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BELDADES Y MENTIRAS DE GADAFI

Rodeado de sus beldades, vocifera, desafía, miente. Y la voz telúrica en la tribuna es el canto del cisne.

COLOMBIA: UN PAÍS MINADO POR EL DESPOJO MINERO

En un país en donde nunca estamos sentados a la mesa ni para lo nuestro, no hay otra opción: Terminamos haciendo parte del menú.

REMESAS Y POBREZA EN COLOMBIA: UNA RELACIÓN EVIDENTE

Según previsiones actuales, se recuperarán niveles anteriores de remesas desde el extranjero sólo a partir de 2012 o 2013.

COLOMBIA AFRONTA EL CRECIMIENTO DEL PARAMILITARISMO

La estructura del paramilitarismo se redujo en algunas regiones del país, pero en otras permaneció intacta o hasta creció. .

ENFERMEDADES 'LEVES' QUE MATAN EN COLOMBIA

Los pacientes con diagnóstico de alguna enfermedad prevenible terminan en una gran tragedia personal y familiar, requiriendo cuidados médicos que las entidades designadas no prestan efectivamente.

domingo, 29 de marzo de 2009

Venezuela: Una oposición en deposición

Por: Juan Alberto Sánchez Marín

El ex alcalde de Chacao y dirigente de Primero Justicia, Leopoldo López, en sus tiempos de "tirapiedras", antes de que la Contraloría General de la República lo inhabilitara para ejercer cargos públicos por malversador.

La oposición venezolana llora cada que puede con el estilo tortuoso legado por Félix B. Caignet. Cuando no sufre en los púlpitos por “el paraíso perdido” u ofrece a sus adictos, a través de sus medios de segunda y su discurso de tercera, un “mundo feliz” que ni pintado. La nostalgia de un futuro, ni dable, ni deseable. Unas ansias desesperadas de un pasado que nunca fue, pues la Cuarta República nunca acarició nada parecido. Y, por suerte, ya no habrá sexta que ratifique el despropósito. Porque no hay quinta mala. Y porque John Milton y Aldous Huxley suenan a esquizofrenias puestos ahora así sobre la mesa.

Lo incómodo

En un proceso en desarrollo como el venezolano, están a toda hora el ataque y las zancadillas de los que pierden. Para ser más exactos: de quienes dejan de ganar tanto. Los que se hacen ricos y dejan de ser riquísimos a fuerza de que muchísimos miserables coman. O se tomen una aspirina. O, incluso, aprendan a leer la propia prensa tramposa y a entender con sus ojos lo que dicen con pluma emponzoñada quienes abogan por más paz y mejores futuros para el pueblo.

Un desatino que, para el caso, la oposición venezolana, no soporta. Ni la de ningún lado. Y por eso se unen. Y lo hacen de la mejor manera que saben y con lo más fructuoso que tienen: los medios de comunicación masivos. Utilizando lo que país tras país y año tras año comprueban que sirve: las mentiras. Que difundidas, repetidas, intercaladas y acomodadas a medias, hacen menos mezquinos a los poderosos y más infames a los pobres y miserables: Los unos injustamente pierden algo de lo mucho que tienen, los otros merecidamente deben apretarse el cinturón que no tienen para corregir algún indicador o ajustar la cifra que sea.

Que la situación no se puede ver de modo tan elemental y circunscribirlo todo a un problema de clases. Que de fondo hay mucho más y en últimas hay que volver al país feliz, donde los sin pan no protestaban ni bajaban de los cerros, y ni siquiera los ricos estaban inconformes... Desmemoria mayúscula la que se necesita. Bien lo enrostró en su momento el vecino Jorge Zalamea, en plena gloria de Rómulo Betancourt, el cacareado “primer gobierno constitucionalista”, el inconmensurable fundador del lastre “adeco”: “Venezuela humeante de petróleo, husmeante de pan”. Ahora, sigue habiendo petróleo, y mucho, pero no hay hambre. O, por lo menos, existe la preocupación sincera para que no la haya más. En todo caso, la progresiva superación del desbalance pareciera que desagrada. Qué pareciera, si es que no sólo es eso, !enfurece!

En lo de las clases, claro, hay su razón. Es que no puede haber problemas de clase donde apenas hay una sola ralea reconocida y verdadera, frente a un tropel de descastados. Desde esa visión, invisibilidad e imbecilidad van de la mano. Qué lucha de clases podría haber cuando el único país existente y feliz era el del pragmatismo, el consumismo y el mercado. Una lógica fatídica que pervive, quién lo niega, pero de cuya caverna cada vez más venezolanos salen y se percatan de que otro mundo no sólo es posible, sino necesario. Platón lo predijo y Saramago lo narró en forma de “Sambil” o “San Ignacio”, o qué sé yo.

El ex alcalde de Chacao y dirigente de Primero Justicia, Leopoldo López, en sus tiempos de "tirapiedras", antes de que la Contraloría General de la República lo inhabilitara para ejercer cargos públicos por malversador.


La calaña

Venezuela construye su camino brindando plenas garantías a los opositores. Los llamados presos políticos, que tanto invocan los países que sí los tienen y muchos personajes que saben de sobra que no lo son, pues los detenidos tienen cuentas serías con la justicia en materias que no son de poca monta: secuestro, terrorismo, asesinato y golpismo.

Venezuela es tal vez el único país del mundo donde un presidente legal y constitucionalmente elegido, al que le han dado un golpe de estado, regresa al Palacio Presidencial gracias a un nexo afortunado de militares y pueblo, para desalojar de él a un empresario usurpador y bribón, acolitado por una hueste de rufianes, que en menos de 48 horas de gobierno le cambió el nombre al país y le quitó a la república el decoro de ser bolivariana, violó la Constitución como pudo, disolvió la Asamblea Nacional, derogó 48 decretos y firmó uno solo, que no lo olvide la clase media, para restituir los créditos indexados abolidos una vez por Chávez, que permitían que los costos de la vivienda y de las cuotas se incrementaran anualmente según la inflación, y le permitían a los bancos el cobro de intereses sobre los intereses, volviendo a la final la vida imposible para los “beneficiados” con estos créditos. También, destituyó “al Presidente y demás Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, al Fiscal General de la República, al Contralor General de la República, al Defensor del Pueblo y a los Miembros del Consejo Nacional Electoral”. Un florilegio único.

Algunos periodistas que, excepto comunicadores, han sido de todo antes y siguen siéndolo todavía, conspiretas, embajadores chivatos, guerrilleros evangelizados por el capital, mercachifles, amos y patrones, gritan a voz en cuello, día tras día, de la mañana a la noche, por todos los medios disponibles (que son muchos), en ruedas de prensa y por el gangoso parlante de la SIP, que aquí no hay libertad de expresión ni de prensa. Muchos empresarios, que acaparan, especulan, roban y desvalijan el bolsillo del pueblo (corrijo: de los clientes, porque en esos lugares poco pueblo compra, pues a decir verdad hay que tener buena plata para entrar y es más bien una especie de auto robo que se hacen los mismos que votan contra Chávez) miran con recelo los programas gubernamentales de suministro de alimentos con precios justos para la población, como Mercal y Pdval, en un libre juego planteado por ellos y con unos precios que ellos mismos se inventan al antojo.

En todos los casos, un juego con fuego, que aquí ha chamuscado muy pocos culpables, y que en otra parte, en “democracias consolidadas”, como en la Colombia de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, les habría valido un tiro de gracia extrajudicial, o la horca fulminante en los Estados Unidos de Bush, o una dulce electrocución en los Estados Unidos dicen que más humanos de Obama.

