonterías sin comprometerse, advertir a modo premonitorio que el dinero fácil es diabólico, o evidenciar su presentimiento de que en este país iba a pasar lo que pasó con tanta apuesta de milagro.

Del sombrero paisa salen conejos y conejo le hacen al país. Nigromantes de medio pelo, sacan más leyes de emergencia, en un país que lleva 6 años sedado e indiferente frente a una realidad avisada y denunciada, no sólo por los medios de comunicación masivos, sino por los miles de megáfonos que cacareaban la tentación en cualquier esquina.

“Crea una fascinación, que pronto se devuelve en tremenda frustración", estas palabras del presidente Álvaro Uribe, al contrario de lo que pudiera pensarse, no se refieren a sí mismo. Hablan de otra especulación, la del dinero, específicamente, expresan su preocupación sobre las pirámides. ¡Vaya preocupación tan fuera de lugar y a destiempo! Palabras de “culebrero” con ungüento curativo, en vez de estadista con medidas preventivas y eficaces.

Mientras el “cándido” Santos Calderón “Pachito”, el voltaireano vicepresidente, exclama en un compungimiento tan falso como grotesco, que “no es justo que se roben así la platica que los colombianos ahorran con tanto esfuerzo”. Como si hubiera otra alternativa en esta “tierra de ladrones”, que Rubén Darío nombró con eufemismo “tierra de leones”, en la que en vez de que “el esplendor del cielo sea su oriflama”, es “el rutilar del dinero la bandera”.

Porque para estos inversionistas silvestres y de barrio, a cuya mayoría no le alcanza el capital para entrar en antros sofisticados, pero igual de peligrosos, como las bolsas, el otro camino posible es la banca. Mejor dicho, de Guatemala a “guatepior”. Ya lo precisaron bien Tola y Maruja: “Las pirámides tienen una ventaja sobre los bancos: que le roban a uno sin tanto papeleo. Y otra ventaja: que los dueños se desaparecen, en cambio los gerentes de los bancos nos siguen saludando”.

Al lado de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el mayor banquero del país, el asunto de las pirámides es juego de niños. En las pirámides te roban, pero te tratan bien. En los bancos, que también te roban, te tratan como a perro en misa.

Y la competencia es por el estilo. Los nuevos conquistadores españoles, que ni de España son, como el Banco Santander, del que funge como dueño don Emilio Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos, el viejo “devorador de bancos”, que en realidad no se sabe de quién es. Entre bancos custodios (State Street Bank y Chase Nominees) y dueños extranjeros a tres bandas, los dueños y la composición accionaria resultan ininteligibles. Caso similar, o peor, es el de Banco Bilbao Vizcaya Anderis, que ya ni es de Bilbao ni de Vizcaya, donde se sientan los mismos custodios gringos mencionados con sus representados en la sombra.

O Bancolombia, inmerso en uno de los escándalos financieros más grandes del país en las últimas décadas, por la adquisición fraudulenta del Banco Industrial Colombiano (BIC). Este dulce banco, junto a Davivienda, el BBVA y el Santander, mandaron a la Superintendencia de Industria y Comercio a freír espárragos, cuando le solicitó información sobre las tarifas acordadas en las tarjetas de crédito. Qué esperanzas.

Esta la retahíla florida de las entidades bancarias que, como dice Uribe, hacen lo que hacen en bien del país. Roban, estafan, atracan los bancos para que sus prohombres puedan seguir adquiriendo los bonos del “Banquete del Millón”, a beneficio de las personas necesitadas, que son muchos de los colombianos que han pagado a los bancos hasta tres y cuatro veces el valor de su vivienda, y que ahora deambulan por el país como caracoles, con la cobija a cuestas.

Miles de clientes marcharon para protestar en contra de la orden gubernamental de cerrar las sedes DMG, la controvertida empresa que ha alcanzado multimillonarias captaciones.


El capital que se desbanca

DMG tiene una suerte de fea que la bonita banca la desea. Tampoco sabemos para dónde va, pero por lo menos sabemos de dónde viene y a quien corresponde el acróstico: David Murcia Guzmán, de comerciante muy menor en La Hormiga, departamento de Putumayo, a “Midas” regional, con sedes en varios países vecinos, como Ecuador, Panamá, donde ya se le investiga, y Venezuela, donde se le están cerrando las primeras oficinas.

Es tan iluso creer que al dinero ahorrado, ganado o trampeado le iría bien en las pirámides, como creerle a Sarmiento Angulo que ese mismo dinero estaría a buen recaudo en sus bancos. Tragarse el cuento de que es exacto y de ley el rédito que paga por los pesos guardados, justo y necesario lo que cobra por cualquier transacción, pertinente la comisión que exige por mover la plata ajena, o que los malabarismo financieros de terror con los que se enriquece son más seguros que la almohada.

Que es como tiene que ser. Que se pague un interés de miseria cuando se deposita el dinero en los bancos y que se cobre un interés de usura cuando se requiere un crédito, así sea sobre la plata propia guardada. Que por los ahorros la banca pague el mísero 12% anual y por las tarjetas de crédito cobre la friolera del 36%.

Que es normal que frente al gerente del banco de cualquier sucursal, que se cree el dueño, al subgerente, que se cree el gerente, al asesor comercial, que se cree el subgerente, o a la más modesta secretaria, que se cree la asesora, o al vigilante, que se cree el secretario, o al que sea, nos sintamos como frente al médico o el odontólogo, con alguna culpa inmerecida, y con la certeza atroz de que va a decirnos que algo está mal, que algo no anda bien, que pinta raro, o que más se perdió en el diluvio.

Que es así, y gracias a Dios que es así, pues de lo contrario tendríamos que tener el dinero en casa, con todos los riesgos que eso implica en el país de la “seguridad democrática”.

Es un sistema con todos los perros amarrados: Que la banca no vaya a ser pobre con las monedas que nos quita, y que nosotros nunca vayamos a ser ricos por más que metamos todo lo que tengamos.

En un país en el que los juegos de azar proliferan, los casinos están en cada esquina y para todos los bolsillos, los estafadores piramidales fallaron en la esencia. Tendrían que haber fundado bancos. Prometer las mismas mentiras, hurtar lo mismo o más, y exigir el irrestricto apoyo del gobierno, en caso de algún traspié.

A estos estafadores les faltó leer algo de la historia reciente del país, que son las páginas sociales, o las judiciales. Unas cuantas páginas les habría bastado. La sección de Granahorrar, digamos. Ahora no estarían siendo acosados ni acusados. Serían ciudadanos prestantes e influyentes, tenidos en cuenta cual esfinges, tanto por lo del cariz enigmático, como por lo del aire de monstruo fabuloso, dos características reservadas para los pudientes en Colombia. Además, con voz y voto en los consejos comunales del presidente Uribe. Hasta podrían sugerir leyes de conmoción interior y ser oídos.

José Alejandro Cortés (izquierda), del Grupo Bolivar, dueño de Davivienda, y Luis Carlos Sarmiento Angulo (derecha), de la organización que lleva su nombre, dueña del grupo bancario AVAL. Dos "prestantes cacaos" de la banca colombiana.  


El club del clan

O, mejor todavía, hacer parte del círculo de poder de dos presidentes consecutivos, Pastrana y Uribe, como los famosos socios del fondo de inversiones WestSphere Capital Andin, un nombre rimbombante para una banda de avivatos, que se hizo dueña del tristemente célebre Banco del Pacífico, de origen ecuatoriano con sede en Colombia, un banco desvalijado en el que los socios lograron recibir depósitos por impuestos que sumaron 35 millones de dólares.

Nunca se ofreció recompensa por la cabeza de Luis Alberto Moreno, el cerebro de esta triquiñuela, y más bien se lo nombró y mantuvo como embajador en Washington, y Uribe le hizo mucho cabildeo para que llegara a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como dijo el columnista Fernando Garavito alguna vez, “el queso en la cueva del gato”.

