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jueves, 2 de abril de 2009

España: 70 años vencidos

Por: Patricia Rivas

Este 1 de abril se cumplieron 70 años desde el fin de la Guerra Civil Española, cuando las tropas franquistas alzadas contra el Gobierno legítimo de la República española, por fin pasaron por encima del pueblo de Madrid. Comenzaba una dictadura que lo dejó todo atado y bien atado. Hasta el día de hoy.


La historia de la Guerra Civil española es la de muchos héroes y heroínas anónimos, de todos los pueblos de España y de cientos de pueblos del mundo, que entregaron su vida a la causa de la libertad, de la defensa de la legalidad constitucional, de la lucha a brazo partido contra el fascismo.

Es la historia de horrendos crímenes contra la humanidad, durante y después de la guerra, que apenas fueron un ensayo de lo que sufriría toda Europa bajo la bota de Hitler y Mussolini.

Gernika es solamente una de tantas páginas que dejó la contienda civil española para la historia de la depravación. Una metáfora de la guerra y sus víctimas inocentes. Pero fueron muchos los episodios oscuros que llenan la historia más negra de España: la matanza de civiles en la Plaza de Toros de Badajoz, que hizo correr literalmente ríos de sangre por las calles; los bombardeos sobre la población civil de las principales ciudades, que dejaron estampas de mujeres y niños muertos, tan familiares a las que espantaron nuestras retinas durante la reciente masacre israelí en Gaza; las cientos de miles de ejecuciones extrajudiciales durante y después de la guerra, las cunetas, todavía hoy, atestadas de cadáveres por los que nadie se ha atrevido a preguntar en 60 años… Los niños evacuados, separados de sus madres para siempre ante el avance de las tropas fascistas. El exilio de más de un millón y medio de españoles. El hambre, la humillación y la opresión para los que se quedaron dentro.

Madrid no fue la tumba del fascismo. Los franquistas pasaron. Y se quedaron. Ahí siguen, bien instalados en las juntas de accionistas de las principales empresas del país, en los altos cargos de la administración pública, en la judicatura, en el ejército, en la jerarquía católica.

(Foto: Archivo) Primera plana del diario "La Vanguardia" el 1 de abril de 1939. Los Estados Unidos reconocieron al gobierno golpista, ¡qué cosas!


No ha podido la desmemoria, institucionalizada por los arquitectos de esa gran traición al pueblo español que fue la llamada “transición a la democracia”, borrar la línea entre vencedores y vencidos, entre latifundistas y campesinos sin tierra, entre las dos Españas que vislumbró José Ortega y Gasset ya a principios de siglo (y el visionario Francisco de Goya mucho antes que él en el terrible y profético “Duelo a bastonazos”).

Basta con salir a la calle y mirar las placas: Avenida del Generalísimo, Calle General Mola, Calle General Varela, Calle Moscardó… Búsquele una calle a Durruti, a Pasionaria, a Manuel Azaña, a las Brigadas Internacionales, a la República. Son los vencedores quienes escriben la historia, y le ponen nombre a las ciudades.

La desmemoria es una asignatura obligada en España para las personas de mi generación, que nacimos cuando el carnicero ya era un anciano moribundo, aunque todavía firmaba sentencias de muerte. La desmemoria fue la materia con la que se construyó el consenso y la “reconciliación nacional”, la que hizo posible el regreso del Borbón, designado por el dictador como sucesor al frente del Estado.

(Foto: Archivo) Pancarta legendaria en la calle Toledo de Madrid con la consigna de Dolores Ibarruri que ha quedado como lema de resistencia contra el fascismo: "No pasarán"


Pero la monarquía constitucional española tiene cadáveres insepultos, que inexplicablemente y para espanto de sus centrados gobernantes, se escapan inopinadamente del armario y salen a campar por sus respetos, generando molestia y disgusto a los “padres de la democracia” española.

De vez en cuando, miles de campesinos sin tierra se plantan en la Puerta del Sol de Madrid a exigir reforma agraria, recordándole al gobierno “socialista” que la mayor terrateniente de España sigue siendo, desde la Edad Media, la Duquesa de Alba, una señora muy simpática, por lo demás.

De vez en cuando, y cada vez más a menudo, la bandera tricolor ondea en las marchas de estudiantes, de trabajadores, contra la guerra, en defensa de la revolución cubana, de la soberanía de Venezuela. Y no la portan ancianos de 80 años, sino jóvenes que no conocieron a Franco, y que apenas eran niños cuando Felipe González nos metió en la OTAN, privatizó las joyas de la Corona y armó la guerra sucia del GAL.

La guerra terminó hace 70 años. Pero no ha llegado la paz a España. El 1 de abril de 1939 Francisco Franco firmó el último parte de guerra, pero no ha dejado de haber vencedores y vencidos. Ahora, que la crisis aprieta, son más visibles los yugos e inocultables los desesperados intentos de los vencedores porque la cosa no se les vaya de las manos.

Este aniversario llega en un momento oportuno. Las lecciones del siglo XX son vitales para que los pueblos de España entiendan lo que les espera, y para que los pueblos del Sur puedan reconocerse e identificarse con una tierra que con tanta frecuencia simplifican en una caricatura con trazos de país-desarrollado-del-Norte e Imperio colonialista, olvidándose de la otra España, del hilo rojo de la resistencia de los que, por ahora, llaman “vencidos”.

(Foto: Archivo) La jerarquía católica tuvo a los carniceros bajo palio 40 años. "Por sus actos los conoceréis"...

1 comentarios:

Desde aca desde el sur este articulo me hacer recordar a dos escritores que segui durante mi juventud, García Lorca y Miguel Hernández victimas del regimen fascita que desafortunadamente triunfó en España.

La republica española murió en 1939 y no ha sido reivindicada y es posible que no vuelva a revivir porque mientras haya rey no es posible que haya república.

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