La oposición venezolana es declaradamente fascista. La cruzan pensamientos a lo Posada Carriles, un hosco Pinochet se le sale cada tanto del alma, al menor esfuerzo le palpitan en la sien un Videla o un Massera, muy de seguido un Stroessner le nubla la vista y un Pérez Jiménez las remembranzas, y a toda hora transpira el resentimiento cubano feroz de la “Pequeña Habana” de Miami, cuya labia estentórea y anacrónica se nota en cada frase que arman los adalides locales, todo para ventura del proceso revolucionario venezolano.

Por eso no se entiende que personajes del caletre de Capriles Radonski, Leopoldo López, Manuel Rosales, Antonio Ledezma, y varios más, todavía anden sueltos por la calle y silvestres como pollos de finca. Y que hablen del pueblo, y lo aludan, y hasta aparenten creerse el cuento de que no tienen el espíritu siniestro que los define de la cabeza a las cuatro patas, muy a lo Mussolini. O que se vean a sí mismos por la televisión o la prensa diciendo y haciendo las bellaquerías más grandes, y tengan el desparpajo para acusar a Chávez de deslenguado. Sólo un ejemplo, el menor.


Entuertos des – cifrados

La nave va. El cambio no se tararea, se hace, se percibe. Las cifras darán alguna idea de la evolución, las estadísticas algo acotarán con sus indicadores. Afuera, en lo que ocurre de las mañanas a las tardes y en lo que se mueve entre los cuatro puntos cardinales del país. Transformaciones que tienen que ser de todo tipo: sociales, políticas, económicas, y, en la esencia, culturales. No se trata del cambio que tantos candidatos y partidos pregonan elección tras elección, con el único fin de mantenerlo todo igual. Como el ejemplo del peripatético “cambio” anunciado y criado en el Distrito Metropolitano de Caracas, con el actual alcalde a la cabeza.

El pasado 11 de Noviembre de 2008, un desmemoriado, pero bien amaestrado joven, Yon Goicoechea, hizo público su respaldo al candidato a la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Antonio Ledezma, afirmando que “quienes estamos comprometidos con el cambio apoyamos a Ledezma”. Después del triunfo de Ledezma, Goicoechea pasó a dirigir el Instituto Metropolitano de la Juventud. Para él, por lo menos, las cosas cambiaron, pasó de estudiante a ex-tudiante. El lema de campaña del propio candidato era: “¡Ya es hora de cambiar!”. Ahora bien, ¿Ledezma, el cambio? A no ser la vuelta al más atrás (un vaivén del más allá), el cambio en reversa, el avance de cangrejo, pues muy difícil. Ledezma, en la Cuarta República, fue todo lo que cualquier político aspira a ser, y empezó como cualquier político de aquellos tiempos empezaba a hacerse, de arriba para más por encima: diputado, senador, gobernador, alcalde. Hasta se preparó para ser precandidato, pero su sueño “precluyó” pronto.

Ledezma fue y sigue siendo un digno representante de Carlos Andrés Pérez en el país, y al igual que su jefe, cada vez más despistado. Como diputado no se lo recuerda. Como alcalde perdió la reelección y apenas en la Contraloría Municipal no se lo olvida, por avivato. En su papel de gobernador del Distrito Federal es tristemente recordado por varias muertes dolorosas: de la periodista Verónica Tessári, a quien le fracturaron el cráneo con una bomba lacrimógena; de la buhonera Leonarda Reyes, del líder social del 23 de enero Sergio Rodríguez, y de la estudiante Belinda Álvarez, asesinados por la policía de Ledezma. Adeco vergonzante, para disimularlo, como cualquier político de aquellos días, también fundó un partido: la Alianza Bravo Pueblo, que ni es alianza, ni es brava, ni ha tenido nunca en cuenta al pueblo, excepto para los consabidos temas electorales, como referencia obligada para emperifollar discursos y peroratas.

En materia de encuestas, la oposición venezolana ha contratado las habidas y por haber, con encuestadoras de garaje, tramposas sin prurito, surgidas de la nada, o las de los aliados y los amigos de vieja data. Y, excepto para algo bueno, se han contratado para todo: hacer creer que el candidato frustrado va viento en popa, que el triunfo del colero será excesivo, y para desautorizar por adelantado al Consejo Nacional Electoral (CNE), alegar trampas o convalidar “guarimbas”.

En este terreno minado, llaman la atención los resultados de una encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) de enero pasado, no encargada por el Gobierno, sino por varios grupos económicos y algunos actores de la oposición. La encuesta , que arrojó datos claros sobre el panorama político del país, le atribuyó un 66,5% de aprobación al presidente Chávez.

Ante la pregunta: ¿Con cuál de los partidos políticos se siente usted más identificado, es decir, es militante, simpatizante o le da su apoyo?, los encuestados respondieron así: 41,6 con el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, el partido promovido y orientado por el presidente Chávez, y 32,8% con “ninguno”. Y de ahí a los restantes el trecho es largo. La sumatoria de los diez partidos opositores nacionales, no alcanzó ni la mitad del respaldo logrado por el principal partido político de la revolución bolivariana. Los partidos emblemáticos de la derecha opositora quedaron mal parados, con una representatividad reducida al 5,4% para Un Nuevo Tiempo, 4,6% para Acción Democrática, 4,2% para Primero Justicia. Así, pues, mucho tilín tilín, pero pocas paletas y aun menos representatividad.

Estos dirigentes opositores, enraizados en el pasado y en las armazones corroídas del sistema, que agobian y cansan, son quienes pretenden dar al traste con la esperanza. Flechas caídas en el camino: confunden y desvían. El proceso venezolano andará mucho tiempo y probablemente sin término “desfaciendo” los entuertos que ocasionan y desyerbando los abrojos que siembran al paso. Qué se le va a hacer. Ley de contrarios, correlación de fuerzas, dialéctica del ser y la sustancia, gobierno de la multitud con la minoría y de los más con los menos, se entiende y acepta. Después de eso, ningún negocio. Si la palabra traiciona, si la frase desfalca, ¿adónde el diálogo, cómo la conjunción?


Una profecía desobediente

Una prueba reciente del desconocimiento total que la oposición tiene del proceso que vive Venezuela, tiene que ver con las recientes medidas económicas anunciadas por el presidente Chávez. El problema no es que la oposición haya estado siempre afuera y siga afuera, eso es lógico. Lo complicado es que siga viendo lo que pasa, que no es poco, con los ojos puestos en la misma esquina llena de telarañas de toda la vida. Claro, el resultado es una visión turbia de lo que acontece.

No de otra manera se explica que los expertos analistas económicos de la oposición hayan vaticinado medidas de todo tipo y dimensiones, y no hayan acertado en ninguna. Los programas de radio y de televisión, los titulares de prensa y los editoriales, anunciaban al unísono lo que se venía. Los pronósticos más certeros apenas le pegaron al aumento en el IVA, pero descacharon en el porcentaje. En todas las demás medidas realmente tomadas por el gobierno, ni por asomo. En cambio, sí dieron a conocer con todas sus voces las medidas que había que tomar, los recortes que había que hacer, y los apretones imprescindibles, y dejaron al descubierto, como dijo el propio presidente Chávez, las medidas neoliberales que ellos mismos habrían tomado, con detalle, justificación y consecuencias.