Los demás miembros de la cuadrilla directiva también alcanzaron el curubito. Fernando Londoño, premiado con el ministerio de Interior y Justicia, ahora tremebundo locutor, periodista justiciero y adalid de la moral uribista. O Luis Fernando Ramírez, un despintado ministro de Defensa de Pastrana. O Camilo Gómez, Alto Comisionado para la Paz de Pastrana, como todos los Altos Comisionados, venido a menos por cuenta propia. O sus compinches, como Fanny Kertzman, que partió con los cancerberos bravucones de la DIAN rumbo a la embajada en Canadá.

No se sabe qué suerte le espera a David Murcia Guzmán, ni a la estigmatizada familia DMG. Pero si en vez de montarse en esos escamoteos financieros de tarjetas prepago, electrodomésticos de bolsillo y Holdings raros, Murcia se hubiera dedicado con seriedad a batir su honda de David, déle que déle corrompiendo burócratas, de cierto que el Goliat gubernamental habría caído pronto, y el palurdo sería egregio.

Una familia bogotana, retrasada en los pagos, defiende con lo que encuentra la casa que ya ha pagado varias veces, mientras las tanquetas policiales enviadas por la banca, en confabulación con jueces y autoridades, llevan a cabo su desalojo. Una familia beneficiada con el sistema UVR de crédito para vivienda, heredero del mal recordado sistema UPAC.



Un trauma en la memoria

Eterno, mas no monótono, es el recuento del pillaje y los atropellos de la banca legal a las ilusas víctimas.

En 1972, en Colombia se implantó el sistema de financiación hipotecaria a largo plazo en Unidades de Poder Adquisitivo Constante UPAC, un procedimiento que permitía el cobro de intereses sobre intereses. Con el señuelo inevitable de la vivienda propia, la gracia desembocó en una fuerte crisis inmobiliaria en el país, que provocó la pérdida de muchos inmuebles hipotecados y la ruina de muchas familias.

Las pirámides, que se sepa, han causado la muerte de un hombre, quien se suicidó en Bogotá. Por culpa del deplorable sistema UPAC, según una investigación del diario “El Espectador”, más de dos mil usuarios se suicidaron apenas en un año, entre 1998 y 1999. Los deudores, retrasados en las cuotas, bebían vermífugos baratos o volaban por los aires al ver que no sólo lo perdían todo, sino que toda su descendencia quedaba hipotecada de por vida a la banca.

El sistema, tardíamente, como siempre, fue declarado inconstitucional, y reemplazado por el sistema de Unidades de Valor Real, el UVR. El remedio resultó peor que la enfermedad. El cobro de intereses sobre intereses se mantuvo, haciendo igualmente impagables los créditos. Según cifras oficiales, cerca de 400.000 viviendas han sido y siguen siendo expropiadas en menos de 10 años.

El asunto no ha merecido pronunciamientos airados ni decretos especiales, ni alocuciones pedagógicas, porque los que ahí se pasan las leyes por la faja, cobran 7 y más veces los créditos, aplican intereses improcedentes, y desplazan unas 100 familias cada día, son los bancos, los mismos que donan alcancías para algún niño inválido, en connivencia y complicidad con jueces y autoridades.


La nueva interventora de DMG

La abogada María Mercedes Perry Ferreira, nombrada por decreto, es la nueva agente interventora de DMG. Una buena liquidadora. Con su motosierra leguleyera, de tinterilla con traje de sastre, al comienzo del gobierno de Uribe, despedazó entidades estatales como la Caja Agraria y el Banco del Estado.

El Banco del Estado, por ejemplo, le entidad que recogió los entuertos del Banco Popular, privatizado y vendido a huevo al mismo Luis Carlos Sarmiento Angulo que ahora nos advierte contra los saqueadores. Como si los saqueadores particulares fueran más perniciosos que los estatales y estatutarios. Mala memoria la suya.

Un Banco del Estado que cuando lo liquidó la señora Perry alcanzaba activos acumulados por más de siete mil millones de los pesos de los años noventa, que eran mucho más pesos que los de ahora. El Banco del Estado fue absorbido por el Banco Cafetero, que en 2007 sería a su vez adquirido por Davivienda, en cabeza de José Alejandro Cortés. Mal llamadas capitalizaciones, que concluyeron en lo que en realidad eran: descaradas privatizaciones.

Una lúgubre presentación gubernamental de los decretos para hacerle frente a la crisis. Una cura tardía frenta a un mal avanzado.


Maniatados o cruzados de brazos

Los oficinistas se tiran la pelota unos a otros. Acusaciones y rodeos van y vienen. Lo cierto es que la miopía general de los más altos funcionarios del estado, incluido el presidente, dejó que la pelota de nieve rodara hasta alcanzar más de dos billones de pesos, según estimaciones iniciales. Unos 500 mil podrían ser los hogares estafados, según cálculos del economista Luis Jorge Garay.

Una verdadera catástrofe, para la cual, otra vez, están los paños de agua tibia de las emergencias por decreto, mediante las cuales Álvaro Uribe faculta a su propio gobierno para matar, por parejo, marchas y marchantes (“conmoción interior”), ladrones y robados (“emergencia social”).

La supersociedades tendrá la facultad para tomar la posesión de bienes, haberes y archivos de las empresas investigadas. Mejor dicho, de lo que le dejen los allanadores después del allanamiento, de los restos que se le escapen a la policía y a los funcionarios encargados de evitar que los manilargos originales se lleven.

Los decretos 4333 al 4336 son memorables. Aunque ahora se ha bajado el tono, el mediático enfrentamiento entre el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, y el artífice de DMG, David Murcia Guzmán, llegó a alcanzar un tono de pelea de rufianes inocultable. Y los decretos son parte de esa pendencia, y exudan el mismo tono. Quieren ponerle punto final a la bronca, pero tienen dejo de pataleta.

Son decretos con nombre propio, retroactivos y revanchistas, mediante los cuales se le quiere aplicar un remedio excesivo, de un día para otro, a una actividad que lleva años y frente a la cual el gobierno se cruzó de brazos.

Y no es que no tuviera herramientas legales para actuar. La captación masiva y habitual de ahorros del público sin autorización oficial está prohibida en la legislación colombiana, por el decreto 2920. Se trata de una conducta tipificada como delito desde 1982. Como afirmó Juan Camilo Restripo, ex ministro de Hacienda, “el Gobierno debió aplicar con rigor la legislación que estaba vigente, en vez de ponerse a proponer nuevas leyes, que, con cambios más bien marginales, no hacen más que prohibir lo que ya estaba prohibido desde hace 25 años”.

Ojalá los recientes decretos expedidos, para lo que sea que van a servir, que lo hagan más temprano que tarde. Tienen la vida efímera de 30 días, que es un lapso insuficiente para revertir una inercia ancestral y una transformación cultural que el narcotráfico ha afianzado en décadas, pero que basta y sobra para acabar de arruinar a los idiotas útiles de “una economía para imitar”, como lo creía a fe ciega el ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, hasta que hace unas semanas le estallaron en la cara las pompas de jabón de su chapucería.

David Murcia Guzmán, el artífice de DMG, un martirio para el sistema financiero. Hace pocos años, Murcia no tenía con qué pagar una habitación barata en La Hormiga, Putumayo. Ahora la pregunta es si tiene con qué devolverle el dinero a sus inversores.


Citas citables

En un soliloquio digno del personaje, mas no del cargo, el ministro de Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio, dijo que ya se han dictado medidas precautelativas, investigativas, dictadas “en beneficio de todos los colombianos. Una práctica que debemos abolir en todos los colombianos, que es creer que el enriquecimiento fácil puede ser un elemento de nuestra sociedad.”

Parece que el ministro todavía viviera en Roma, haciendo pinitos para el título de Caballero de Gran Cruz de la orden al Merito de la República Italiana, colgando en la billetera liras en vez de pesos. Que se despabile y entienda que el enriquecimiento ilícito es una práctica “mágica” y mafiosa, que lo persigue como su sombra a donde quiera que va, en la Medellín de Pablo (Escobar), en los intríngulis de la calabresa y las AUC en la Italia de Berlusconi, o en el cobertizo republicano de Uribe, al lado de “Crespón”, el potro presidencial predilecto. Y que acepte que de donde hay que empezar a abolir prácticas insanas es de la “Casa de Nari”, donde, en medio de tanto escándalo y componendas, el enriquecimiento ilícito es un mal menor.