Para estos expertos, que adivinaron tan poco, no hay alternativa. El mundo entero trastabilla. Los Estados Unidos, la primera economía del mundo, añade cada mes cientos de miles de desempleados a su cifra de casi 13 millones, lo que deja el índice de desempleo trepado al 8.1%. La Unión Europea es incapaz de ponerse de acuerdo en algo, una estrategia o cualquier cosa, para hacerle frente a la crisis, y deja abiertas, de par en par, debilidades que nunca se calcularon. Los chinos están lejos de una recesión, pero han dejado de crecer al ritmo que traían y han disminuido las revoluciones por minuto que le daban empuje a buena parte de la economía mundial. El petróleo, base de la economía venezolana, pasó en cuatro meses de casi ciento cincuenta a menos de cincuenta dólares el barril. El presupuesto del país, que ya ha sido reajustado, se hizo sobre la base de sesenta dólares por barril. Costo errado, es cierto, pero más atinado que el de una recua de expertos del capitalismo, que lo figuraban estable en los cien dólares.

En todo caso, así las cosas, Venezuela, “se hunde porque se hunde”, es el veredicto de la oposición. Para evitarlo, la solución mágica no es otra que adoptar por enésima vez el recetario fracasado afuera, vuelto a fracasar en toda parte, que tiene ahora a un país tras otro rodando cuesta abajo por un voladero al que todavía no se le avista fondo.

Pero que, digamos, en el caso de la devaluación de la moneda, que se veía así en las bolas de cristal de todos los expertos economistas comarcales, eso sí, salvaguardaría los capitales fugados, que son todos en dólares; abultaría más las chequeras de los exportadores, en un país de importación, donde los que venden afuera son un minúsculo grupo de pudientes; sería una bendición para las corporaciones transnacionales, o para esa buena gente que son los grandes empresarios y, quién lo duda, los banqueros.

Y el pueblo a vérselas con una inflación sumada de pronto a una que ya es muy alta, y a la que quienes más contribuyen a desbocar son precisamente los pocos que todavía tienen el control de tanto. El pueblo de bruces contra menos productos más caros en los anaqueles. Antes de estas recientes disposiciones, Hugo Chávez era acusado por la oposición de que incurriría en las medidas neoliberales que tanto impugnaba. Como no las adoptó, la misma oposición, que se sintió defraudada, ahora arremete contra el presidente por haber tomado providencias castro comunistas. Porque faltan medidas o porque sobran, porque son tardías, improcedentes e innecesarias.

Las medidas tomadas no indican que la crisis vaya a pasar de largo. En el contexto de la crisis mundial, más allá de estas y de las medidas siguientes y de las subsiguientes, el tema ineludible está en la producción, donde hay un talón de Aquiles que la oposición ni menciona, y que constituye un eslabón roto fundamental para lograr una verdadera soberanía en todos los aspectos. Hacia allí se orientan baterías, pero, ¿son suficientes? Mientras exista una descompensación tan grande en esta balanza, el país tiene una cuenta pendiente con el desarrollo del proceso revolucionario en marcha. Una piedra en el zapato del tamaño de todo el campo, una tuerca del tamaño de toda la industria.

Venezuela, ahora, cuenta con un importante margen de maniobra, que no se inventa de la noche a la mañana. Es y tiene que ser la garantía de un proceso que en términos económicos no puede moverse por reacción, por rumores, por sustos, por especulación, por conveniencias y coyuntura, por escuetas leyes de mercado. Premisas consustanciales a las maneras de hacer oposición en este país.

En unos meses, seguramente, nuevos decretos serán necesarios y pedidos, económicos o de lo que sea, de ajuste o reajuste. Si se toman algunos, ¡qué inoportunos! Si dos o tres, ¡qué pocos! Si tres o cuatro, ¡qué barbaridad, no hacía falta tantos! Si no afectan temas estructurales, ¡superficiales! Pero si lo hacen, ¡cómo nos desarman el país! Es que si el gobierno venezolano toma alguna opción para afrontar la actual crisis, ¡se coarta la libre opción de hundirnos! Y si no lo hace, ¡indolencia excesiva! Venezuela avanza, ¡qué lento! No lo hace, ¡qué gobierno! Si lento, ¡incompetencia! Si rápido, ¡inercia! Así, pues sí. Ah no, pues no. Que importen un bledo o dos, tantísimas ideas depuestas y la artillería mojada de posiciones tan poco serias, que ni antítesis u oposición fraguan.


miércoles, 25 de marzo de 2009

Venezuela: La construcción sin tregua

Por: Juan Alberto Sánchez Marín

Un proceso particular en el que las etapas no estaban señaladas y nadie tiene en las manos el mapa con las equis.

Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999. Desde entonces, su gobierno ha afrontado un golpe de estado, un paro petrolero, un referendo revocatorio, una guerra mediática desigual, toda clase de sabotajes, y embestidas internas y externas. Pero la Revolución Bolivariana, diez años después, sigue su marcha inexorable hacia un país más soberano y justo.


Luis Pasteur, en la segunda mitad del siglo XIX, echó por tierra la creencia popular de la generación espontánea. Hasta el microbio menor proviene de otro microorganismo, y este a su vez se origina en otro ser vivo. Es una cadena de generación de vida, que empieza su quehacer lento desde el más impensado resquicio. Así mismo pasa con las cosas de fondo. Es casi de rigor el hecho de que nada acaece porque sí, aunque los niños, con su tesón firme, a veces nos lo hagan creer. No ocurren las cosas que valen la pena, aun las más personales e íntimas, en días, ni siquiera en meses. Las decisiones traquean adentro antes de tomarse. A no ser que alguien se gane la lotería, alguno tenga un traspié garrafal o la teja del alero le caiga al desprevenido transeúnte, el rumbo de la vida de cualquiera no se tuerce de buenas a primeras. En un sentido parecido, si el río suena, es porque piedras trae.

El devenir de las regiones, los países, las comunidades, está marcado por ese ir y venir sin afán que se toma la historia. Cuando el muro de Berlín se cayó a martillazos, hacía mucho tiempo que las barreras estaban fracturadas y los cimientos pegados con goma. El mismo Obama acaba de decirlo, refiriéndose a la crisis inmobiliaria, financiera y general que ahora hace su agosto: “El hecho es que nuestra economía no comenzó a deteriorarse de la noche a la mañana. Tampoco se iniciaron todos nuestros problemas cuando el mercado de vivienda colapsó o la bolsa de valores se desplomó.” Y es cierto: El descalabro no sólo se presumía, sino que se sabían al dedillo los malabares especulativos de todo el sistema financiero internacional, desde hacía décadas. La cuestión apenas era: ¿Cuándo será ese cuando…? Otra cosa distinta es que a veces no veamos lo que pasa o no lo queramos ver. O que necesitemos no verlo. Como en el precepto religioso de tener que creer a ciegas ciertos embutidos, apenas cuestionados alguna vez por el denigrado Tomás.

Y eso que es claro que las cosas se caen o terminan más rápido de lo que se levantan. Se desmontan en un solo aguacero de pocas horas los nimbos que tardan días en hacerse cirrus. La independencia de América Latina, con excepción de Puerto Rico y Cuba (que para la segunda independencia pondría patas arriba la secuencia) con juntas, campañas militares y todo, tomó menos de dos décadas. La conquista había durado tres siglos (y en muchas partes y aspectos todavía se mantiene). Hasta las fases duras del desamor son breves junto a las largas y regocijantes de la pasión.

Las cosas se desploman o construyen a través de procesos. Algo que pasa en un rato será un accidente, a lo sumo un suceso. Es en este campo donde pastan los medios de comunicación y sus noticiarios. Famélicas vacas mediáticas, que pocas veces se pasan la alambrada de este estrecho, pero cómodo, campo. Eso lo sabe cualquier ganadero.