En esta feria de frases, hay que subrayar la dicha por el superintendente de Sociedades, Hernando Ruiz López: “Estos establecimientos sí estaban siendo sometidos a la presión de las visitas, tanto de la Superfinanciera, como de la Superintendencia de sociedades, y pienso que finalmente eso es lo que ha producido que más temprano que tarde se hayan evaporado algunas, y ya la gente tenga claro cuál es el propósito final de ellas”. El funcionario lo pronunció y ni siquiera se mamaba gallo a sí mismo.

Y hay que recordar otra del presidente Uribe, poco antes de estallar la crisis de las pirámides: “A los inversionistas internacionales tenemos que decirles: Cualquier dólar que haya logrado escapar de esa pirámide de Wall Street, tráiganlo para acá, que aquí les queda seguro”. Un golpe bajo a la “seguridad inversionista”, otra pata nacida de la coja “seguridad democrática”.

Abelardo de la Espriella, abogado del empresario David Murcia Guzmán (DMG), habla con trabajadores y clientes del grupo, cuyos temores han aumentado con las recientes medidas del gobierno.


La coda

En Colombia, desde muy temprano los niños deben jugar a ser más grandes de lo que son, y trabajan y sufren en los socavones o en las calles de las capitales. Los adolescentes le apuestan el alma al diablo y, por unos pocos pesos, se hacen sicarios. Los adultos retan la vida con la incertidumbre del rebusque, y viven en carne propia la azarosa actividad de la catástrofe. Los ancianos ya no juegan barajas en los pórticos o sentados bajo los mangos, sino el dominó aterrador de su salud y sus pensiones privatizadas, mientras acaba rapidito la vida.

¿Por qué resultará entonces tan extraño que unos y otros se jueguen el todo por el todo en unas pirámides de ensueño, que se llaman “Horizonte”, “Oportunidades” o “Buen Futuro”, y que de paso prometen acabar con el desastre de jugarse la vida día tras día y sin esperanza?

El gobierno ofrece el principio de oportunidad, para cesar la persecución penal a los tramposos. Es un precepto que suena a ruego. Más cuando el propio presidente lo explica, y le pide a los estafadores que sean buenos y que le devuelvan la platica a la gente. Un estado débil, un gobierno engomado, un presidente cogido de la tarde, que no tienen más que hacer que denominar cautela a la desidia, ordenar capturas preventivas, expedir decretos inconstitucionales, de madrugada y tras la puerta, maquinarle delitos y penas al Código Penal, insistir en esquemas de garantías porque saben de sobra que no habrá ninguna, y orar para que la perturbación social no avance.

El gobierno, el fiscal, el “modelo de celeridad” del Grupo Interinstitucional de Policía Judicial, tres o cuatro ministros, acopian pruebas y ven llover en un país inundado de marchas. Las secretarias y los empleados de medio pelo de las “pirámides” caen por doquier. Los desplumados inversores lloran y le dan cabezazos a las ilusiones rotas. Y los faraones vernáculos, en un santiamén, se hicieron “polvo de estrellas”.

Como dice la misma “Vorágine” en las líneas finales, contando la suerte de Arturo Cova y sus compañeros: “Ni rastro de ellos. ¡Los devoró la selva!”.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Horacio Guarany en "Crónica musical"

"Crónica musical" ha dedicado dos programas especiales a Horacio Guarany, el octogenario cantautor argentino, piedra angular de la música popular del país suramericano. El espacio, que dirige Juan Alberto Sánchez Marín, aborda aspectos biográficos, apartes de entrevistas y algunas opiniones emitidas por Guarany, mientras hace un recorrido por los temas más representativos de este destacado y comprometido poeta del exilio, la noche y el vino.

"Crónica musical", el canto popular y rebelde contra el olvido, es el programa de YVKE para explorar y divulgar la otra música, aquella que transita al margen de los circuitos comerciales masivo, que mantiene plena vigencia luego de haber marcado una época como denuncia de las injusticias sociales y expresión de la rebeldía de los pueblos de Nuestra América.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Obama, otro muñeco roto de la esperanza


Por: Juan Alberto Sánchez Marín


Barack Obama asume la presidencia de EE.UU. el próximo 20 de enero. Muchas esperanzas se han fundado en su gobierno. Él ha generado confianza en la mayoría de los países. Pero sus vínculos y compromisos dejan ver un porvenir tan gris como aquel pasado regido por los “mejores” presidentes demócratas. ¿Bueno o malo? No hay que recurrir a una inútil prospección futurista para tener claro lo que será. ¿Favorecedor para Nuestra América? Obama tampoco es una función holomorfa que requiera un análisis muy complejo. Es claro como el agua ver que lo más a lo que podemos aspirar es a que le seamos indiferentes, otro anhelo también vano, si tenemos en cuenta que estamos parados en riquezas enormes y en lo que por desdicha los estadounidenses consideran una región estratégica.

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El nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Hussein Obama, ha despertado un paroxismo global de esperanzas de renovación, que llaman la atención, sobre todo, si se tiene en cuenta que el elegido será el presidente de un país venido a menos, que aún no termina de salir de una grave crisis financiera y ya se aprestar a entrar en una insondable recesión económica.


Un país inmenso, es cierto, empequeñecido a más no poder por su ancestral mezquindad. No en vano ese, y no otro, ha sido y es la punta de lanza del capitalismo más brutal. Keynesiano, Neoliberal, o el que sea, siempre inhumano. Sobre ese sistema edificó su imperio y desde la altura de ese imperio pule día tras día sus bajezas.


Una engañosa defensa de la libertad, la libertad misma completamente falsa, un mercado libertino, unas finanzas ficticias, unas promesas embaucadoras. Eso es el “sueño americano”, el “American way of life”, una total y absoluta mentira de cabo a rabo.


Los blancos del sombrero tejano le dejaron al negro la Casa Blanca manga por hombro. Se gastaron los dólares, despilfarraron las últimas monedas, empeñaron los tarecos que pudieron y vendieron hasta los enchufes. Obama tiene enfrente un país al garete. Y todavía faltan varias semanas para que pueda sentarse detrás del apolillado escritorio Resolute, en el Despacho Oval.




Bestiario demócrata


En los 232 años que han transcurrido desde cuando se proclamó la independencia del dominio británico de las Trece Colonias Unidas del Norte de América, la historia diaria del resto del mundo y, específicamente, de la América Latina y el Caribe, está llena de injerencias y agresiones।


Las estrategias de control, dominación y saqueo utilizadas por los grupos dominantes en Estados Unidos contra los países nunca han sido tan diferentes entre republicanos y demócratas. Dos caras del mismo “One Dollar”.


No hace falta hacer un parangón entre unos y otros. Los demócratas, por sí solos, han dejado un reguero de despojo y sangre en todas las latitudes. Un mundo que ellos creen que les queda pequeño, pero en el que en realidad ellos han carecido de la suficiente grandeza para algo tan sencillo como la convivencia pacífica.


Hablando de demócratas, fueron demócratas Truman, Kennedy, Carter y Clinton, para citar sólo algunos recientes. Y paremos de contar.


Truman, el Harry de las masacres de Hiroshima y Nagasaki, y de la “Doctrina Truman”, para erradicar el comunismo del planeta a punta de intervencionismo y plomo।


Kennedy, que apoyó el plan de la CIA para la invasión contrarrevolucionaria a Cuba, y dio inicio al cruel bloqueo económico contra la isla. Un John Fitzgerald bonachón y locuaz, acusado de la autorización inhumana para la utilización de napalm y agente naranja en el conflicto de Vietnám.


El Jimmy de la “Doctrina Carter”, desempolvada y aplicada por Bush, mediante la cual los Estados Unidos se licencian a sí mismos para hacer y usar lo que sea, incluyendo la fuerza militar, para enfrentar y neutralizar a cualquiera que ponga en riesgo los recursos estratégicos del Golfo Pérsico, o de donde sea.


El Jimmy del Centro Carter, Nóbel de Paz, que se enredó en Irán y legó un conflicto que todavía no se destraba. El mismo Jimmy que saludaba a Pinochet en la Casa Blanca, mientras en Suramérica se llevaba a cabo el nefasto “Plan Cóndor”.


Y William, el dicharachero de las pilatunas, distinguido por omisiones fatales, como la que derivó en el asesinato de un millón de personas en Ruanda, en 1994. Clinton, que endureció el bloqueo a Cuba aplicando la malhadada Ley Helms-Burton. Bill, que bombardeó Servia y quien desató la guerra de Kosovo. Y que mandó sus marines a jugar tiro al blanco en África, Haití y el Medio Oriente.


¿A cuál se parecerá Obama? En su gobierno, por supuesto, quién sabe. Físicamente, claro está, a ninguno. Se sostiene que es idéntico a Kennedy, en cuanto a carisma y labia. Que sonríe como Carter, de medio lado y trazando una parábola. Michelle debe rezar para que no se parezca a Bill. Y todos los demás debemos hacerlo para que no tenga nada que ver con el sicópata de Truman, uno de los mejores presidentes que han tenido los Estados Unidos de América.




La senda del elegido


Barack Hussein Obama, ¿bueno, muy bueno? ¿Para quién o quiénes? Lo maravilloso de Obama es pasajero, fugaz, está hecho con los materiales deleznables de la publicidad. Su imagen es fractal, con los afeites y las gominas del marketing, y la ubicuidad maluca que proporcionan las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.


El libre albedrío de Obama tiene límites estrictos y preconfigurados. Esa ilusión de cada instante, como dijo el escritor argentino Jorge Luis Borges, será la libertad de Obama para actuar, y la nuestra para creer que lo hace, que además lo hace bien, y que por si fuera poco nos resulta conveniente.


Obama no sería bueno ni aunque fuera pobre, que no lo es. Pobre, que no es ser una minoría, sino la mayoría. Su patrimonio neto está en 1,3 millones de dólares, que es ser más o menos pobre en el rango de los 600 billonarios de la revista Forbes, pero riquísimo en el rango de los 6000 millones que somos todos en el planeta, donde más de la mitad del mundo, más de 3000 millones de personas, tienen que vivir con menos de un dólar al día, o sea, con 365 dólares al año।


No es que la pobreza o que los pobres del mundo sean representativos. Es que los pobres están en las zonas más ricas del planeta. Y es allí donde están los intereses de las grandes corporaciones. Y estas no van a permitirle hacer nada bueno a ningún presidente de ningún país. Menos aún, al presidente del país adonde pertenecen la mayoría de las más grandes e importantes compañías, es decir, al país encargado de velar porque nadie afecte los intereses de esas corporaciones, y que, por el contrario, debe protegerlas, apoyarlas y fortalecerlas, invadiendo los países en los que se apiñan esos pobres, además de desarrapados, desalmados.


Así que Obama no ha hecho ni hará nada por nadie que no sean quienes lo pusieron allí donde estará, que son quienes ya sabemos. Y si por alguna impredecible razón a Obama se le ocurriera hacer algo, lo más mínimo, pues acabaría como han acabado quienes a lo largo de la historia han intentado hacer algo o dicho que lo harán. Por ejemplo, Lincoln, que ni siquiera era del Partido Demócrata. O mejor, Kennedy, que nunca hizo nada, que nunca dijo hacerlo, que ni siquiera pensó hacerlo, pero que a algunos, a los que importan, en su paranoia se les ocurrió que lo haría.


Obama no sería bueno ni aunque fuera indio, que no lo es. Ni aunque fuera latino, que tampoco lo es. Ni aunque sea negro, o, por lo menos, mulato, que sí lo es. No lo sería ni aunque fuera socialista, que no lo es, o comunista, que ni de fundas. No lo es ni aunque sea demócrata, que sí lo es, por la misma razón que ningún demócrata ha sido bueno para algo y en cambio sí muy buenos para nada, al menos en relación con América Latina y el Caribe.


La cuestión no es si Obama quiere o no quiere. No es saber quién es Obama, si es esto o aquello, o de dónde viene. Más Illinois, Honolulu, Kansas, Kenia. Más blanco o menos negro, o más musulmán y más Hussein. La cuestión no es si nos tiene en cuenta o no nos tiene en cuenta (que no nos tiene, desde luego, y ni siquiera ha pisado nunca suelo latinoamericano), o si nos quiere o no nos quiere. La cuestión verdadera es si puede o no puede, y es claro que no puede.


Ni va a querer ni va a poder cambiar nada. Obama será presidente por los capitales multimillonarios que donaron unos cuantos poderosos, antes que por los miles de dólares donados por los millones de estadounidenses de a pie, que sacaron de la alcancía lo que pudieron. Y a los 2 o 3 años Obama tendrá que empezar a pensar en la reelección, pues cuatro años no son nada en el concierto de 16 años de la casa Bush. Una reelección que, al igual que la elección, no será posible sino con la aquiescencia y los millones de los poderosos. Una reelección que habrá que buscar a toda costa, si se quieren otros cuatro años para hacer lo mismo que en la primera presidencia: nada, pero necesarios para tratar de dejar la impresión contraria.




La apuesta en falso


No deja de ser alentador, por lo menos emocionante, ver que tanta gente, de tanto pueblos de tantas partes del mundo, crea en Obama, en lo que él significa y en lo que puede hacer. De la misma manera, no deja de ser desconsolador ver que tan poquitos, de esos tantos, cumplirán su anhelo de aliviar o paliar, por lo menos, de alguna manera, sus necesidades y problemas. Es decir, tan poquitos de tan poquitas partes del mundo los estadounidenses que se beneficiarán en alguna medida con las buenas o muy buenas, malas o muy malas medidas del presidente.


Obama ha llegado a la presidencia gracias en buena parte a que supone un cambio, así ha sido la oferta de su campaña y así también se ha vendido él a los estadounidenses, que, como cualquier sociedad, después de soportar a Bush durante 8 años, lo anhelaría.


Obama ha hablado de cambio y por eso ahí es comprensible que se hayan venido fundando tantas esperanzas en un cambio que se sueña, que se desea, que se requiere con urgencia. Pero lo que hay que saber es que Obama habla de cambio para que precisamente nada cambie. Proponer el cambio, vender el cambio, es la mejor forma de darle continuidad a las cosas tal cual están. La oferta del cambio es la prolongación de lo invariable.


Dentro de 4 y 8 años se volverá a hablar sin remedio de cambio. No más desgracias con Obama. Venga ahora la Clinton con su Bill, que sí es el cambio, o Jeb, el hermano del actual Bush, que será el nuevo símbolo de un nuevo viraje hacia ninguna parte: otro cambio. Por qué no, luego podrían ser Barbara o Jenna Bush, las hijas gemelas del actual George, para hacer aún más ligera la figura presidencial y reivindicar a su padre del ostracismo en que estará. Un simple salto del sitio “thefirsttwins.com” a “whitehouse.gov”


Por si subsiste alguna duda, ya lo dijo con claridad el propio Barack Obama en su discurso posterior al triunfo: “Somos, y siempre seremos, los Estados Unidos de América”।


Los elementos del desastre


América Latina es una región vendedora, mal vendedora, de materias primas. Por los fusiles de los marines apuntando en la sien, por políticas desgraciadas, por clases dirigentes enajenadas, porque sí, he ahí la tragedia. Como lo dijo hace tiempo algún gurú del mercado, “en los negocios no se consigue lo que se merece, se consigue lo que se negocia”. Y nuestros negociadores han sido traidores de alto vuelo. Eficaces para los bolsillos propios, particulares o de clase, y nocivos para los pueblos. Es Nuestra América atávicamente inmersa en un juego amargo, con los términos ajenos y las reglas del comprador.


El alto nivel de dependencia de América Latina con los Estados Unidos, como principal comprador de las materias primas y de los incipientes y débiles productos de la región, hace que se mantenga inamovible el comercio de ruleta rusa con los gringos, con la única excepción de Cuba, y ahora de Venezuela, que tímidamente empieza a tocar otras puertas, y a buscar nuevos socios comerciales y hasta otras maneras de intercambio।


Mientras a nuestras economías, a nuestros cálculos y a nuestros pueblos les vaya tan mal. Mientras no seamos autónomos, autosuficientes, o, por lo menos, diversificados. Mientras seamos sólo productores de materias primas, unidireccionales y hasta motocultivadores. Mientras dependamos de un solo comprador o apenas de unos cuantos, tendremos que seguir fundando pueriles esperanzas en el próximo presidente del país comprador, el poderoso consumidor de nuestros recursos y de nuestras bagatelas inacabas, que nos permite la supervivencia, embobados en un falso discurso de oportunidades que son oportunismos, TLC´s, progresos y ridículos mecanismos a través de los cuales compramos a precio de oro todo el oro y todo lo demás que despojan de las entrañas de nuestra tierra.