Más allá está lo complejo. Donde las cosas, más que tomarse tiempo, tienen tempo, un ritmo inevitable para hacerse ciertas. Cualquier proceso de transformación supone fases, identificables y diferenciables. A veces, cuando permitimos que los árboles no nos dejen ver el bosque, incluso, pareciera que se devuelven.

Sólo los procesos garantizan una verdadera transformación. El resto son virajes, cambios de tercio, naves a la deriva, vueltas de la tortilla, en todo caso, lecturas fortuitas y falsas de la realidad. O, por lo menos, desatinos, chapaleos, caprichos. Los sinónimos no se agotan, para nombrar lo que atinadamente definió el poeta colombiano León de Greiff, desde 1936: “Variaciones alrededor de nada”.

Un proceso, desde luego, está lleno de repetidas variaciones, específicas o generales, perceptibles a primera vista o infinitesimales, fraguadas o aleatorias, nacidas y criadas en las comunidades más alejadas, o como logros de acciones diseñadas en los centros estratégicos gubernamentales. Del centro a la periferia, o viceversa. De arriba abajo, o viceversa.

Venezuela avanza en transformaciones valiosas, que señalan un nuevo rumbo. En la foto, el Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano, el mayor de su tipo en el continente.


El proceso

En la República Bolivariana de Venezuela, esto es lo que se adelanta en el presente, en un desarrollo lento, pero seguro, cuya proyección social y en el tiempo fue ratificada hace poco, como para que no quepan dudas. De abajo para arriba, como siempre es mejor que sea.

Stéphane Mallarmé, el escritor francés, simbolista y maldito, no estaba tan despistado cuando afirmó que “las grandes innovaciones casi nunca son revolucionarias”. Es una forma de decirlo, claro está, que no desdice nada de la palabra revolución, sino que más bien nos obliga a entenderla mejor, como referencia a un hecho o una serie de hechos que no ocurren de sopetón, sino que obedecen a un largo y complejo encadenamiento de causas y efectos, al decir de Borges, más que de contingencias. Complicándolo: Más azahares que azares.

Todo proceso implica gazapos, metidas de pata, y hasta tropezar dos veces con la misma piedra. Ha pasado, pasa y pasará. Aquí y acullá. Claro que esto afecta cualquier desarrollo. Y no puede aceptarse ni convalidarse. Ahí es donde vemos que la plata fue más para hacer menos. Que las reuniones sobraron y los hechos faltaron. Que el último en la fila tenía razón y que debimos empezar de atrás para adelante, para que así no le alcanzara tanto a los primeros. Que el presidente del comité de aplausos se las ingeniaba para cobrar por cada palmetazo, o que el destituido por crítico y fastidioso era el mejor y leal. O que esas entelequias, manidas y fáciles y hermanas, llamadas burocracia, desidia y corrupción, tienen siempre nombres propios, sean cien o mil, todos y cada uno tienen registro de nacimiento y están a la mano. Alguien los sabe. Muchos los saben. ¿Quién abre la boca y tira la primera piedra? He ahí la cuestión…

Estos y otros descalabros, desde luego, entorpecen, no digamos el sueño, al menos al inicio, que está impoluto y puesto bien arriba, sino esos días con colas vanas, rabias atoradas y aguaceros tropicales, que unos tras otros son la vida de casi todos. Y no pueden ser los males necesarios. Ni el mal que por bien no viene. Ese sí sería el consuelo de tontos. Al contrario, para domeñar tan nefasto mal ya se han dado pasos largos: se sabe de los problemas y se aceptan, y se han identificado algunos de los existentes. Se les reconoce. Se les combate. Desde el único lado que tiene que hacerse: desde dentro.

Este y no otro, pues, con agobios, aprietos u oscilaciones, pero también con voluntad y esperanzas, es el proceso que da la cara en Venezuela. Una experiencia vital que sirve de referente para una buena parte del resto de países de América Latina, que de no ser así seguramente no estarían tratando de ser como ellos mismos quieren ser, sino quizás volviéndose como Colombia, el país al que no hacen rojo rojito las banderas de un partido, sino la sangre de los miles de opositores, o simplemente inconformes, que son asesinados, para bien del para–país en ciernes.

"Un paso más hacia la independencia", según Chávez, y un innegable avance tecnológico, cuya significación ha sido menospreciada e ignorada por los medios opositores venezolanos.


El avance, la búsqueda

El proceso venezolano actual, que las palabras dejan pasar rápido, significa cambios esenciales, de estructura. Ahora no hay en Venezuela ningún tipo de comunismo, que tanto aterra a tantos tan tontos, por lo general, en un aspaviento premeditado y engañoso. Tampoco hay socialismo o algo acabado que se le parezca. Rastros hay en la arena y pasos van añadiéndose. Se arman las bases de un sistema social nuevo, adecuado al propio país y a los tiempos actuales: Socialismo del siglo XXI. Una causa en construcción, un sentido en pesquisa, unos propósitos a cuyo lomo apunta la flecha.

Empresas esenciales para la economía del país han pasado a manos del estado, o, por lo menos, han quedado bajo su control accionario. Algo más que significativo en ese largo camino de cortarle el paso al capital privado y a las trasnacionales, en aspectos estratégicos para la economía del país. Petróleo, siderurgia, cemento, telefonía, energía, entre otros recursos y servicios han sido nacionalizados mediante la adquisición consensuada de las empresas. Una decencia costosa para un gobierno ceñido a las reglas de juego constitucionales, que, sin embargo, es acusado de irrespetar la propiedad privada, algo tan elogiado y sacro, que tiene rabo de paja en el modo insano con el que se hizo de ambas cosas: propiedad y privada.

Ha comprado Venezuela, dólar sobre dólar, lo que le había sido robado, o arrebatado en trapisondas, o vendido a huevo con la aquiescencia de la corruptela criolla. Pero la voracidad capitalista queda insatisfecha. Se varían, digamos, las proporciones injustas para el país y los términos desfachatados de las concesiones de las empresas básicas petroleras en la Faja del Orinoco, y las transnacionales Exxon-Mobil y Conoco-Phillips ponen el grito en el cielo y sus yupis se rasgan las vestiduras. Y las cosas están tan patas arriba que los aullidos apenas menguan cuando una corte británica, en un juego de espanto que metía en un congelador “preventivo” una fuerte suma de activos de la estatal petrolera, falla a favor del estado venezolano.

"Something is rotten in the state of Denmark", dice Marcelo en el Acto 1 del Hamlet. Y no sólo hay algo podrido en Dinamarca, sino en medio mundo, para no exagerar. Si no, cómo se explica que el ladrón exija indemnización al atracado, el usurero clame justicia a los cielos, el asesino acuse a la víctima de insubordinación indebida, o que los Estados Unidos de América crean que la República Bolivariana de Venezuela les va a creer el cuento chino de que no hay trampa en su ayuda contra las drogas, contra el terrorismo, por la democracia en Colombia, por la seguridad en el Caribe, por el desarrollo de la región.

Venezuela avanza en transformaciones valiosas, que señalan un nuevo rumbo, unidas a los avances considerables en sectores como la educación y la salud. Pero más allá de los logros importantes en estas y otras materias, que benefician de modo directo a las poblaciones usualmente menos atendidas, hay que destacar los conseguidos en el desarrollo y el fortalecimiento de nuevas dinámicas de participación, organización y construcción social. Son consecuciones que marcan un progreso evidente de las comunidades, para elegir, determinar y proyectar su destino, y que está en los prolegómenos para afianzarse como pueblo. Tres íes esenciales: interrelación, interacción e interdependencia, a las que se añaden de la mano las tres erres machacadas por el presidente Chávez: revisión, rectificación y reimpulso.