Y entonces tendremos que seguir creyendo que el próximo presidente será bueno y conspicuo.


Ojalá que los procesos en marcha, de la unión latinoamericana y caribeña, con todo lo que tienen de difíciles y de campo minado por tantos intereses y egoísmos, no sucumban ante la oferta embaucadora que de seguro vendrá del Norte con Obama y su cohorte, si hay algo de inteligencia, y nos han excitado indicando que sí la hay.


Unos ofrecimientos que son celadas, llenos de acuerdos binacionales para la prosperidad mutua, exhumadas alianzas para el progreso, exenciones arancelarias mezquinas pero engañosas, tratos preferenciales con embutido, cooperaciones falaces y a tres bandas con Europa e Israel, planes Colombia e iniciativas Mérida, para la sujeción y la mayor desgracia de la región.


http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?14757


martes, 11 de noviembre de 2008

La persecución llega a las universidades colombianas


Por: Juan Alberto Sánchez Marín



Los estudiantes colombianos exigen que su movimientos no sea tildado de terrorista por el gobierno.


La Fiscalía revisará las bases de datos de las universidades públicas, “para detectar la presencia de terroristas”. La medida causó el asombro de juristas y de la Procuraduría. Los estudiantes ven en el anuncio la continuidad de la represión y el terror propios de la “Seguridad Democrática” del presidente Uribe, hacia un sector que no comulga con sus métodos ni políticas.


El estudiantil, otro sector tan incómodo para el gobierno del presidente Uribe, como los indígenas, los trabajadores, los sindicatos, los campesinos, los pobres, los opositores, etc.


La revisión de las bases de datos se hará en las universidades Nacional, Distrital, Pedagógica, el Sena, y la Libre. La orden fue emitida por el fiscal de la unidad especializada contra el terrorismo, Jorge Iván Piedrahita Montoya, “con el propósito de detectar la presencia de terroristas”. La Autónoma, que no hace parte de la lista elaborada por la Fiscalía, fue la primera universidad a la que el intendente comisionado de llevar a cabo la indagación hizo llegar el oficio correspondiente.

“Es el intento de perseguir y señalar al movimiento estudiantil y a los dirigentes estudiantiles”, dijo Andrés Paredes, coordinador de Comunicaciones de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU, en entrevista con YVKE Radio Mundial

“El estudiantil universitario es uno de los sectores sociales que más confronta la política que aplica el gobierno del presidente Álvaro Uribe en el país. Eso ha generado paros y conflictos, que hacen que se trate de estigmatizar el movimiento estudiantil, y que exista muy mala relación entre el alto gobierno y la universidad pública. La revisión anunciada es un elemento más dentro de la estrategia del gobierno para identificar cuáles son los activistas de las universidades”.

¿Porqué la universidad pública? Se preguntan en un comunicado las Juventudes del Polo Democrático Alternativo. Y agregan: “Esta campaña de desprestigio de la universidad pública colombiana no hace parte de ninguna lucha contra los movimientos ilegales armados, ni mucho menos contra el terrorismo; si esto fuera cierto hace muchos años que las universidades públicas serían "rebaños de ovejas", con la cantidad de represión, desplazamiento y muerte que han tenido que sufrir los movimientos y gremios estudiantiles”.


"El uso de capuchas no es necesariamente motivo de alarma, pues puede deberse a razones de seguridad y a precaver persecuciones contra quienes disienten", Carlos Ossa Escobar, Rector Universidad Distrital de Bogotá.



La parodia de Parody

El sector estudiantil fue puesto en la mira del huracán cuando la senadora uribista Gina Parody, hace algunos meses, reveló documentos y videos que muestran a encapuchados en mítines dentro de las sedes universitarias, específicamente, en la Universidad Distrital de Bogotá.

La denuncia llevó al DAS, la central de inteligencia del Estado, a advertir que las FARC se infiltran en los centros docentes y el movimiento estudiantil, para "demostrar su trabajo político y dar a conocer sus ideas en las juventudes".

La senadora Parody se rasgó entonces las vestiduras y afirmó que en sus tiempos de universitaria jamás vio a ningún estudiante defendiendo sus ideas con capuchas. Claro, hay que tener en cuenta que la senadora estudio en la Pontifica Universidad Javeriana de Bogotá, donde nunca se ven ni se verán capuchas o encapuchados; ni siquiera capuchinos, sólo los jesuitas dueños de la educación en Colombia. Donde la presencia del DAS y de otros organismos de inteligencia es innecesaria. Ella no estudió en la nacional, ni el la distrital, ni en la Pedagógica, ni en ninguna universidad pública, donde tantos estudiantes "revoltosos" deben ser tenidos a raya.

Las acusaciones indicaban que, con la aquiescencia de las directivas, se estaban propiciando actos subversivos en los centros de educación superior, sobre todo, en los de carácter público.

Carlos Ossa Escobar, rector de la Universidad Distrital (ex constituyente, ex contralor del país y ex director del Banco de la República), frente a la avalancha de críticas e insinuaciones, indicó que “nos vimos precisados a salir al debate público y a presentar cuatro argumentos: primero, en la universidad hay libertad de expresión y cualquiera tiene el derecho a exponer sus ideas; segundo, el uso de capuchas no es necesariamente motivo de alarma, pues puede deberse a razones de seguridad y a precaver persecuciones contra quienes disienten; tercero, fueron expresiones pacíficas de ideas. Y un cuarto argumento, o más bien, un comentario a tener en cuenta, fue llamar la atención sobre lo peligroso de “macartizar” la Universidad Pública”.

Escena de la protesta estudiantil en Colombia.



Opinan sobre el exabrupto

"Es un acto improcedente que debe aclararse lo más pronto posible. Es una medida que no tiene lugar", dijo Samuel Moreno, alcalde de Bogotá.

“Esto a lo mejor ni el propio fiscal general debe saberlo. Esa es una orden bastante arbitraria. No se pueden hacer investigaciones indeterminadas porque eso sería el desvío de poder", manifestó Alfonso Gómez Mendez, ex fiscal y precandidato liberal.

“Es un exabrupto de la Fiscalía. Más bien es una cacería de brujas, donde se busca hacer una redada abstracta en las universidades buscando a aquellos que tienen un pensamiento contrario del Gobierno”, señaló Parmenio Cuellar, ex ministro de Justicia y ex gobernador de Nariño, quien agregó que “en ese proceso, seguramente, los investigadores ya tienen en mente a quien perseguir o a quienes capturar”.

“Lo correcto es que si la Fiscalía sospecha de algunas personas pregunten por cada una de ellas, y no comprometer a estudiantes y docentes”, dijo Pedro Herrera, presidente del Sindicato de Profesores Universitarios. “Con este tipo de ordenes se pone bajo sospecha la totalidad de la comunidad estudiantil”.

"Este tipo de procedimientos puede ser violatorio de los derechos a la defensa, al buen nombre y al ejercicio pleno de las libertades. La responsabilidad penal es individual y pretende someter a todos por igual a una especie de examen colectivo y estigmatizar a la comunidad universitaria, puede acabar con el principio de inocencia", dijo Clara López Obregón, Secretaria de Gobierno del Distrito.

Andrés Paredes, en su charla con YVKE, señaló que “las universidades son un bastión importante en términos de la construcción de ideas. Creemos en la batalla de ideas, y en los campos universitarios vivimos eso. Esto nos lleva a no estar de acuerdo y confrontar algunas políticas del gobierno”.

“En las últimas investigaciones que hemos hecho desde la ACEU”, complementó el dirigente estudiantil, “hemos descubierto que en los últimos 3 años han asesinado 15 dirigentes estudiantiles, muchos han sido desplazados y más de 100 estudiantes están amenazados”.