El control de la industria petrolera y otras nacionalizaciones: Avances significativos en el largo camino de cortarle el paso al capital privado y a las trasnacionales, en aspectos estratégicos para la economía del país.


Del “Caracazo” hasta acá

Mucho media entre el pueblo de hoy y aquel atribulado y frenético del “Caracazo”, hace 20 años, en 1989, que bajó de los cerros y llenó la ciudad de negros y mulatos, con tenis rotos y camisetas sin marca, y que además no sabían inglés. Que saqueó mercados para paliar el hambre, enfrentó guardias y policías en las esquinas, y quedó desperdigado en calles y plazas víctima de la represión desesperada de una oligarquía que no había oído nunca los campanazos. Porque aquel desbarajuste tampoco fue de sopetón. El paquete económico de Carlos Andrés Pérez sólo fue la copa que derramó un vaso grande y lleno. El pueblo ignaro sabía y sentía en carne propia lo que pasaba. Pero quienes tenían la sartén por el mango no oyeron o no quisieron oír, ni más ni menos, que se les estaba acabando el siglo, el XX, que pasaba la alambrada retorciéndose y crujiendo los goznes. Como dijo infaliblemente alguna vez, también el presidente Chávez, “en el “Caracazo” terminó el siglo XX en Venezuela, y empezó el XXI”. Sin embargo, hay quienes aún ahora no se percatan de que la Cuarta República ya acabó. Quizás porque en el inconmensurable mundo de Globovisión, los centros comerciales y los cocteles eso sea cierto.

El pueblo de esos días aciagos tenía, vamos a ver, lo que tenía que tener: brío y fuerza, que son poder, y así lo evidenció. Durante estos años ha ganado conciencia política. Aprehende, se forma, comunica y construye conocimiento. Organiza y se organiza, y participa desde los que son los asientos del andamiaje: comunidades y barrios. Fases inherentes y constitutivas del desarrollo social del país.

El gobierno del presidente Hugo Chávez ha celebrado ya los 10 años. No obstante, no puede afirmarse que el proceso de cambios alcance ese tiempo. En un análisis juicioso, los cambios apenas si comprenden los últimos 5 años, en los cuales se han llevado a cabo las nacionalizaciones, se han emprendido las misiones, procesos productivos e industriales nuevos, y en el cuarto oscuro que era la Venezuela de antes se ha visto con más claridad la luz hacia la cual el país se mueve. Porque en este proceso particular las etapas no estaban señaladas. Nadie tenía en las manos el mapa con las equis. Una buena parte de los primeros años de gobierno se quemaron en la defensa de los ataques despiadados desde todos los ángulos de la estructura vigente, el saboteo económico, el acorralamiento político y hasta una exclusión generalizada. Unos años, también, en los que, entre golpes bajos y ataques, se hizo flexible y saludable un proceso en el que muchas de las cosas que se hacen todavía no se ven, porque su naturaleza así lo determina, porque falla la estrategia de divulgación, porque a veces no basta con mostrar, sino que hay que demostrar, como parecería que tiene que hacerse con aquello que se logra con sudor y lágrimas a cada momento, y es desvirtuado o no reconocido.

domingo, 8 de marzo de 2009

Juan Manuel Santos: La amenaza de un interés presidencial

EL MINISTRO DE DEFENSA COLOMBIANO A LA OFENSIVA

Por: Juan Alberto Sánchez Marín (YVKE)



Uribe entre dos Santos: "Pachito", el vicepresidente, y Juan Manuel, el ministro de Defensa.


La presidencia es el fin reconocido de Juan Manuel Santos, pero su jefe, Álvaro Uribe, no termina de sincerar sus propósitos de reelección. En un momento decisivo para Santos, donde puede catapultarse o quedar tendido en el asfalto de la política, el ministro luce exasperado, buscando figuración a toda costa. Brinca la cuerda tensa de la seguridad nacional, agrede a los países vecinos y quisiera remojar en ácido sulfúrico a sus contendientes. Con poco tiempo para renunciar al ministerio sin inhabilitarse y ávido de espectáculos mediáticos que lo reencauchen, Santos es un peligro andante para el país y la región.



Estos han sido días ordinarios en Colombia: economía sin control, marchas sin orden, lluvias sin freno, y un ministro de defensa también sin disciplina. Unos días comunes y corrientes, en los que todo es un típico desbarajuste, por Uribe y para Uribe.

Juan Manuel Santos, el ministro de Defensa, se ha caracterizado por ser bastante lenguaraz e incendiario. También, porque no da puntada sin dedal. Su ambición última y declarada es la presidencia de la república. Desde esa perspectiva, todo lo que asume, todo lo que hace y todo lo que dice, es sólo un trampolín o una mera triquiñuela para lograrlo.

Eso es algo muy bueno: como reconoce lo que en últimas pretende, deja al aire sus farsillas de cada día, sus repetidas celadas políticas, las superlativas deslealtades que le caracterizan y que viste como una evolución de su pensamiento, y, ni más faltaba, los “falsos positivos”, que así se entienden como una estructura mental y una forma de concebir la eficiencia, y no como trata de hacerlos ver la institución castrense: un interminable rosario de accidentes fortuitos y aislados.

Carrera sin relevos

La representación de Colombia ante la Organización Internacional del Café, la OIC, le sirvió a Juan Manuel Santos para ser el primer ministro de Comercio Exterior. Este ministerio lo usó para ser el último Designado del país, una figura que desapareció con la Constitución de 1991 y se transformó en la actual Vicepresidencia, una instancia guabinosa que ahora ocupa su primo, Francisco Santos Calderón. Su familia le sirvió para ser periodista, y el periodismo para hacerse político. De “El Tiempo” se ha valido para escribir una hoja de vida intachable, donde las metidas de pata son tácticas y los descalabros, aciertos.

A los buenos oficios de la gestión de Santos se debe el ingreso de Colombia a la Organización Mundial del Comercio, la OMC, algo que alguna vez fue bueno para los países ricos, siempre muy malo para los países pobres, y a la final malísimo para todos, como instrumento de globalización, privatización y desregulación de la economía. Esperará Santos la mejor ocasión para salir a despotricar de esta Organización, sin que le tiemble un solo músculo de la cara, de la misma forma que lo hizo en 2002 al criticar el libre comercio en la OIC, donde él se hizo y deshizo, al darse cuenta, muchos años después, cuando cientos de miles de cafeteros y sus familias estaban parados frente al pelotón de fusilamiento, que los países consumidores ricos se aprovechaban de los países productores pobres.

Santos ha sido un prestante burócrata internacional en muchas otras instituciones, que a duras penas han conservado su prestigio después del paso del colombiano por ellas, como la UNCTAD y la CEPAL, y de algunas que le han venido como anillo al dedo, como la CAF. Ha fundado y dirigido partidos políticos, en un país en el que estos nacen, se juntan y mueren a granel y a conveniencia.

Como Ministro de Hacienda de Andrés Pastrana, Juan Manuel Santos estuvo al frente de la venta de la participación del Estado en el contrato de Asociación CARBOCOL-INTERCOR, de explotación de las minas de carbón en el Cerrejón Zona Norte, en la Guajira colombiana. En esta negociación se transgredieron disposiciones legales y constitucionales en detrimento del interés público, en beneficio de particulares. Santos fue vinculado a una investigación adelantada por la Contraloría General, por “responsabilidad fiscal por daño patrimonial en contra del Estado”, dado que cuando se puso a la venta no se posibilitó la participación masiva de ofertantes. Por esta gracia el Estado perdió aproximadamente US$ 200 millones, por vender a un 13.5% menos de lo que en realidad costaba.

Pero esta visión del Juan Manuel enredado y enredador, conspiretas cuando el gobierno del presidente Ernesto Samper, que le ha prendido velas a Dios y al diablo según los vientos, es casi virtual. En un país desmemoriado y crédulo de los pitos y dulzainas de los medios, pareciera que el Santos cierto es el de las truculencia baratas de la Operación Jaque, un logro indiscutible toda vez que significó la liberación de un importante grupo de colombianos, pero que no tiene nada de la espectacularidad mentirosa con la que fue mostrado al país y al mundo. Un simple soborno de guerrilleros, que dejó a Santos en olor de santidad.

Cara o sello


Santos y Uribe, ¿un vínculo sobre ruedas?

No dista mucho el Juan Manuel de frac y chapines del Uribe de ruana y alpargatas. No tanto como ellos mismos creen y mucho menos de lo que sus secuaces aceptan. Ni Londres ni Kansas, ni Harvard, quitan la valentía. Junto al claro sentido de pertenencia al mundo de aristogatos capitalino o de la alpargatocracia paisa, hay una identidad volátil, de manada, que sale a flote en el carácter de pendencias calculadas de ambos. Y lo que puede ser una rara dignidad en sus compatriotas, o, cuando menos, un accidente llevadero, en Álvaro y Juan Manuel, por igual, se vuelve un dolor de cabeza por la razón más sencilla del mundo: la de que el uno es presidente y el otro quiere serlo. La no salida a la sin salida.

Con sus fanfarronadas sin control, Juan Manuel pone en juego la seguridad nacional. De buenas a primeras, desafía los acuerdos del país en materia de fronteras, la aceptación de la violación injustificada e injustificable del territorio de un país vecino y el compromiso de Colombia de no volver a hacerlo. Una bofetada a la resolución del Grupo de Río adoptada hace justamente un año, a la OEA, y al propio presidente. En últimas, un pulso más de Uribe y Santos, dos zorros disfrazados de corderos, donde hay que pagar balcón para ver quién engulle a quién. Aunque la sangre de estos tarascazos, que no son los primeros, se lavó en casa y de afán, las heridas van dejando cicatrices en las pieles curtidas de ambos.

Santos dijo que "golpear a terroristas que sistemáticamente están atentado contra la población de un país, así éstos no se encuentren dentro de su territorio, es un acto de legítima defensa y una doctrina cada vez más aceptada por la comunidad y el derecho internacional". Uribe descalificó a Santos por esta andanada y de una vez se descalificó a sí mismo, pues unos cuantos días atrás, el 20 de febrero, el mismo presidente había jurado que no habría terrenos vedados para los jefes de las FARC. En uno de sus consejos comunitarios los acusó de posar como poetas e intelectuales, sentenciando que “allá donde se encuentren, discretamente, pero eficazmente, en algún momento les llegaremos". Y es de creerle: es su digno estilo. Pero, entonces, ¿quién los entiende?

El salto con garrocha


El júbilo por "Jaque", la operación que también resultó ser un montaje. Juan Manuel Santos y el comandante de las Fuerzas Militares, Freddy Padilla.

El despropósito de Santos, según lo previsto, despertó la inmediata reacción de Ecuador y Venezuela. Como figura arrullada desde la cuna por las rotativas y como buen fruto maduro mediático, Juan Manuel convocó el Consejo Superior de Seguridad y Defensa del modo que más le encaja: públicamente, saltándose todas las talanqueras por la verja.

Juan Manuel también propuso en Washington cerrar el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el organismo colombiano de inteligencia, que depende de la presidencia, cuando los medios dijeron lo que él y medio mundo hace años que sabían: que espiaba a políticos, periodistas, magistrados, jueces, al igual que a los funcionarios contratantes. Una propuesta que sonaría bien, teniendo en cuenta lo desgraciada de la institución, un nido de paramilitares y narcotraficantes, si no fuera por la sarta de improcedencias obvias que tiene: La hace quien no debe ni tiene por qué, en donde no es ni debería ser, y, quién lo duda, otra vez, en una conferencia de prensa.

Santos tiene plazo hasta mayo para dejar el Ministerio de Defensa, si no quiere inhabilitarse como candidato presidencial para 2010. De ahí que el ministro haya iniciado ahora una frenética búsqueda de protagonismo en la escena nacional. Y él sabe de sobra que uno de los ruedos más floridos para sus intenciones es el internacional. Echándole leña al fuego del conflicto diplomático con Ecuador, Santos también espera echarle más tierra al inoportuno escándalo de los falsos positivos, algo tan oprobioso que ni el forzado derrumbe de las pirámides y de DMG logró tapar.

El gringo ahí


Juan Manuel Santos y el almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, promotor de la "colombianización" de México.

Y mientras el mundo se caía encima y Uribe trataba de agarrar el desbocado toro por los cuernos, el altivo ministro atendía servil a un almirante, Michael Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Porque el espanto sabe a quien le sale. Y ahí mismo dijo lo que tenía que decir: “Luego de una revisión al tema de los Derechos Humanos, se llegó a la conclusión de que el problema de las ejecuciones extrajudiciales quedó resuelto”. No es un chiste. Juan Manuel lo dijo textualmente, al término de la reunión con el almirante gringo, en la que “negociaba” la ampliación del acceso de los Estados Unidos a las bases colombianas.

Varios interrogantes en relación con las palabras de Santos y varias certezas en cuanto a su reunión con el almirante. En lo primero: ¿Revisión al tema de los Derechos Humanos? ¿Como por qué o para qué? ¿Revisados por quiénes? ¿El ministro y sus militares? Según la forma de decirlo, ¿se llegó a una conclusión final o más bien se está partiendo de un dictamen a priori? ¿O es una plegaria de esas que funcionan de tanto repetirlas? ¿Problema resuelto? Otra vez, ¿para quién o quiénes? ¿Por qué suena la frase como si fuera el párrafo final de alguna de las resoluciones inútiles que el ministro prepara? Como para: “¡Publíquese y créase!”, en “El Tiempo”, claro, el gran reparador de entuertos de Santos, que tiene la vistosa virtud de “trocar lo sucio en oro”.

En lo segundo, en todo caso, Juan Manuel Santos lo que viene negociando no son bases, que ya están entregadas, sobre todo, cuando los del norte tienen que poner antes de siete meses los pies en polvorosa de la base militar de Manta, en Ecuador, ahora campechanamente llamada “puesto de operaciones avanzadas” (FOL, en inglés). Tampoco negocia extradiciones, que ya están listas.

Lo que Juan Manuel Santos anda buscando donde no se le ha perdido es la venia Obama para su candidatura en ciernes. A eso fue en su último periplo al imperio, en el que Uribe lo encartó con Jorge Bermúdez, una especie de hábil ordenanza que funge como Canciller. Bush bendijo a Uribe en su rancho de Texas, Santos busca urgido que lo unjan y le santigüen su soñado virreinato. Al fin y al cabo, él se cuidó de juntarse más de lo debido con Bush, apenas si una foto. Nunca fue un muchacho bendito en la Aeronáutica Civil de Pablo Escobar, su nombre no figura en ningún listado de narcotraficantes de la CIA, y lo malo que pueda endilgársele, o son órdenes de arriba, o son insubordinaciones y desobediencias de abajo.