La represión a los estudiantes ha distinguido la "Seguridad Democrática" del presidente Uribe.



Argentina, para no olvidar el presente colombiano

Las numerosas fichas y los expedientes sobre estudiantes, hallados hace algunos años en la Argentina, han revelado el grado de sistematización, coordinación y organización de la persecución ideológica, que la última dictadura militar montó sobre las universidades públicas y hasta privadas de todo el país. Una universidad alertaba al resto de los alumnos suspendidos, sancionados o expulsados por actividades subversivas. Era un sistema aceitado: la facultad informaba al rectorado, éste al sistema universitario, y de allí, al resto.

A 32 años del golpe, se siguen desclasificando documentos y hallando nuevas historias, nombres y conexiones de lo que se ha llamado el “Plan Cóndor Universitario”, un circuito de información que daba cuenta del comportamiento y la militancia de los estudiantes de todas las casas de estudio de la Argentina.

La revisión de los datos y la sistematización de la información universitaria, condujo en el país austral a un grado de control descabellado, hallándose incluso requerimientos de las comisarías exigiendo a las autoridades educativas que remitieran informes sobre los libros que los alumnos sacaban de la biblioteca.

En los cruces de datos, los investigadores han encontrado hasta el momento 20 estudiantes desaparecidos sólo de la Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Pero se trató de un sistema represivo y criminal que se extendió a todo el país.

Las coincidencias vistas ahora en Colombia con los pasos de ese aciago recorrido dado en Argentina durante los años de la dictadura militar, no son coincidencias. Son acciones típicas y medidas calculadas por parte de aquellos gobiernos que tienen mucho que tapar, mucho que acallar, y muy pocos escrúpulos.


Todavía hoy en Argentina hay quienes dudan de que haya pasado algo durante la dictadura militar. Todavía ahora en Colombia hay quienes no creen que aquí esté pasando algo.



La solidaridad necesaria

“Varias investigaciones de las organizaciones estudiantiles colombianas muestran el grado de represión que ha representado el gobierno del presidente Uribe para el movimiento estudiantil universitario”, dijo Andrés Paredes, de la ACEU.

En un país en el que hay que “tragar entero” y “comer callado”, el que opina pierde, el que habla queda marcado y el que protesta se muere.

Los estudiantes de las universidades públicas, más que por las “pruebas fehacientes” de la reciente parodia, que sí lo fueran de hecho originarían investigaciones judiciales concretas y no estas ráfagas de metralla preventivas y amedrentadoras, han sido en Colombia un sector difícil para el gobierno del presidente Uribe.

“Por eso es muy importante la denuncia de los hechos de violación de los derechos humanos de la población estudiantil, y que se pueda despertar la solidaridad con respecto a nuestro movimiento”, concluye el dirigente estudiantil.

Una piedra en el zapato tan molesta como los indígenas, los sindicatos, los trabajadores, los desempleados. Y como todo el resto del país que no hace parte del 80% o 90% de los 2000 o 5000 encuestados entre aquel segmento de ciudadanos (porque son de ciudad), que a lo sumo alcanza el 10% de la población total del país, por lo general, beneficiarios de Uribe o beneficiados con él, que creen que su presidente hace las cosas entre bien y muy bien.



jueves, 6 de noviembre de 2008

EL DAS: UN “FALSO POSITIVO” DE LA INTELIGENCIA COLOMBIANA.

Por: Juan Alberto Sánchez Marín

María del Pilar Hurtado, la ex directora del DAS.

La infiltración de paramilitares y narcotraficantes, y toda clase de escándalos, han puesto en entredicho el papel del principal organismo de inteligencia de Colombia. La directora, María del Pilar Hurtado, debió renunciar en octubre por investigar al senador Gustavo Petro y a líderes de la oposición. Cuando se destapan los “falsos positivos” más infames, cometidos por el ejército, las actuaciones y escándalos hacen del DAS un completo “falso positivo”.



El senador Gustavo Petro hizo la denuncia sobre las irregulares investigaciones del DAS, que condujeron a la salida de la directora de la institución.


El Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, depende de la Presidencia de la República de Colombia, le reporta directamente al primer mandatario, y transpira por los poros el talante presidencial, embrollador y huidizo. No obstante, el presidente Álvaro Uribe ve en la institución un grupo de jóvenes cortapalos, enredados cada cierto tiempo por unos compatriotas “conspiretas” y malhechores, indígenas y sindicalistas, pobres y opositores.
La última perla de un largo rosario de escándalos ocurrió el 21 de octubre pasado, cuando fue filtrado un memorando de carácter “reservado”, en el que Jaime Fernando Ovalle Díaz, entonces coordinador de Inteligencia Política y Social del DAS, daba instrucciones para investigar al senador Gustavo Petro y a líderes e integrantes del Polo Alternativo Democrático.
El hecho cobró la cabeza de la directora de la institución, María del Pilar Hurtado, cuya desgracia final muchos veían venir desde hacía días, cuando se negó, ante funcionarios de Palacio, a realizar interceptaciones ilegales a magistrados de la Corte Suprema. Poco colaboradora con el todopoderoso, delincuencial y cercano círculo del presidente, algo imperdonable. Álvaro Uribe ni siquiera se dignó a atenderla cuando ella fue a entregarle la renuncia.
Fernando Ovalle, por el contrario, continúa vinculado al DAS, como Investigador de las bandas criminales emergentes. Alguna lumbrera de Palacio debió pensar que era cosa buena que el empleado siguiera haciendo lo mismo en otra dependencia. “¿Quién protege a Ovalle?”, se pregunta la revista colombiana Cambio. “¿Por qué? El misterio sigue sin resolverse”.
YVKE Mundial habló sobre el tema con Carlos Lozano, periodista y dirigente del Partido Comunista colombiano.
“Estalló otro escándalo, pero el DAS viene haciendo eso, revelándose como una policía política del régimen, de intimidación a la oposición, de espionaje contra organizaciones sindicales. La denuncia del senador Petro rebosó la copa. Antes se había denunciado otra serie de espionajes, chuzadas de teléfonos, que no pasaron a mayores. Hasta se dijo que se estaba espiando el teléfono del ex presidente César Gaviria, presidente del Partido Liberal. Periodistas y dirigentes políticos habíamos denunciado, desde hace tiempo, que éramos sometidos a procedimientos, no sólo del DAS, sino de otros organismos de seguridad.”

Carlos Lozano, periodista y dirigente político, quien habló con YVKE.


“Inteligencia artificial”

El retoque fotográfico es una práctica vieja. Con fines propagandísticos, muchos regímenes han borrado de las fotografías a los personajes incómodos.
Milan Kundera empieza “La broma” contando cómo un héroe de la revolución checa es borrado al entrar en contradicción con el sistema. Castigado con el olvido. En la Unión Soviética, durante los tiempos de Stalin, ciertos personajes perturbadores eran borrados en las fotografías y desaparecidos de la vida real.
¿Por qué la regresión? Porque en Colombia, bajo el actual régimen del presidente Álvaro Uribe, llama la atención que el peligro sea exactamente lo contrario: quedar en la foto. Los que quedan en la foto son las cabras marcadas para morir.
Una tarea de inteligencia suprema, pero, ante todo, de buenos cursos de PhotoShop o Gimp , para las fotos, y de Avid o Final Cut, para el video, materias, seguramente, con demanda en la rimbombante Academia Superior de Inteligencia y Seguridad Pública “Aquimindia”, en Bogotá, o de “Aguazul”, en Casanare, del DAS.
La siguiente anécdota, referida por Carlos Lozano, habla por sí sola, aunque no sume las mil palabras que valdría la imagen: "En estos días, a raíz del Paro Nacional reciente, el Ministro de Protección Social, Diego Palacios, presentó un video en el que el dirigente sindical Tarcicio Rivera, de la CUT, aparece en la Universidad del Cauca diciendo que hay que hacer lucha social y adelantar la resistencia frente a la ofensiva del gobierno. Algo propio de un sindicalista, nada ilegal ni irregular. Querían mostrar que las movilizaciones que se vienen haciendo, y que han coincidido, felizmente, digo yo, de indígenas, corteros de la caña, trabajadores de la justicia, de la DIAN, de la registraduría, eran orientadas desde la CUT. Presentaron el video y le recortaron la imagen. Y es que al lado de Tarcicio Rivera, en el mismo panel, ni más ni menos, estaba José Obdulio Gaviria, el asesor presidencial, y a él no lo sacan nunca. Además, es una imagen vieja, de meses atrás, reciclada para acusar a la CUT de que está en una conjura desestabilizadora del gobierno.”
Y agrega Carlos Lozano: “Esto lo están haciendo en todos los paneles y las reuniones que hacemos. Otro ejemplo es el de Piedad Córdoba, que adonde va a hablar es grabada, y lo que dice es editado y mutilado, para que aparezca diciendo lo que no dijo en realidad.”