La foto con George W. Bush: ¿Una orden del corazón o del jefe?

Meta a la vista

Santos es un peligro andante, que ve molinos por todos lados. En verso: Un negativo cierto, que no ha quedado resuelto. En prosa: Un riesgo de candidato presidencial, al que le importan los fines mas no los medios para lograrlos. Un Juan Manuel hasta ahora ilusionado con las mentirillas que el jefe le metió a la Merkel en Alemania, donde aseguró sin que nadie le preguntara, ni le entendiera, ni le importara, que no buscaría una segunda reelección. Un Santos acorralado entre un ministerio que ya le quedó pequeño y una candidatura presidencial que a estas alturas todavía le queda grande, pues al igual que al resto de uribistas, mientras Uribe siga siendo presidente y siga siendo candidato presidente, ellos no serán ni lo uno ni lo otro.

El partido de la U, un engendro de Juan Manuel Santos otrora con futuro, al que le llegó el porvenir y fue partido y repartido de mala manera, salió de atarantado a convalidar la aventurada perorata de su ex jefe. Tal vez para compensar a su patricio por haberle cortado el paso hace poco, negando la opción de que el presidente de la colectividad fuera a la vez candidato a la presidencia del país, una aspiración evidente de Juan Manuel, para matar dos cargos con un solo ministerio.

El pobre partido de la U, en el que ocho de los 23 fundadores están metidos hasta el tuétano en el proceso que lleva la Corte Suprema por su presunta relación con el paramilitarismo. Sus militantes sostuvieron una vez que era la “u” de la unidad, cuando todo el mundo sabía que era una “U” con mayúscula, lambona y oportunista, que se colgaba de un Uribe muy popular. Efímero partido que ahora quema sus últimos cartuchos defendiendo a sus jefes idos: a Carlos García Orjuela, de la Fiscalía, detenido desde el año pasado acusado de vínculos con las buenas almas que sabemos; a Luis Guillermo Giraldo, por cerril, que se enredó solo en las cuentas de su idea peregrina del referendo reeleccionista, y ahora a Juan Manuel de sí mismo, por mezquino y porque la ambición no deja de romperle el saco.

Santos de votos


Santos en campaña, ¿militar y electoral?

Ecuador y Venezuela deberán prender velas para que este Santos se entretenga en los asuntos de su competencia, que son muchos, como ministro mandando tropas a Afganistán o la península del Sinaí, como candidato en su pelea de gallos con Germán Vargas Lleras, como ministro candidato prometiendo plata para carreteras y metiéndole el palo a la rueda de tantos, como jefe de partido deshaciéndose de sus principales colegas y seguidores, como fundador de fundaciones para el buen gobierno (un embeleco del que ya los Clinton ni se acuerdan), como dueño de medios tejiendo y destejiendo la red y haciendo alardes de perito en desinformación y despistes, o como asesor en presentaciones de Power Point.

Y los colombianos prendiéndolas y rogando que se solace en sus operaciones “Fénix”, “Jaque” o “Libertad” (¿duradera?), asuma con dignidad la responsabilidad política de sus actos, haga a un lado las cajas de dinamita y apague los fósforos, y que, por Dios santo, no siga reduciendo la cantidad de pobres en el país a fuerza de aumentarlos en las fosas comunes. Causas inútiles, ya lo sabemos.

Con el Grupo Planeta de España adentro del periódico El Tiempo (el 55%), el mundo de antes ya no es el mismo. Aunque hay un subalterno en la dirección, también le rendirá a otros jefes, quienes además aseguran que fundamentan su filosofía en principios como la ética. Y tampoco está el hermano, Enrique, que se fue de “Contraescape”, mejor dicho, de codirector a columnista. Un enredo para Juan Manuel, que en este campo le quedaría el refugio de una columna, si los socios pasan por alto lo de la moral, la ética y demás guarniciones.

A Juan Manuel, entonces, apenas le queda abierta la puerta de la política. Y aunque aquí no hay españoles ni asuntos de ética a la vista, sí queda muy poco del otro tiempo, el que no se mide en ediciones ni tirajes, sino en días y semanas. En Colombia, las carreras políticas están llenas de precipicios y los contendientes salen de los matojos de las encuestas. Juan Manuel lo sabe bien. Le quedará difícil repetir de ministro. Bastan tres ministerios seguidos a cuestas.

Juan Manuel no puede correr el riesgo de estar más años a la vera del camino, porque lo más probable es que se quede viendo un chispero. Es ahora o nunca. He ahí, no la cuestión, sino el riesgo. Porque cómo será Juan Manuel de peligroso, que los Estados Unidos lo ven con buenos ojos; los militares colombianos no quieren de ministro a otro que no sea él; la extrema derecha lo honra, y Pedro Carmona Estanga, el empresario bribón y golpista venezolano, que conspira contra el gobierno del presidente Chávez desde su asilo en Colombia, lo considera su amigo.

El lobo feroz ya se ha comido una buena parte de la abuelita y tiene ante sí el último chance de comerse la Caperucita presidencial. Ojos despiertos y oídos atentos. Que Santos no se resignará de nuevo a ser el motivo de un viejo chiste de salón, según el cual, en las encuestas, él siempre pierde frente al margen de error.


¿Y al ministro quién lo ronda?


Artículo reproducido por: 
Rebelión, Telesur, Patria Grande - El periódico del ALBA, Kaosenlared.

viernes, 6 de marzo de 2009

La actual situación de los migrantes en Estados Unidos

Teresita Jacinto, profesora y activista de la organización "Mexicanos sin Fronteras", con sede en Farmville, Virginia, fue entrevistada por Juan Alberto Sánchez M., para el programa "Tierra en espera" de YVKE Mundial.

Teresita describe y analiza la difícil situación que afronta actualmente la población inmigrante en los Estados Unidos. A la política de represión y maltrato al inmigrante, se añade ahora la crisis económica general, incrementando las detenciones, causando la desintegración de las familias y la miseria económica para una de las poblaciones más vulnerables y desvalidas.

Distintas organizaciones de inmigrantes demandan al gobierno de Barak Obama una reforma migratoria , un alto a las redadas y una moratoria a los embargos hipotecarios. Sin embargo, el cambio del gobierno en el país aún no se refleja en ninguna mejora en las condiciones.

Descargue y escuche la entrevista completa con Teresita Jacinto, seleccionando el programa número 18, en la pestaña de "Tierra en espera", parte superior de la columna derecha.

Abogado Enrique Santiago: "Santos miente. No existe ninguna doctrina que ampare incursiones"

Por: Patricia Rivas

El abogado español Enrique Santiago, especialista en Derecho Internacional Humanitario y buen conocedor de la realidad latinoamericana, declaró a YVKE Mundial que "no existe ninguna doctrina que permita a un Estado realizar una incursión fuera de sus fronteras, si no es estrictamente con una resolución al efecto de las Naciones Unidas. Cualquier país que realice una incursión armada fuera de sus fronteras, salvo en el caso de defensa contra una agresión de una potencia extranjera, está cometiendo una ilegalidad".


Enrique Santiago se refirió a las polémicas declaraciones del ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, quien cumpliéndose un año de la masacre perpetrada por el ejército colombiano en territorio ecuatoriano contra un campamento de las FARC, declaró este domingo que "atacar fuera de sus fronteras a fuerzas irregulares es un acto de legítima defensa y una doctrina cada vez más aceptada por la comunidad y el derecho internacional".

"No existe ninguna doctrina que permita a un Estado realizar una incursión fuera de sus fronteras, si no es estrictamente con una resolución al efecto de las Naciones Unidas. Cualquier país que realice una incursión armada fuera de sus fronteras, salvo en el caso de defensa contra una agresión de una potencia extranjera, salvo en ese caso, está cometiendo una ilegalidad. Me imagino que el Sr. Santos se refiere a la doctrina de la era Bush, que es una doctrina más que finalizada, enterrada, despreciada y condenada incluso por la actual administración norteamericana, que se ha puesto a revisar todos estos presupuestos".

"Al ministro Santos hay que decirle que está mintiendo, no existe ninguna doctrina. Es una actuación unilateral del Gobierno colombiano y atenta claramente contra la soberanía y los derechos de los terceros estados en los que se produjeran estas agresiones del Gobierno colombiano".

"Si el Estado colombiano o cualquier otro Estado tiene interés en perseguir a una fuerza insurgente que pudiera buscar refugio en un tercer Estado, lo que tiene que hacer es activar los mecanismos de colaboración jurídica internacional con esos Estados, que a fin de cuentas esos mecanismos de colaboración jurídica internacional son los métodos de relación entre las naciones civilizadas, y política de Estado que no recurra a esos métodos, difícilmente puede ser calificado de nación civilizada".

Venezuela y el "informe" del Departamento de Estado

Dada la dilatada trayectoria de Enrique Santiago en la defensa de los derechos humanos (ha sido abogado de la acusación popular en casos como el de Augusto Pinochet o Miguel Ángel Cavallo, y destacado defensor del derecho de asilo desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado), YVKE Mundial le preguntó sobre el informe que el Departamento de Estado publicó recientemente sobre la "situación de los derechos humanos" en el mundo. Ésta fue su respuesta:

"Desde luego, no se puede presuponer imparcialidad a uno de los estados más belicistas del mundo, en este caso a los Estados Unidos, a la hora de elaborar informes de parte para decidir quién viola los derechos humanos y quién no los viola. La prueba más evidente es que en las últimas décadas no ha habido mayor prostitución de las libertades públicas internacionales y de los derechos humanos que la visión estadounidense de las retenciones extraordinarias, es decir, los secuestros de ciudadanos de cualquier país en cualquier lugar del mundo por parte de funcionarios de los Estados Unidos; la puesta en marcha de Guantánamo, que no es un limbo jurídico, es una absoluta ilegalidad en el terreno jurídico internacional; la vulneración de todos los derechos al debido proceso y a la defensa de cualquier sospechoso; incluso, la creación de una categoría general de Derecho, como es esto de los "combatientes enemigos" a los que supuestamente no se les puede aplicar las normas de las Convenciones de Ginebra".

"Que el mayor violador en estos momentos de la legalidad internacional pretenda, mediante un informe, establecer quiénes cumplen y quiénes no cumplen la normativa de los Derechos Humanos, no tiene ningún sentido y tiene todavía menos credibilidad".

"Venezuela ha sido felicitada por organismos de Naciones Unidas como el PNUD por haber ascendido en los últimos 10 años 8 puestos en el Índice de Desarrollo Humano, y desde luego, en el caso de Venezuela, creo que es la tercera vez, porque actualmente hay una denuncia en la Corte Penal Internacional contra el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Creo que es la tercera vez que se interpone esta denuncia, y nunca ha llegado a ningún lado. Es evidente que lo que se está intentando es tergiversar la realidad de muchos países y, sobre todo, deberíamos comprender que son sólo organismos especializados en materia de derechos humanos, como los organismos internacionales, quienes estarían calificados para otorgar calificaciones en materia de derechos humanos, y nunca un Estado que en la última década se ha configurado como uno de los mayores violadores de los derechos humanos, incluido el derecho a la paz, por la realización de múltiples agresiones a Estados soberanos"

domingo, 1 de marzo de 2009

La organización "Medios Alternativos de América Latina" se pronuncia ante masacre de Israel a Palestina


"Medios alternativos de América Latina" ha acordado un documento con relación a la masacre del Estado de Israel sobre el pueblo palestino. Declaración de "Medios Alternativos" sobre el genocidio Israelí al Pueblo Palestino.

Aunque se llevó a cabo el retiro de las tropas israelíes en la Franja de Gazas y el cese del fuego desde la grave “unilateralidad” del Estado de Israel, el conflicto en Medio Oriente está lejos de una paz verdadera y estable. Por eso, declaramos:


• Que la operación “Plomo fundido” llevada adelante por el Estado de Israel, con la complicidad y consentimiento del gobierno de EE UU, significa una violación a los derechos más elementales de los pueblos que debe ser encuadrada en un claro genocidio y crímenes de lesa humanidad, por los organismos internacionales y el Estado Nacional. Que debemos repudiarlo, los pueblos en su conjunto, desde todas las fuerzas que contamos para hacerlo.

• Que los medios masivos de comunicación hacen un uso tendencioso de la información generando pánico o inmovilización con el propósito de impedir una clara conciencia sobre la realidad. Que ocultan y tergiversan los hechos con el objetivo de:

1. Considerar a las víctimas como victimarios.

2. Justificar la matanza que el Estado de Israel lleva a cabo sobre el pueblo palestino bajo la excusa de la agresión de Hamas.

3. Ocultar que los territorios palestinos han sido usurpados por Israel, y el auténtico origen del conflicto. Que fue Israel quien rompió la tregua de paz (secuestró a legisladores, asesinó a siete palestinos, construyó muros, impuso un bloqueo criminal antes de que ganara las elecciones Hamas) • Que la guerra es inherente a la política de los opresores tanto como imponer su dominación económica, política y cultural a través de formas que ellos disfrazan como “pacificas”.

• Que el derecho a la autodeterminación de los pueblos es inalienable. Que los derechos en su conjunto se ejercen y son indivisibles, de lo contrario no existen. El pueblo palestino debe ser reconocido en su autonomía por la comunidad internacional y por el Estado de Israel recobrando su territorio usurpado y destruido.

• Que reconocemos el pleno derecho del pueblo palestino a defenderse de la agresión sionista. Que repudiamos enérgicamente la violencia de la cual sólo es responsable el Estado de Israel que asesina a una población civil inerme, en clara violación al derecho internacional.

• Por todo esto convocamos a todas las organizaciones e individuos que tengan acceso a esta declaración para:

1. Difundir las informaciones que lleguen desde los territorios ocupados por Israel para quebrar el bloqueo informativo

2. Exigir a los gobiernos la ruptura de relaciones comerciales y diplomáticas con el Estado de Israel hasta que el retiro de tropas y cese del fuego se consoliden en un genuino acuerdo de paz y justicia con el sostén de los Estados.

3. Exigir que se enjuicie al Estado de Israel con sus responsables ideológicos y ejecutores directos de tan grave delito. 4. Realizar una campaña de solidaridad material de recolección de alimentos y medicamentos para enviar al pueblo palestino.

María Mayela Padilla en "Crónica musical"

CRÓNICA MUSICAL, el canto popular y rebelde contra el olvido, está dedicado esta semana a conocer y compartir la música de la folclorista costarricense María Marcela Padilla Monge.

Una ocasión para disfrutar del canto auténtico de esta interesante artista, expresión de la tradición musical popular y campesina del país centroamericano.

El programa puede descargarse completo en la pestaña de "Crónica musical", en la columna de al lado (parte superior derecha).

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