El Departamento Administrativo de Seguridad de Colombia, textualmente bajo la lupa.


La vigencia de la historia patria

Es un lugar común sostener que la vida republicana colombiana está plagada de guerras, enfrentamientos, intolerancia, persecuciones, intrigas, acechanzas y violencia. De “batallas y batallitas”, como lo precisó el escritor Alfredo Iriarte.
En el siglo XX, en 1948, luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, “el caudillo del pueblo”, el país se sumió de vuelta en el caos, agudizándose una violencia que venía de tiempo atrás y sobre la que el propio líder popular advirtió en vano.
Fueron unos años difíciles, sobre todo, como siempre, para las zonas rurales, entonces y de lejos la parte más poblada del país. Apenas iba a desatarse el desplazamiento forzoso y masivo de campesinos hacia las ciudades, que todavía sigue.
Entre 1948 y 1953, el gobierno de Laureano Gómez, con el compadrazgo de la Iglesia y el Ejército Nacional, llevó a cabo una persecución política implacable y sangrienta, y conformó las huestes de “chulavitas”, los abuelos paramilitares de los que hoy se pasean reencauchados y a sus anchas por el país.
El 13 de junio de 1953, el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla dio un golpe de estado y asumió el poder. No fue un golpe clásico, sino, como dijo el político liberal Darío Echandía, “un golpe de opinión liderado por las Fuerzas Armadas, en complicidad con la dirección política colombiana”.
Si 1953 fue un frío verano para los soviéticos, con la muerte de Stalin, para los colombianos la fecha fue un invierno ardiente, con un Laureano Gómez agónico, impopular y desesperado por perpetuar su régimen; su reforma constitucional en ciernes, cuyos nubarrones por suerte no alcanzaron a desatarse; una “seguridad democrática” inmisericorde, que todavía sigue, y una “amenaza roja” que, vaya coincidencia, también se mantiene.
El “Anuario colombiano de historia social y de la cultura” (Volumen 13-14, capítulo V), de la Academia Colombiana de Historia, refiriéndose al espíritu de aquellos tiempos, señala: “Hombres para quienes la buena sociedad era la del orden y la jerarquía estaban dispuestos a creer en las teorías de conspiración y en ser paranoicos cuando se trataba de subversión comunista.” Cualquier parecido con la realidad actual, no es mera coincidencia. La palabra “terrorista” no se había inventado ni descubierto.
Con estos antecedentes, en semejante contexto, el 31 de octubre de 1953, Rojas Pinilla creó el Departamento Administrativo del Servicio de Inteligencia Colombiano, S.I.C., en una inspiración frankensteniana, que tres años después contribuiría con la caída (renuncia forzosa) del propio militar, para poner otros, una junta provisional. Esta infausta criatura es la que ahora se conoce como el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS.
La SIC era la encargada de apagar cualquier viso de oposición política. Un hervidero de “chulavitas” irredentos, con carné y licencia para matar. No eran militares, pero sí. No eran civiles, pero sí. Blanco es, gallina lo pone.
Entre enero de 1956 y septiembre de 1957, su presupuesto alcanzó 1 millón 83 mil pesos. Más que el de la misma presidencia de la república, y de los ministerios de Relaciones Exteriores, Agricultura, Salud, Fomento, y Minas y Petróleos.
Cincuenta y cinco años después de su aparición, el presupuesto de la institución supera los 100 millones de dólares y un cuerpo de unos 7500 efectivos. Y sigue siendo fiel a los designios para los que fue creada: espiar, señalar, limpiar, infiltrar y perseguir opositores. Un agua sucia que viene desde la fuente.

La sede principal del DAS en el sector de Paloquemado, en Bogotá.


El interregno

Durante la larga noche del Frente Nacional, de 1958 a 1974, esta policía secreta centró su actividad en la caza feroz de comunistas, de los que se les parecieran y de los que a lo mejor pudieran serlo.
En 1960, bajo la presidencia de Alberto LLeras Camargo, nació el DAS como tal, claro está, con asesoramiento de la CIA y como una imitación criolla del FBI estadounidense. Unos amigos amargos, que nunca han desamparado al engendro.
Desde entonces, la institución ha estado “buscando su modernización y tecnificación”, pero todo indica que nunca las ha encontrado. Durante el gobierno de Virgilio Barco se hicieron algunos intentos, y en 1991, bajo el gobierno de César Gaviria, se fijaron una nueva estructura y funciones.
La Fundación Ideas para la Paz (FIP) indica que “el problema del DAS es un problema histórico: nació en un país y hoy vive en otro.” Sea el mismo país u otro, lo cierto es que el DAS sigue aplicando a fe ciega los mismos métodos brutales e inútiles de ayer y siempre.

Jorge Noguera, el siniestro ex director, que salió por la puerta de atrás del DAS hacia el consulado en Milán.


Los tropezones extraterritoriales

El DAS es un organismo con un radio de acción nacional. Y así lo ratifican las pretensiones de actuación del organismo fuera de las fronteras, donde muchas operaciones han terminado en verdaderos descalabros.
En Ecuador, varios funcionarios del DAS fueron arrestados en agosto de 2004, cuando adelantaban una operación encubierta. Resultado obvio: graves tensiones diplomáticas con el vecino país.
Las relaciones con Venezuela han ido de mal en peor, gracias también a la pequeña ayuda de los amigos del DAS y a sus espionajes de película barata. Un testigo clave en muchos procesos de desenmascaramiento de las anomalías de la institución, Rafael García, aseguró que el DAS colaboró con paramilitares en un complot para ejecutar a varias autoridades venezolanas, entre ellas el fiscal Danilo Anderson. Un asesinato que se mantiene en la oscuridad.
El 13 de diciembre de 2004, Rodrigo Granda, de las FARC, es secuestrado por agentes de la DIJIN y del DAS en pleno centro de Caracas, en un delito de lesa humanidad, según la propia caracterización del gobierno colombiano. El hecho afectó gravemente la confianza y las relaciones entre ambos países.
En abril de 2005, fueron hallados asesinados, en el Estado de Táchira (Venezuela), Jorge Enrique Díaz, ex director del DAS en el Norte de Santander (Colombia) y José Celis, sargento activo del ejército colombiano. Su misión, que sería la de capturar a Ramiro Vargas, cabecilla del ELN, vino a confirmar la continuidad de las operaciones extraterritoriales del DAS. Estos son sólo algunos ejemplos.

Las infiltraciones de paramilitares (AUC) y de narcotraficantes en la institución, un secreto a voces desde los inicios del actual gobierno colombiano.


El traspié nuestro de cada día

En el ámbito nacional, los infortunios también han sido antológicos. Cuando el presidente Álvaro Uribe asumió la presidencia, en 2002, designó como director del DAS, para su desgracia, a su amigo Jorge Noguera, su ex jefe de campaña en el departamento del Magdalena. Claro está, Noguera no llegó solo. Trajo consigo a Rafael García, su amigo a su vez, a quien nombró como subdirector. Para desgracia del propio Noguera y en gracia para el país.
Al poco tiempo de iniciada la nueva administración, el DAS empezó a ocupar titulares en los medios de comunicación, en una sucesión progresiva de desaciertos y escándalos que aún no acaba.
Fue Jorge Noguera uno de los propulsores de la política de “sapos” de Uribe, y quien instauró el pago de recompensas en dólares por delación de subversivos, con el consiguiente encarcelamiento de muchas personas que luego fueron declaradas inocentes.
En julio de 2005, los medios difundieron profusamente un intento de atentado al candidato presidente en la Costa Atlántica. Después quedó claro que el atentado fue un malabar creativo, nunca se supo con quiénes ni cuántos, del Director de la Seccional Atlántico del DAS, que condujo al funcionario a la destitución.
A finales de 2005, la penetración del DAS por parte de los paramilitares y los narcotraficantes, cuyos límites son cada vez más imprecisos, era un secreto a voces. Las denuncias iban y venían.
Muchos pilares de infamia se habían construido alrededor del DAS, cuando Rafael García, ante la Corte Suprema de Justicia, prendió el ventilador e hizo caer al saco de los investigados por parapolítica a militares, senadores, gobernadores, alcaldes, y al propio ex amigo y ex director del DAS, Jorge Noguera.
Los funcionarios de la cúpula del DAS terminaron en un atronador fuego cruzado de imputaciones, que iban desde el robo de expedientes de narcotraficantes de la Fiscalía (Wilber Alirio Varela, alias “Jabón”) y de paramilitares (Martín Llanos), hasta la conformación de grupos de “limpieza” (sicarios) al interior de la propia institución.
Lo descubierto resultó mucho más grave que los que se creían que eran los rumores más malintencionados, a los que se refería el presidente Uribe. La realidad de la institución resultó ser tal cual la describió Noguera, en palabras pronunciadas antes del escándalo, en lo que se creyó que era una frase célebre y exagerada, y no una confesión por adelantado: “Si contáramos lo que día tras día sucede aquí [en el Das], la gente no podría dormir”.

El presidente Álvaro Uribe, artífice de la política de Seguridad Democrática.



La seguridad democrática

“El Verbo se hizo carne / y la carne se despeña”. Estos versos de Octavio Paz dan razón de lo que le ha sucedido a la política de seguridad democrática del presidente Uribe, que empezó a volverse cierta y entonces se despeñó.
Y no puede ser de otra manera: es que no puede ser tan segura una política que dice acabar con el mal en un dos por tres, con las causas arraigadas de la violencia en menos de lo que canta un gallo y con los malos malosos en un santiamén.
La política de “seguridad democrática” ha sido un escampadero útil para el presidente Uribe, máxime cuando ha tenido que afrontar, por una u otra razón, la ausencia de políticas serias en el tema que sea y del sector que sea.
En otras palabras, una política comodín, un discurso de disco rayado del que el presidente echa mano con el despropósito de embobar a los colombianos, sobre todo, a los se hacen pasar por televidentes, radioescuchas, internautas, lectores de periódicos: usuarios de medios, como dicen ahora. En un país en el que sólo la televisión llega al 90% de la población.
Un sonsonete cansón, con rimbombancias pueriles, moralejas de cajón y tonitos de rosario, que tiene furibundamente convencida a tanta parte de la población de un país que se ha creído de “vivos”. Que lo mismo sirve para capotear cualquier crítica, que se vuelve entonces un atentado contra la seguridad democrática. Para descalificar al adversario, que si, por ejemplo, a José Obdulio se le ocurre que no encaja en su credo gregario, se le vuelve automáticamente terrorista. Como mecanismo de disuasión, para que a ningún miembro de la tropa se le ocurra abandonar las filas serviles, y ya nos hemos dado cuenta de qué mal acaban estos y cuán vilipendiados. O para ser inclusivos, y hacer posible aquella Antioquia nacional de palabra, obra y gracia, a la que en la teoría de Palacio tienen que pertenecer todos los colombianos.
El DAS se ha vuelto una buena muestra de la “seguridad democrática” del presidente Uribe: una sumatoria de manejes y maniobras, y de golpes bajos a cualquiera que no haga lo que el gobierno quiere, cualquiera que crea que las cosas andan mal y además sostenga que lo cree, o cualquiera que piense en voz alta que Uribe fue el que las acabó de fregar.
El «Manual de inteligencia de combate» (MIC), escrito en los años 60, constituye la base doctrinaria de la inteligencia colombiana. El anacrónico texto es la biblia que siguen los devotos detectives, con el agravante de que militares y mercenarios estadounidenses e israelíes son los encargados de las apostillas tardías y las poco ortodoxas actualizaciones.
Dentro de la seguridad democrática, el presidente Uribe implementó la Junta de Inteligencia Conjunta (JIC), que congrega a las agencias de seguridad del estado y coordina la inteligencia estratégica nacional. La Dirección de Inteligencia de la Policía (DIPOL), la Dirección de Policía Judicial e Investigación (DIJIN), el Grupo Interinstitucional de Análisis Terrorista GIAT, en la Policía Nacional, y el Departamento de Inteligencia del Estado Mayor (D2), y las secciones respectivas de inteligencia del Ejercito, la Armada, y la Fuerza Aérea, de los militares, hacen parte de este peligroso club de élite, junto, claro está, al DAS.
Carlos Lozano da luces en relación con el papel de estos organismos en las circunstancias actuales:
“Esto se le salió de las manos al presidente Uribe. Es una situación que se viene dando de tiempo atrás. La Policía, que yo digo que son peores, orientada por el general Naranjo, anterior director de la DIJIN, viene haciendo lo mismo. Eso lo hemos denunciado. El ejército también, a través de lo que llaman las órdenes de batalla, ha hecho investigaciones e incorporado a listas especiales de revisión a dirigentes de organizaciones no gubernamentales, populares y demás. Aquí lo que hay es un régimen policíaco, de Gestapo, que tiene que preocupar, no sólo al país, sino al mundo. A estas alturas este régimen aparece fuera de lugar en las costumbres políticas, en lo que tiene que ver con el fortalecimiento de una democracia, que en Colombia cada vez está más desdibujada y casi inexistente.”

¿Hacia dónde apunta el DAS?


Das o no Das, he ahí la “visión”

La “Visión” del DAS aparece en su propio portal de Internet. Y si el organismo de inteligencia fuera más coherente con este designio, tal “visión” estaría a buen recaudo y apenas los iniciados la habrían oído. Valga la cita textual:
“Para el año 2010, el DAS, retomando la concepción original de su creación, se habrá posicionado ante la Presidencia de la República, demás instituciones del Estado y la opinión pública, como el organismo élite que salvaguarda los más altos intereses del Estado por su condición de máximo servicio de inteligencia estatal y su función de investigación criminal de delitos que amenacen su existencia y estabilidad”.
Repito: La cita es al pie de la letra y la mala redacción no es mía. El sentido irónico expresado tampoco es una ocurrencia. Es institucional.
Es que si hay una institución que amenaza la existencia y la estabilidad del estado colombiano es esta, el DAS, en su afán desaforado por garantizar la supervivencia de un gobierno inestable y malo como este, el de Uribe.
Ante los numerosos escándalos del DAS, dentro de sus promesas de candidato el presidente Uribe llegó a hablar de acabar con el organismo. El DAS, como la guardia pretoriana que sigue siendo, se reestructura o se muere. Pero el tema no volvió a ser tocado. Ni entonces, ni ahora. Y la persecución, los asedios, los “falsos positivos”, se mantienen.
“Aquí hay que enjuiciar al DAS, a la DIJIN, a la inteligencia militar. Y, en el fondo, a la “Casa de Nari”, que es desde donde se orquesta este tipo cosas. Es una cosa muy bien manejada y muy bien orquestada. Aquí hay una labor persistente y sistemática de inteligencia y de espionaje, contra la oposición, los sindicalistas, en fin, de perseguir, de grabar conversaciones, que luego aparecen mutiladas”, señaló Carlos Lozano a YVKE.
Este gobierno ha creado un país, los habitantes ilusos e ilusorios se han creído el país inventado y además juran que hacen parte de él. El país es infinito en los corazones grandes de los jefes e inconmensurable en las encuestas. Pero, de la misma manera que el país fue creado, desaparecerá por mero arte de birlibirloque. Quedará entonces el país real, que es pobre entre las riquezas anchas y ajenas, día a día desangrado entre una pacificación atroz, minuto a minuto perseguido y desplazado en medio de tanta y tan feliz seguridad.





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